No alcanzaron a darse cuenta de la situación en la que estaban metidos antes de que un grupo de cuatro cazarecompensas de la nación del fuego los rodearan, fijando sus ojos en todos los presentes, en especial en una chica buscada y por quién ofrecen una enorme cantidad de dinero. —Tú...
Y antes de percatarse, todos estaban corriendo hacia Appa mientras Kate distraía a los atacantes para darles más tiempo a sus compañeros de huir. Al fin y al cabo, ya se habían enfrentado tiempo atrás. El señor del fuego ofrecía una gran recompensa por Kate y ellos no pensaban desaprovecharlo. Pero antes de que se dieran cuenta, los cuatro chicos ya se habían ido volando en su bisonte.
—No puedo creer que me hayan encontrado... —susurró para ella misma, mirando a los hombres bajo sus pies quienes cada vez se hacían más pequeños.Tampoco es como si estuvieras esforzándote por esconderte... se contradijo en su propia cabeza. Frunció el ceño—. Porque ya no lo hago más...
—¿Dijiste algo Kate? —Katara se sentó a mi lado después de dejar a su hermano casi llorando por haber dejado atrás su boomerang.
—No, para nada... —y en un abrir y cerrar de ojos habían llegado a su siguiente destino, aunque tampoco era tan lejos ni estaba planeado quedarse más tiempo de lo que pasaron ahí.
Kate no estaba realmente interesada en recorrer el mundo como turistas, ya que se unió al grupo para atacar al señor del fuego (además de conseguir los poderes de Aang). No necesitaba ir a otros pueblos, además que muchas veces habían carteles con su rostro pegados alrededor, no era divertido que la gente te persiga para capturarte. Ella ya se había cansado de esa vida.
—Feliz día del Avatar —aunque creía que esa ciudad podría ser diferente a las demás. Apenas el hombre de la tienda había dicho esas palabras todos prestaron atención con los oídos bien abiertos, interesados en saber el significado de esas palabras.
—¿Día del Avatar? —preguntó Aang, mucho más entusiasmado y curioso que los demás.
—Sí, ¿acaso no vienen por el festival?
Y la ciudad no quedaba tan lejos de esa apartada tienda en la cima de la montaña. Apenas tardaron unos minutos en llegar y desde antes de que ingresaran a la ciudad se escuchaba la música y gritos de euforia de la gente. —No puedo creer que hagan un festival en nuestro honor —Aang se acercó a Kate al mismo tiempo que entraban, sonriendo a todo a su alrededor, como un niño sin preocupaciones en su vida, cosa que era completamente lo contrario a su realidad, donde el descanso es casi escaso.
—Sí... —y sabe que se refiere a ellos como Avatar, pero Kate dudaba que la fueran a glorificar a ella, nadie sabe de su existencia, o por lo menos de ese lado de ella—. Vamos, va a comenzar.
—¡Es cierto! ¡Mira ese Kyoshi gigante! —Katara apuntó a un muñeco de varios metros de altura, vestida de hermosas telas clásicas del reino tierra y un par de abanicos. La última Avatar mujer antes de Kate. La chica apretó la mandíbula con fuerza al recordar su última charla con ella.
Los chicos corrieron a los interiores de la ciudad—la plaza central— donde una fila de los tres últimos Avatar comenzaba a juntarse, excluyendo por supuesto a la desapercibida Kate. Los chicos la miraron, pero ella pareció no importarle. Simplemente contemplaba el show con intriga.
Y lo que más les llamó la atención fue el chico semidesnudo corriendo con una antorcha en la mano, pero fue aún mayor su sorpresa cuando el hombre atravesó los muñecos, incendiándolos con la antorcha..
Ni Kate ni Katara dudaron en ir usando agua control para extinguirlos, cosa que a más de uno le molestó, los cuales exclamaban con odio que las echaran por arruinar el día. Confundidas, las chicas miraron a la muchedumbre, tratando de calmarlos, pero pareciera que ellos no hacían caso y estaban apunto de lanzarse sobre ellas, lo cuál hubiera pasado si Aang no hubiera saltado sobre la estatua de su persona, llamando la atención de todos al mismo tiempo que se sacaba el sombrero que usaba para cubrir sus tatuajes. —Ellas son mis amigas, y no pienso dejar que las traten así.
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El Secreto Avatar
Fanfic¿Qué estarías dispuesto a dar por amor? ¿Tú vida? ¿Tú cuerpo? ¿Matarías por él? Aang no estaba muy seguro de eso, pero Kate sí. Ella estaba dispuesta a dar todo lo que sea necesario para vengar la muerte de aquellos que alguna vez quiso, incluso si...