Odiaba estar así, esto no era lo mío definitivamente no, me agobiaba; pero ya era hora de tomar una decisión. Me encontraba acostada en mi cama pensando en lo que debería hacer, me sentía entre la espada y la pared, eran las once de la noche y estaba ahí en la cama recordando momentos con Adrian, ya estaba cerca de cumplir tres meses con Alex y no sabía que diablos hacía pensando en Adrian. Claro era porque ahora tenía sucesos con él, que me ponía a recordar.
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Momento #1
- Ya son las cinco y no viene nadie.-Es cierto, creo que no van a venir.- dijo con una sonrisa pícara.
Estábamos fuera del local porque estaba cerrado, y aun no llegaba nadie para ensayar. Yo debía ir a pagar mi banda de escolta del pabellon nacional (quinta mejor alumna de la Institución) pronto sería la proclamación de ello junto con el juramento de la bandera.
Adrian me acompañó porque nadie venía, así que fuimos y luego nos detuvimos en un pequeño parque y me senté en un columpio, el lado mío.
¿Qué tal si vamos a caminar?.- me sonrió al terminar de hablar.
-Vamos.-dije sin dudar.
Y fuimos al sendero por donde se iba a las rocas a donde solía ir con Alex, no pude dejar de reír cuando un perro salió de una casa a ladrarnos y Adrian me abrazó por detrás asustado. Mis carcajadas desaparecieron luego de quince minutos, su cara de espantado era demasiado graciosa.
Y mientraa caminábamos siempre que un perro salia el repetía lo del abrazo, a veces creía que lo hacía a propósito; pero desvanecí esa idea, me contó sobre su trauma con los perros cuando era niño. Íbamos hablando de muchas cosas, me hacía reír, me prestaba atención, era muy lindo.
Llegamos a las rocas y nos sentamos un rato a charlar, el tiempo parecía no hacerse notar porque habíamos perdido la noción del tiempo, ya eran las seis con cuarenta y cinco minutos debía regresar a casa pronto. Me paré para seguir caminado y ya estaba oscuro, bajamos por un pequeño camino y cerca había una casa abandonada con un mirador a lado, Adrian fue hasta ahí y lo seguí, la vista de la ciudad era impresionante, las luces y el viento soplando dejaba un ambiente acogedor. Me di la vuelta para volver a emprender mi regreso a casa pero Adrian estaba atrás, tan cerca que sentía su aliento cerca de mi rostro, nuestros ojos mirándose fijamente, alzó su mano a una de mis mejillas, el viento sopló un poco más fuerte y empecé a temblar, dudaba entre si por el frío o por lo que estaba pasando. Cerré los ojos y en unos segundo sentí sus labios en los míos, tímidamente correspondí al beso, mi mente estaba apagada, mis sentidos desconectados de mi cerebro, estaba besándolo.
Cuando terminó me separé asustada, no era posible ¿qué había hecho? Adrian me observaba con una mirada de disculpa, yo me sentía bien y mal al mismo tiempo.
-Es mejor que ya nos vayamos, voy a llegar tarde.- dije apartándome y caminando tan de prisa.
Mientras caminábamos él se disculpaba y yo decía que no pasaba nada. Había que admitirlo, no era culpa suya, creo que cualquier chico besaría a una chica que le guste y no esté en ninguna relación, pero ahí el problema, yo si tenía una.
Decidí ir a casa sola y el aceptó, había hecho una barbaridad. Lo peor era que aquel besó me gusto un poco, aunque al final haya tenido un sabor amargo porque caí en cuenta de que eso estaba mal, lo había diafrutado.
Momento#2.
Era un día antes de la proclamación y tenía que comprar guantes, estaba pensado en que haría, mamá estaba de viaje y llegaría en la madrugada, tenía que comprarlos pronto pues todos los colegios tenían ese programa mañana y eran miles de estudiantes.
-¿Sigues pensando en lo que sucedió?.
-No, es otra cosa.- contesté con la mirada perdida.
