Estas dos semanas han sido lentísimas. Y más agobiantes que nunca. Pero gracias a ellas, he mejorado muchísimo.
Mi entrenamiento comenzó al día siguiente de beber la sangre de Adam.
En la primera semana no tenía ansiedad por beber. Ya que, la sangre de Adam, apaciguó mis ansias. Entonces, cada dos días, me daba una pequeña dosis de sangre humana. Que hizo que en la segunda semana me acostumbrara, y no necesitara tomar de su sangre para no tener ansiedad.
-Lo llevas mejor que nadie. Y eso es un gran punto a tu favor -siempre me decía sonriente.
En estas dos semanas han habido días buenos y malos. Muchas noches me las he pasado llorando en mi habitación. Al no saber qué sería de mi vida.
No soportaría ver morir a todos mis seres queridos. Menos mal que Carlos siempre estaba ahí para consolarme.
Y por suerte, los días buenos, fueron días increíbles. Como el día en el que Adam y Carlos me enseñaron mi nueva habitación. Que gracias a Dios, habíamos pasado a vivir a otra parte de ese infierno. No podía seguir viviendo entre gritos y toda esa tortura.
Ahora estábamos en otra parte. Aislados de todo. ¡Y tenía mi propia habitación!
Por otra parte. Mi relación con Adam dio un giro completo. Se puede decir que nos odiamos y nos queremos a la vez. Ha sido una gran ayuda para mi en mis entrenamientos. Tanto en cómo aguantar la sed, como en el entrenamiento físico. Las clases con él han sido un cachondeo total. Ya no es el mismo de antes. Y la verdad es que me encanta. Pero intento andarme con cuidado. Ya que no quiero llevarme un gran palo si algo malo me pasara con él.
Ahora mismo no tenemos nada planeado. Todo ha acabado. Todos mis sentidos se han desarrollado completamente en solo dos semanas. Puedo ver cualquier cosa como si fuera un microscopio. Escuchar el más pequeño sonido a miles de kilómetros. Llegar a intuir a través de cualquiera de mis sentidos cualquier sentimiento o intención de las personas. Presto más atención a saborear cuando me alimento, y a sentir cuando me defiendo. Y me he vuelto muy fuerte y ágil. La mejor entre "los especiales", según Carlos. Y mis reflejos han aumentado al máximo, gracias también a las clases de Adam. Él me ha enseñado muchas cosas.
Estaba embobada pensando en todo. Sentada en mi cama mientras miraba al techo. Hasta que un sonido me sacó de mi embobamiento.
Habían llamado a la puerta. Y después de suspirar, me decidí a abrir.
Cuando abrí la puerta, me sorprendí al no ver a nadie. Así que la cerré, y me dirigí de nuevo a mi cama.
-¿Cómo coño has entrado! -pregunté sorprendida al ver a Adam tumbado en mi cama.
-Pues, por la puerta -contestó sonriendo de oreja a oreja.
-¿Cómo mierda lo haces? No me he dado cuenta de nada -dije sorprendida. Ya que ni siquiera lo había intuido.
-¿Te crees que por que hayas mejorado mucho eres mejor que yo? -dijo riendo - Solo eres buena. Pero a mi no me llegas ni a la suela del zapato -contestó haciendo un ademán con su mano.
-Que te den -dije enfadada. Odiaba cuando se ponía así de creído -. Eres un creído de mierda -dije mientras me dirigía hacia la puerta.
Le hice una señal con mi mano. Indicando que saliera. Y al ver que no se movía, hablé.
-Sal -le ordené seria.
-¿De verdad quieres que me vaya? -dijo con el mismo tono de aquella noche en la que me conoció. Eso me puso los pelos de punta.

ESTÁS LEYENDO
La Esclava
VampirYo creía en los cuentos de hadas y en las historias bonitas. Creía en la vida, en las casualidades. Pero ahora mismo puedo afirmar que nada es lo que parece, así que aférrate a lo que puedas, como yo hice. Cuando de verdad te encuentres solo, estará...