¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
-No tienes por qué marcharte-reproché, logrando que la chica posará su mirada en mí una vez más.
- No puedo seguir aquí- se excusó; regresando a su larga tarea de empacar las cosas tanto de sus hijos como de ella, haciendo realidad mi más temible pesadilla que comenzaba a doler más de lo que me había imaginado. -No porque lo sigas amando pero no por ello debes ir... -Estoy confundida y no le amo es solo que yo simplemente no pue... -Pretendes terminar de matarme- solté interrumpiendo a la pelinegra- sé que no te bastarán las palabras que salgan de mis labios porque jamás te han sido suficientes, también se que al decirte que me encuentro total y locamente enamorado de ti no te bastara porque no soy el chico chico del cual esperas recibir aquellas palabras, así que lamento ser esa persona que te ama pero que tú te empeñas en no querer verlo, te amo tanto pero no esperes más que sea aquel idiota que te espera por tanto tiempo solo para que decidas algún día amarle- finalice antes de salir de aquel lugar, o cómo muchos dirían y le veían Huí de allí. Y, es que a pesar de todo lo que un día hice, no fue suficiente para lograr enamorar a Estephanya. Todo es mi culpa, fui yo el que se ilusionó de más y esperé algo que aquella chica no podría darme porque aún estaba enamorada del amor de su vida, sin saber que ella era el mío y dejándome en un total abismo que ella misma había ayudado a cavar para al final ser yo el único en caer en el y lo peor de todo era que no encontraba algo que me ayudase a salir de el, puesto que la chica se había encargado de todo menos de enseñarme a salir de el
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
