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Si creí que el vivir soportando el dolor de observar al chico que amaba con otra chica era insoportable, estaba totalmente equivocada; lo que secundo mi quebrantamiento emocional fue lo siguiente. Y, es que Jos estaba luchando por conseguir la custodia completa sobre los pequeños. Logrando el que me percatase de que realmente aquel chico anhelaba tanto mi mal, haciéndome sentir la mujer más desdichada del mundo, mientras él tenía el mundo a sus pies cuando debía ser al contrario. -¿Señora Canela?- llamó mi atención la mujer que se encontraba enfrente de mí; me encontraba en el restaurant donde me interrogarían, junto am mis dos pequeños y la tercera se mantuviera escondida debajo de mi vestido. -Puedes decirme solo Effy- respondí; invitándole a tomar asiento -Soy la investigadora Kornhauser y seré su defensora en este caso- anunció, tomando asiento: admirando a los pequeños se encontraba sentados en sus periqueras. Son hermosos y tienen un aspecto que les hace parecer muñecos- comentó admirada. -Gracias, es algo que sacaron de su padre- respondí orgullosa. -¿Cómo están las cosas con él?- atacó. -No hablamos desde aquel día- respondí firme. -¿No le odias, o tienes algún resentimiento sobre él?- cuestionó de nuevo -No puedo odiar al hombre que en su momento me hizo feliz, él cual supo estar en su momento y me dio uno de los mejores regalos que podría haber pedido- contesté rápidamente. -Eres un caso extraño, en mucho de los casos que he llevado; las mujeres suelen odiar al hombre que está tratando de hacerles mal- se maravilló. -Creo que el haber soñado durante toda mi vida con la llegada de mis hijos tiene sus ventajas, sin olvidar que debo seguir adelante por mis pequeños y la pequeña que está en camino- confesé. -Espera ¿Estás embarazada?- preguntó soprendida. Haciéndome ver el gran error que había cometido al decir aquello, puesto que todo aquello estaba siendo grabado. -Yo no quiero que él lo sepa ¡por favor! No quiero arruinar su felicidad con una noticia tan fuerte como lo es esta- suplique. -Eres maravillosa Brown, pero creo que debes dejar de sufrir por él- me animó -Realmente no estoy sufriendo ya que tengo a mis hijos al lado... -Y el muy infeliz te los quiere arrebatar- me interrumpió -No quiero que lo haga, eso me mataría- suplique -Me encargaré de ello- prometió. Dejándome ver que no me encontraba tan sola como lo pensaba.
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