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-Quería disculparme sí fui yo quien tuvo algo que ver con tu alejamiento- soltó el ojimiel llamando mi atención. -No fue culpa tuya- respondí rápidamente.- Yo sólo quería probarme a mi misma que podía conseguir amigos sin la ayuda de Bryan- añadí -Me tranquilizaría más el que dijeras que buscas amigas- confesó. -Sabes lo mucho que me cuesta hacer aquello- me excuse desilusionada. El chico soltó un largo suspiro ante mi comentario; paro en seco unos segundos, logrando que yo hiciera lo mismo puesto que me había obligado a parar al tomarme de la mano. -Me gustas- soltó.- Y, no es sólo de la forma en la que un chico mira a su mejor amiga, sé que no llevamos más de un año siendo amigos, pero me has gustado desde antes de saber que me conocías- añadió; apretando un poco mi mano. -Jos, yo... -Sé que es tonto de mi parte el decirte esto, sabiendo que tal vez tú no sientas lo mismo por mí, sólo quería hacértelo saber y no estoy pretendiendo que digas que sientes lo mismo por mi sólo porque me tienes lástima- soltó. Ese fue el momento que tanto espere que sucediera, pero que a la vez temía; él chico que me gustaba sentía lo mismo que sentía por él, dejándome dos opciones: Decirle que no tenía que pedirme disculpas porque sentía lo mismo que él (o incluso más). O, simplemente no podría hacer nada y no tendría que preocuparme por perderle en algún momento. Y, como sabrán, mi opción fue la primera. Aunque ahora parezca que fue la elección más errónea que cometí en mi vida, estaba satisfecha por mi elección por el simple hecho de que Jos Canela logró hacerme la mujer más feliz del mundo. A, pesar de que aquello sólo haya sido momentáneo, podría presumir que no me arrepentía de la elección tomada.
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