Había transcurrisdo una semana desde aquel beso, decidí hacer como si no hubiera pasado nada y fue difícil porque Adrian cada rato hacía preguntas sobre eso, pero yo respondía cortante. Para mí eso, a pesar de ser un momento lindo fue un accidente, no quería arruinar una amistad aun si estaba confundida, no dejaría que eso ocurra.
Le conté el problema de los guantes y decidió ayudarme prestándome dinero para ir a comprarlos.
-No debes molestarte, no es para tanto.- susurré. Ross estaba cerca de nosotros.
-No es tanto, solo quiero ayudarte, vamos por el dinero, debes comprarlos pronto.- voceó haciéndome una señal con los ojos para salir.
El profe aun no llegaba, ya era media hora tarde del tiempo en que solía llegar normalmente. Salimos, el atras de mí y noté como todos nos miraban, escuché los chiflidos y voces murmurantes. Adrian me llevó hasta su casa y como siempre íbamos sonriendo y charlando.
Lo esperé en una esquina hasta que regrese, me sentía extraña y algo animada, él se preocupaba mucho por mi bienestar, mientras Alex seguía con su comportamiento raro.
Fuimos a comprar los guantes pronto y me acompañó a casa, estaba oscureciendo, se detuvo en la esquina antes de llegar a mi casa y yo regresé a verlo.-No necesitas devolverme el dinero, no costaron mucho y es un regalo para la chica que me hace sonreír todos los días, mi pequeña sagitario.- hablaba bajito y dulcemente.
-Lo siento, pero no puedo hacer que gastes tu dinero en mí, no esta bien.
-Bueno entonces si tanto quieres pagarme, me debes comprar un helado de chocolate mañana.
-¿Estás loco? Esto cuesta más que un helado, no es justo que hagas cosas que...
Nuestros labios juntos de nuevo, un beso robado es lo que estaba sucediendo, linda forma de callarme decía entre mí, caí en cuenta que no quería parar. No era posible, era una persona horrible, ¿yo siendo infiel?, ¿quien soy? Aquellas preguntas pasaban por mi cabeza mientras terminaba de disfutar el beso.
Debía decirle la verdad.Momento #3
"Decídete por mí, decídete por mí amor"
Venía cantando a mi lado mientras me acompañaba a casa, dos días atrás le había contado la verdad. Y no lo tomó muy mal, decía entenderme; pero creo que fue porque le conté que me gustaba él y me sentía confundida.-Cantas horrible.- afirmé riendo.
-Es para que me elijas.- voceó riendo y tomando mi mano.
-No puedo hacerlo, es mi mejor amigo Adrian, no puedo hacerle algo así.
- Pero su relación es inestable, tu mismo crees que no duraran mucho. Jamás encontraré alguien igual que tú. Sheccid por favor, quédate conmigo.
Sus cara y sus palabras me hacían dudar, que fea sensación. Recordaba esa frase de "si tienes que elegir entre dos personas, quédate con la segunda, porque si hubieras querido a la primera, no te hubiera gustado la segunda persona".
Tenía algo de razón, pero sentía un compromiso grande con Alex, yo sra una persona importante para él, aunque ya no lo demostraba pero como su mejor amiga y enamorad iba hacerle algo así. A pesar de su indifernecia, su falta de atención, su extraña actitud debía portarme bien.
Eso era lo que sentía, no sabía porque, a ratos quería estar con Adrian y decirselo a Alex, pero no, eso no debía ocurrir.******
Esos y más recuerdos cruzaban esa noche por mi cabeza, su presencia en el día de la proclamación, sus mensajes, su dedicación de "sweet child o mine" mi canción favorita, de mi banda favorita y la suya también.
El reloj marcaba ya las doce y media de la noche y mis párpados empezaban hacerse pesados, mis ojos se cerraban lentamente.Mi elección era Alex a pesar de que Adrian parecía gustarme más y digan que él era a quien debía elegir.
Ese maldito idiota era mi elección.
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Historial De Un Amor
Romance-¿Por qué estamos caminando por media vía? Creo que así, si moriremos -Mejor, al menos en el infierno o el cielo podremos estar juntos. -Preferiría el cielo.-dijo mirando al frente. -Bueno si de eso se trata, no me importaría ver mi pelo c...