Chillé su nombre miles de veces. Y nunca hallaba respuesta.
Mis esfuerzos estaban siendo para nada. Adam había desaparecido. Como si el viento se lo hubiese llevado. Eché a llorar.Me senté en el suelo. Intentando controlar mi llanto.
-Adam... -susurré entre sollozos.
Seguía ahí. En mitad del bosque. Y habían pasado unos interminables minutos desde que salí a buscarlo.
Aguidicé mis sentidos. Para poder verlo en la oscuridad, escuchar aunque fuera el latido de su corazón, o cualquier cosa que pudiera indicarme qué le había ocurrido.
Y lo conseguí...
El olor de su sangre inundó mis fosas nasales. Y no se encontraba muy lejos de mí. Eché a correr hacia esa dirección.
Caí al suelo de rodillas, cuando mis ojos encontraron aquello que andaba buscando. Y me maldije por haberlo dejado ir solo. Por no haberlo seguido. Y por ser tan estúpida hasta tal punto de llegar a creer que todo estaría bien. Ese ya no era Adam. Al menos no al que yo conocía. Solo era su cuerpo. Sin alma... Sin vida...
-Dios mío... -maldije tapándome la cara con las manos. Las lágrimas que brotaban de mis ojos no me dejaban ver con claridad.
Me arrastré por la maleza, sin valentía. Porque no quería verlo de cerca. No quería darme cuenta de que de verdad se había acabado. Y de que nada sería lo mismo sin él.
Mi corazón se desgarró al ver su rostro...
Esa mirada que tanto adoraba. Ya no existía. Ni mucho menos, él.-Adam, no... -suplicaba abrazando su cuerpo - ¡No me hagas esto, por favor! -rogaba con todo el dolor que sentía.
Su piel no trasmitía ningún calor. Y aquellos labios que tanto deseaba besar, habían perdido el tono rosado por completo... Su cuerpo ya no trasmitía nada. Solo dolor.
Peiné su cabello con mis manos. Mientras mis lágrimas caían en su rostro.
Perdí la cuenta de cuántas veces sacudí su cuerpo. Intentando de alguna manera hacerle despertar. Pensando que solo estaba dormido. O que se había desmayado. Pero fue entonces, cuando me di cuenta, de que alguien le había atacado. Porque de su cuello había brotado mucha cantidad de sange, debido a una profunda mordedura. Tanta cantidad que nunca llegé a pensar que cabría en el cuerpo de un ser humano.-Dime quién te ha hecho esto -ordenaba mientras sacudía sus hombros. Intentando de nuevo hacerle despertar. Pero su cuerpo no trasmitía ninguna señal. Ya que solo era eso. Un cuerpo.
Adam se había ido. Y yo me negaba a aceptarlo. Porque todo estaba tan bien. Era tan perfecto. Que nunca pude llegar a imaginarme que algo así pasaría.
Rasgué mi ropa de la furia. Mientras lloraba sin parar, y chillaba de dolor. Era como si mi corazón se estuviera quemando. Y yo no pudiera hacer nada para salvarlo. Porque mi corazón era de Adam. Y ahora él no estaba.
¿Qué voy a hacer yo ahora? Si no tengo motivos para seguir adelante...
Cerré sus ojos con cariño. Y besé sus labios por última vez. En un intento falso de despedida. Porque en mi interior vivía la esperanza de que pudiera despertar de nuevo.
Y negándome a dejarlo ahí. Tapé su herida con un trozo de mi camiseta. Y lo llevé a su casa. Porque no iba a ser igual de animal, que aquel que le atacó. Al dejarlo ahí tirado.
Más tarde, cuando llegé a su casa. Tumbé su cuerpo en la cama. He intenté lavarle la cara. Pero no pude conseguirlo...
Con solo volver a mirarlo. Comencé a llorar. Sintiéndo más fuerte, el gran vacío que apuñalaba mi corazón, y cómo me quemaba.***
Me pasé horas interminables llorando en el baño. Sin valor a salir. Por no querer verlo de nuevo. Pero me armé de valor. Y después de lavarme la cara, y cambiarme de ropa. Entré en su habitación.
Intentaba controlar mis sentimientos. Pero se me hacía imposible. Al ver que ya no me llamaba desde su cama. Que ya no me hacía reír. Ni me regañaba para que comiera...
-Tranquila... -susurré mientras suspiraba.
Cogí un barreño para llenarlo de agua, y un paño. Y con cuidado, lavé su rostro.
Y una vez había terminado. Intenté acomodarle la ropa como pude.Decidida a darle una despedida digna. Llamé a Carlos, ya que no sabía si Adam tenía familia. Porque nunca le gustó hablar de ello.
Acabé estampando el móvil contra el suelo. Después de haberlo llamado miles de veces y que ninguna contestara. Respiré hondo. Intentando controlar la situación. Ahora mismo estaba sola.
Pensando con tranquilidad. Llegué a la conclusión, de que seguramente yo sería la siguiente. Así que no disponía de mucho tiempo. Tenía que salir de aquí.
En una pequeña mochila. Guardé el teléfono móvil de Adam, un poco de ropa, y dinero. Y una vez todo en orden. Enterré a Adam, en una pequeña colina. Situada detrás de su casa.
-Ahora estoy en peligro. Y espero salir con vida -susurraba arrodillada en el suelo. Junto a un montoncito de tierra que cubría su cuerpo-. Te juro, por lo más sagrado de mi alma. Que no quedará así -arrastraba mis lágrimas con los puños. Intentando hacerme la fuerte -. Si algo me has enseñado. Es a estar orgulloso de ser uno mismo, a ser feliz, fuerte... Enseñarme que todos nos equivocamos alguna vez. A rectificar... -suspiré al recordar nuestros momentos - Te recordaré siempre, mi idiota. Te amo -susurraba mientras acariciaba la pequeña montaña de tierra. Resoplé una última vez. Y lanzándole un beso, me despedí de él. Para dejarlo marchar. Y le rezé a Dios para que tubiera un rinconcito de cielo para él.
Corrí lo más rápido que pude. Y llegué a un hotel, en el centro de la ciudad.
Mi plan era contactar con Carlos para que se enterara de lo ocurrido. Pero solo tenía ese número de teléfono, y ninguna dirección. Así que decidí que mañana iría a dónde vivía con ellos. Para buscar algún documento, y así encontrar su dirección. Era mi única opción.Perdón por la tardanza. ¡Espero que os guste!
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La Esclava
VampireYo creía en los cuentos de hadas y en las historias bonitas. Creía en la vida, en las casualidades. Pero ahora mismo puedo afirmar que nada es lo que parece, así que aférrate a lo que puedas, como yo hice. Cuando de verdad te encuentres solo, estará...