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Aquí me encuentro, de espalda al chico que amaba, deseando que esté no me notase, según Freddy por mi vestido no hacía más que dar a entender que quería casarme; lo cual encontré absurdo, sin embargo era Freddy de quien hablábamos.
-No porque mi vestido sea blanco y de encaje significa que es de boda- alegué -Tu peinado parece algo que una novia usaría para casarse- contraataco el rizado -Sí solo ibas a burlarte de mí vestido, no sé por qué te molestaste en obligarme a venir- escupí molesta. -Jos te esta está observando- señalo en rizado con su cabeza, justo detrás de mi -No trates de cambiarme de tema Alfredo- amenacé, señalándole con mi dedo índice. -Viene justo para acá- susurro.- Si yo fuera tu voltearía a comprobar lo que mi guapo y amado amigo me dice- añadió. -No pienso voltear- reproche Freddy alzó los hombros en señal de rendición, para después marcharse sin decir más nada. -Sólo quería decirte que luces hermosa esta noche- dijo Jos, detrás de mí. Aquel acto me erizo el vello de la nuca, puesto que se encontraba muy cercano a mi cuello; aquella noche me debatí entre ignorar la presencia del ojimiel y hacer como si no lo hubiese escuchado, encararle, darle un golpe que realmente se merecía. O, simplemente largarme a sus brazos y decirle lo mucho que le eche de menos. Sin embargo no hice ninguna de las opciones anteriores, ya que no tenía la valentía suficiente para encararle. Lo único que hice en aquel momento fue quedarme inmóvil, esperando que el chico decidiera hablar de una vez por todas. -Lamento haberme distanciado, estaba molesto por lo que ha pasado- confesó.- ¡Effy! ¿Puedes mirarme?- pidió suplicante. Sabía que sí lo miraba me convencería de inmediato. Y, no quería causar más problemas entre ambos porque realmente le había echado de menos. Así que mi decisión estaba más que tomada, obedeciendo la petición del chico. Jos era un chico atractivo (y, hasta la fecha lo es), demasiado diría yo, no comprendí por qué un traje le hacía ver mucho más atractivo. Lo cual me llevo a maldecirme mentalmente. -¿Te gusta?- comentó, llamando mi atención. Estaba tan metida en mi cabeza, debatiendo entre lo bueno, lo malo y lo guapo que era aquel chico que se encontraba frente, que me había olvidado que era real lo que sucedía. -Me refiero al traje- alegó. -Este chico sí que quiere matarme- pensé, mientras negaba con la cabeza lentamente, evitando que supiera lo mucho que me gustaba verle vestido de aquella manera. -Creo que es hora de irme- dije, tratando de salir del lugar; viéndolo nulo al sentir que la mano de Jos me tomaba por la muñeca, haciéndome girar y así lograr tenerme cerca más cerca de él. -Baila conmigo- pidió, a milímetros de mi rostro, su aliento mentolado invadió mis fosas nasales; haciéndome recordar de lo cerca que nos encontrábamos. -Y... yo no sé bailar- me excusé, desviando la mirada de la suya. Una vez escuche el comentario de una de lasmiles de chicas que morían por Jos Canela, la cual le acusaba de ser el chicomenos romántico que existía sobre la faz de la tierra. Y, confieso que por un largo tiempo lo creí, hasta que me convertí en novia de él. Y, aquella noche descubrí el lado romántico de mi novio. Justo en el momento en que desvíe mi mirada, el chico tomó mi rostro entre sus manos, me observó por algunos segundos. Y, al final de la noche, unió sus suaves labios a los míos,confesando que al comienzo me pareció algo impresionante que al final ocurriera esto, sin embargo aquello se disipo al recordar lo mucho que deseaba aquel momento.
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