No tardaron mucho en terminar su recorrido camino a la ciudad de Omashu, la cual divisaron apenas terminaron de escalar el enorme cerro que los separaba a ellos de la gran construcción. Kate se quedó sin aliento al contemplar la ciudad que antes recordaba llena de alegría e iluminación completamente a oscuras y con la insignia de la nación del fuego alrededor de toda ella. —¿Qué sucedió, Bumi? —dijo en un susurro, bajando la gran montaña para aproximarse a la entrada de esa gran ciudad.
Escuchó como discutían acerca de lo que sucedía y que posiblemente no esté Bumi dispuesto a enseñarles tierra control. Kate lo supo apenas vio la insignia ya odiada por ella encima de los edificios más grandes de la ciudad, pero no pensaba irse sin encontrar a Bumi, y pareciera que, por primera vez, Aang estaba de acuerdo con ella.
El chico los llevó por una supuesta entrada secreta, la cual no era más que un alcantarillado en desuso aún con algunos líquidos que la ciudadela arrojaba sin querer por ahí. Un lugar bastante sucio y maloliente, ¿qué esperaban de una simple tubería?
Entraron, tratando de evitar completamente el agua gracias a sus poderes, aunque no todos ellos salieron ilesos, puesto que Soka, al no tener forma humanas de evitarlo, terminó con toda la inmundicia en su rostro.
Una vez salieron, revisando que no había nadie más alrededor, Kate se acomodó la capa y —antes de que alguno de los tres se diera cuenta— salió corriendo por las calles vacías, camino al palacio real.
La chica sabía cómo escabullirse entre las sombras, usándolas a su favor, al igual que sabía que volar no era una opción válida, conociendo que la seguridad posiblemente había aumentado. Conocía esa ciudad como la palma de su mano. Un año y más ahí lo hacían inolvidable, por lo que perderse por las calles donde solía jugar era prácticamente imposible, y tampoco sería aceptado con la escasez de tiempo que tenía.
Una vez frente al palacio real, evitando los guardias que amenazaban con arruinarle la noche, la chica sacó de su bolsillo dos cuchillos y con ellos comenzar a escalar la muralla del edificio, usando para terminar aire control y así lograr ingresar al palacio por lo que recordaba, era su habitación.
Las cosas seguían en el mismo lugar: su velador de madera con varios tallados en espiral realizados por ella; la aterciopelada alfombra que Bumi mandó a tejer especialmente para ella; su enorme cama con esponjosas sábanas y varios cojines y peluches arrojados en una esquina de su habitación. Incluso el escritorio donde se sentaba a escribir cartas a sus hermanos y a la rebelión. Todo era igual, a excepción de ese sentimiento de que esa habitación ya no le pertenecía.
Quitando la mirada del cuarto, la chica se dirigió a la puerta de la habitación, mirando a ambos lados del pasillo para luego correr rápidamente hacia la escalera más cercana y menos iluminada que pueda usar a su favor.
De repente, una vez ya había dejado la habitación, las voces y luces de antorchas se acercaron por donde estaba dispuesta a ir, por lo que se vio obligada a entrar a la habitación más cercana para terminar escondiéndose ahí. Cuando sus ojos volvieron a acostumbrarse a la oscuridad, pudo notar que era la habitación de Tom, su antiguo guardaespaldas. La habitación en sí había cambiado bastante, comenzando por el hecho de que ya no había cama, si no una pequeña cuna de madera de roble en el centro de ella, sin ningún indicio del bebé, a excepción de unos pañales sucios y juguetes repartidos por todas partes.
La chica no tuvo más tiempo para escudriñar la habitación cuando escuchó como lentamente la puerta se abría. Corriendo en punta de pie, la Kate caminó hacia el balcón, lugar donde solía sentarse a mirar las estrellas junto a Tom a su lado, escuchándolo hablar de diversas historias sobre lo que sucedía en las calles. ¿Quién iba a pensar que después de casi cinco años volvería a ese mismo lugar, y en vez de estar en calma se encontraría escabulléndose de otra persona que no era él?
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El Secreto Avatar
Fanfiction¿Qué estarías dispuesto a dar por amor? ¿Tú vida? ¿Tú cuerpo? ¿Matarías por él? Aang no estaba muy seguro de eso, pero Kate sí. Ella estaba dispuesta a dar todo lo que sea necesario para vengar la muerte de aquellos que alguna vez quiso, incluso si...