Unos días atrás
—¿Por qué me llamaste, Roku? —preguntó Aang, frunciendo el ceño—. ¿Para qué me necesitabas?
No es normal que Roku —el antepasado de Aang en su línea del Avatar— apareciera en sus sueños para pedirle que entrara al mundo de los espíritus, a menos que sea algo completamente urgente como lo era en ese caso. Se encontraban encima del dragón de Roku, mientras volaban por los cielos encima de un pueblo poco conocido pero bastante poblado de gente joven. —Tengo que contarte algo, Aang —dijo Roku después de un largo silencio. Estaba serio y no vacilaba al hablar—. Sobre algo que no creerás que es cierto. Algo prácticamente imposible.
—¿Qué es, Roku? —preguntó el chico, sintiendo como sus manos sudaban por los nervios. Decidió no mirar hacia abajo, puesto que sentía que, aún cuando no podía hacerse daño, los nervios lo traicionarían y caería en picada. Trago saliva—. Me estás asustando.
El mayor le indicó a su dragón que descendiera al pequeño pueblo sin importarle ser sigiloso, puesto que no era posible que los vieran. Y, aún así, esa ciudad ya no existía. Era un recuerdo del pasado, de una persona especial. —Hay otro avatar en el mundo.
Niños de todas las edades corrían por las calles de la ciudad, riendo y saltando sin preocupaciones y, por más que quisiera Aang sonreír al verlos, su mente estaba en otro lado, con las palabras de Roku. —¿A qué te refieres con que hay otro Avatar? —rió nervioso el chico, tratando de sonreír—. Eso es imposible.
—Aang, nada es imposible. No es la primera vez que algo así sucede... —dijo Roku, acariciando el lomo de su dragón—. Y tienes que encontrarla lo antes posible. Antes de que el señor del fuego Ozai lo haga.
—¿Me estás diciendo que el señor del fuego ya lo sabe? —palideció el chico, alejándose de él—. ¿Ella lo sabe?
Roku rió, mirando a los pequeños. —Ella se ha estado escapando de él durante años. Sabe lo que es bueno y lo que es malo... pero es de fuerte carácter.
Tragó saliva con dificultad, negando con la cabeza. —No entiendo. Si ya has hablado con ella, ¿por qué me pides a mí ayuda?
—Ella no escucha, Aang —respondió con paciencia Roku—. Tienes que convencerla de estar de tu lado, y no en contra.
La conversación comenzaba a volverlo loco. Otro Avatar, pensó. Yo en un iceberg y ella sin hacer nada. —¿Y qué pasa si no lo logro?
Roku se quedó callado por unos largos segundos antes de alejarse, dándole la espalda. —Tendrás que matarla.
—¡¿Qué?! —dijo sorprendido el chico, sintiendo como la conexión que tenía con el mundo de los espíritus se iba disipando—. ¿Por qué?
—El poder del avatar está dividido en dos cuerpos distintos, Aang. Si matas a una de las dos partes, la porción que queda libre se vuelve a unir a su otra mitad —dijo, como si fuera obvia la respuesta—. Si tú no la matas, ella te matará a ti.
Cerró los ojos con fuerza, negando la cabeza. —No quiero matar a nadie, Roku. No me pueden obligar.
Sintió como si un tirón se lo llevara lejos, notando como volvía al mundo terrenal, pero aún así era capaz de escuchar la voz de Roku. —Entonces cuídate Aang. Aunque no lo parece, ella te mataría sin dudarlo dos veces.
Y antes de que se diera cuenta, Aang ya estaba devuelta junto a sus amigos, con la respiración entrecortada y sudor cayendo por su frente. Sus amigos le preguntaron sobre qué había pasado y por qué lo habían llamado, pero Aang no estaba en condiciones de responder. Su mente estaba en otro lado, pensando. Analizando. Preguntándose qué debía hacer para evitar su muerte. Cómo lograr convencer a quién no quiere escuchar. Su curiosidad creció junto con el miedo de que el señor del fuego la encuentre antes que él. Volvió a la chica una de sus prioridades y esperaba encontrarla lo antes posible. Y pensaba que no tardaría en encontrarla, puesto que sus almas estaban conectadas de algún modo.
Y con esos pensamientos, se fueron en busca de la chica.
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Nueva edición [06/07/2018]
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El Secreto Avatar
Fanfic¿Qué estarías dispuesto a dar por amor? ¿Tú vida? ¿Tú cuerpo? ¿Matarías por él? Aang no estaba muy seguro de eso, pero Kate sí. Ella estaba dispuesta a dar todo lo que sea necesario para vengar la muerte de aquellos que alguna vez quiso, incluso si...