-¡Despierta dormilona!
Su voz. Esa voz que identificaba por completo. La escuchaba muy lejana.
Apenas podía moverme, notaba mi cuerpo cansado, como si me hubieran golpeado con millones de cosas, y tirado toda una casa encima.
Me armé de valor y abrí mis ojos. Y lo que vi no fue para nada agradable...
-Vaya, vaya. Si es mi princesita durmiente -su voz ahora sonaba más cercana que antes, y eso me producía escalofríos -¿Has dormido bien? -ahora podía ver su rostro completamente, no cabía duda de que era él. El mismo que minutos antes se abalanzó sobre mí.
-¿Dónde estoy? ¿Por qué estoy aquí? ¿Qué te he echo yo? -intentaba articular palabra mientras me incorporaba en la silla. Estaba atada por las muñecas y los tobillos.
-Siempre es lo mismo, ¿es que no cambiáis? -acercó su rostro al mío intimidantemente -Mira, seré rapidito explicándotelo.
Se alejó de mi y empezó a caminar nerviosamente en círculos por la sala.
-Hablando claro. No soy un humano normal y corriente, y creo que tú misma te diste cuenta -paró unos segundos de andar para mirarme fijamente. Cuando apartó su mirada de mí comenzó a andar de nuevo -. Somos mucho mejores que ellos, tenemos poderes, habilidades increíbles, somos invencibles... En fin, todo lo que un humano desearía tener.
-¿Somos? -la pregunta se escapó de mis labios en milésimas de segundos. Si no soy una humana, ¿qué se supone que soy ahora?
-Exacto, somos -se volvió a acercar a mí intimidantemente y me giró la cabeza -. Los efectos tardarán muy poco en aparecer. Te seré sincero, te sentirás como una mierda, pero después lo agradecerás. Créeme, la recompensa es mucho mayor.
-¿Qué efectos? ¿Y qué soy? -intentaba que mi voz sonara autoritaria, pero estaba tan aterrada que me era imposible.
Lo miraba a los ojos intentando leer sus intenciones conmigo, pero solo conseguía temerle más. La idea de no saber qué iba a ser de mí me estaba matando.
-Deja ya de preguntar. Tú misma te responderás a tus preguntas -se le notaba en la voz que estaba enfadado. Ya había apartado su mirada de mí desde hace unos minutos. Ahora estaba parado, mirando a lo que creo que era una puerta.
-Entonces quiero saber qué es este lugar -ahora yo miraba inquieta las cuatro paredes que nos rodeaban.
No había absolutamente nada, solo nosotros dos.-Pues, un lugar -en su rostró apareció una pequeña sonrisa acompañada de una voz irónica.
-Qué gracio...-no pude terminar de hablar a causa de una gran arcada.
-¡A esos efectos me refería! Te lo vas a pasar pipa. -alzó los brazos mientras hablaba, divirtiéndose con la situación.
Intenté contestarle, pero no pude. Empecé a toser muy bruscamente de repente. No podía controlarlo.
Por una gran mancha en mi pantalón supe que nada iba bien, estaba escupiendo sangre. Mucha sangre.
-Tranquila, eso es normal, tu cuerpo se está descomponiendo -empezó a decir para burlarse de mí -. Y me estás dando mucho asco, así que me voy, ¡que disfrutes! -dijo mientras cruzaba la puerta.
Me quedé allí sola, atrapada en el centro de la habitación.
Notaba como mi respiración se entrecortaba. A cada bocanada de aire menos oxígeno me entraba. Estaba absolutamente agobiada.
No paraba de toser sangre. Es mi fin. No puedo creer que mi vida acabe aquí, en manos de un estúpido con algún desorden cerebral.
Me pasé lo que me parecieron horas, tosiendo y sin poder respirar. Mi ropa estaba completamente manchada de sangre, y mis pies bailaban en un gran charco rojo. Empezaba a desmayarme debido a los grandes esfuerzos que hacía por mantenerme despierta. Con vida.
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La Esclava
Про вампировYo creía en los cuentos de hadas y en las historias bonitas. Creía en la vida, en las casualidades. Pero ahora mismo puedo afirmar que nada es lo que parece, así que aférrate a lo que puedas, como yo hice. Cuando de verdad te encuentres solo, estará...