CAPÍTULO 45-.

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Me encuentro de nuevo en el pasillo frente al hombre, me obligo a mí mismo a olvidarme de todo y concentrarme en el plan, debo salvar a ese chico.

Me coloco en frente del señor que debe ser un trabajador a juzgar por su vestimenta. Coloco una mano en su frente y dejo que mi energía fluya a través de los dos cuerpos.

Arde, me arde todo el cuerpo al notar cómo mi energía viaja de un cuerpo a otro usando mi mano como puente de conexión.

El proceso dura más de lo que esperaba y procuro mantenerme de pie mientras noto que abandono mi cuerpo, hago un esfuerzo gigante por no gritar para no llamar la atención si todavía no nos han cogido.

Un último esfuerzo, solo un poco más y lo habrás conseguido, me limpio el sudo de la frente con mi brazo libre y doy un último empujón, la sensación es horrible y no entra aire en mis pulmones creándome una asfixia que en pocos segundos acaba conmigo y noto como caigo al suelo.

Una tos muy violenta hace que mi cuerpo se convulsione, me pongo de lado y vomito antes de quedarme en el suelo cargando mi cuerpo de aire.

¡La puja! ¡Me quedo sin tiempo! Es ese pensamiento con el que me obligo a levantarme confirmando aliviado que me encuentro en otro cuerpo, me encuentro dentro de un hombre enchaquetado perteneciente a la seguridad de Aswad. Avanzo a duras penas por el pasillo y a medida que ando van desapareciendo los espasmos que antes se adueñaban de mis extremidades, un sentimiento de alivio recorre mi cuerpo al oír los gritos del encargado de llevar la puja. No llego del todo tarde.

No tardo mucho en poder controlar todas las extremidades de mi nuevo cuerpo y ya voy corriendo por los pasillos con un objetivo concreto, necesito llegar al generador que sustenta de energía al rascacielos.

Bajo a toda prisa por las escaleras, agradezco que el chico esté en bastante buena forma y me permita bajar las escaleras sin dificultad aparente, antes de lo que esperaba llego al subsuelo, luces auxiliares hacen el intento de iluminar la estancia consiguiendo crear parches de luces y sombras.

Avanzo por un pasillo de paredes de cemento, a plena vista está que no se han esforzado por que la parte del subsuelo del rascacielos luzca como la superficie.

Giro una esquina y un hombre y una mujer se encuentran vigilando una de las puertas, las luces y sombras remarcan sus rasgos haciéndolos ver peligrosos y letales.

Me froto las manos en el traje y me limpio el sudor de la frente, doy un paso tras otro y miro al frente, tengo que parecer lo más normal que pueda, allí se encuentra el generador.

— ¡Alto! ¡Identifíquese! — La mujer alza la voz y me da un escalofrío, esta es la mía.

— Aswad me ha mandado para hacer una revisión del generador y asegurar que todo va como se ha planeado — La voz no me tiembla y me doy una palmadita de aprobación.

— No tardes mucho — Se limita a decir el chico.

Me acerco a la puerta y la estudio, en unos segundos sé que voy a tener problemas, la puerta cuenta con un identificador táctil.

— ¿A qué esperas? — Me espeta el chico.

Acerco el dedo al identificador y le cuesta unos segundos leérmela debido al sudor de mis manos, cuando esto ocurre todo va a peor, una luz roja se hace visible y una señal de alarma empieza a sonar, ¡Mierda!.

— ¿Quién cojones eres? — En esta ocasión es la mujer la que reacciona primero, coge su arma pero para ese instante yo ya he reunido una cantidad de energía bastante notable en la palma de mi mano y le doy de lleno haciendo que pierda la consciencia.

Lo Invisible LI#1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora