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Muchos podrían decir y/o pensar que después de aquel día Jos y yo fuimos novios, la verdad es que no fue tan sencillo como todos lo pensaban, ya que ambos eramos un tanto extraños para hacernos aquella pregunta. La primera cita; dicen que es una de las más anheladas noches para todas aquellas parejas que quieren dar el siguiente paso en su amistad; creo que soy algo así como la excepción ya que vivía en un continuo anhelo y nerviosismo desde que el chico de ojos miel confesará sus sentimientos hacía mí. Cuando tuvimos nuestra primera cita, yo era un manojo de nervios. Y, ahora me aterraba el pensar que esta vez sucediera algo fuera de lo común, puesto que este era nuestro tercer intento de cita. Cabe mencionar que Stephanya Brown no es una chica normal, por lo tanto no actúa, piensa ni viste como una chica normal. Por lo cual; en este tercer intento de tener una cita con el chico que me gustaba, recurrí a la ayuda de mi hermana menor, Val (Sí, sé que es un tanto extraño en pedirle consejos a tu hermana menor, pero sólo teníamos cinco años de diferencia. Sin mencionar, que sólo contaba con ella, y dudo que mi hermano me pudiese ayudar en mi problema. Y, más si se trataba de un chico). La cual hizo un gran trabajo al hacerme ver presentable y femenina ante Jos (O, al menos, eso fue lo que me dijo el chico por el cual moría). Otra de las cosas que se cuentan sobre las citas es sobre el primer beso, que en mi caso (como todas las cosas, me suceden al revés) no se dio; pero, ahora que lo pienso, tal vez fue reemplazado por aquella ansiada pregunta que hizo formal nuestra relación, seguido de un entrelazamiento de manos y un cálido beso en la frente por parte del ojimiel. Sin embargo para mí, aquella noche fue perfecta. Y, sin duda alguna, jamás la cambiaría por nada del mundo
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