••|Capítulo 35|••

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-Cenicienta, es necesario que te dirijas al salón porque tus invitados están llegando- anunció el teñido; llamando mi atención-Podrías ser un buen anfitrión, si tú te encargas de ellos mientras yo termino esto- pedí; al momento en que señalaba el ...

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-Cenicienta, es necesario que te dirijas al salón porque tus invitados están llegando- anunció el teñido; llamando mi atención
-Podrías ser un buen anfitrión, si tú te encargas de ellos mientras yo termino esto- pedí; al momento en que señalaba el pastel que se encontraba frente a mí
-Sabes cómo son los chicos y no soportan estar tanto tiempo sin verte- rezongó; evitando soltar una risotada
-Estoy segura que podrás mantenerlos lejos de mí, mientras termino con esto- objete sonriente.
-Si no me queda de otra- comentó, antes de salir de la cocina, fingiendo fastidio.
Permitiéndome continuar con los últimos detalles del pastel, siendo nuevamente interrumpida con el sonido de la puerta.
-Dime que no estás aquí solo para decirme que no has cumplido con lo prometido- comenté; manteniendo la vista en el pastel.
-He incumplido con tantas promesa que no sé cómo responder a eso
Al escuchar aquella voz, al instante dejé de hacer lo que estaba haciendo, para fijar mi vista en el ojimiel.
-Y... yo, creí que...
-Era Alonso- intervino.- Lamento entrar así, pero realmente necesitaba hablar contigo- añadió rápidamente.
-Creo que todo ha sido dicho ya- respondí, observándole confundida.
-¿Podemos charlar?- preguntó, lanzándome una mirada esperanzadora.
-No creo que sea el mejor momento para hacerlo- me excusé; sabiendo que cualquier cosa que me tuviera que decir no haría más que lastimarme.
-¡Effy, por favor!- suplicó, logrando que soltará la pala con la que me encontraba dándole los últimos detalles al pastel, para prestar toda mi atención al chico que aún amaba como aquella primera vez.
-Lamento todo por lo que te he hecho pasar- soltó, una vez hubo recibido mi atención.
-Yo... tú...
-Sólo escúchame- interrumpió.- Sé que fui un idiota al haber tenido una aventura cuando estaba claro que mi esposa me daba todo, no sé en qué momento fui tan tonto al pensar que con otra mujer sería igual de feliz como lo era contigo, tengo presente que no me creerás si te digo que no fui mi intención hacer aquello porque eres lo más importante en mi vida, Eff, sé que no me creerás porque me comporté como una bestia al pelear por conseguir la custodia de los niños. Sé que aquel día te encontrabas mal y a pesar de aquello, jamás dejaste de pensar en mí, soy un completo idiota al permitir que el amor de mi vida sufriera por ver mi bienestar, mientras yo solo pensaba en mí- finalizó arrepentido.
-No tienes por qué disculparte, creo que es algo que prometí el día en que nos casamos, y es que prometí que estaría en lo bueno y en lo malo- respondí, tragando el nudo que se había formado en mi garganta.- Sé que no puedo estar en aquellos momentos, pero es algo que haría por ti ciegamente, porque me hiciste feliz en su tiempo- añadí.
-Debo hacerlo, soy un idiota y confieso que echo de menos a mi esposa- confesó, sollozando.
Dejándome completamente sorprendida, jamás había visto de aquella manera, solo lo había visto llorar algunas veces, sin embargo aquel llanto era diferente pues era de tristeza pura; logrando que mi corazón se rompiera un poco más.
-Tienes lo que yo no tengo Jos, quizá no tengas al lado a tu esposa pero tienes a la mujer que será la madre de tu hijo, tienes a los chicos que te adoran a su manera, a tu familia e incluso tienes a mi familia a tu lado- me excusé soltando unas cuantas lágrimas.- No debes llorar o sentirte triste, no tienes derecho a hacerlo, quizá lo que te di no fue suficiente, lamento haberme ilusionado al pensar que en cualquier momento me extrañarías y regresarías al lado de la mujer que te ama, lamento no poder odiarte, ni odiar a la mujer con la cual decidiste quedarte cuando me esforcé por darte lo mejor y hacerte feliz, incluso olvidándome de mi felicidad, pero lo que más lamento es que a pesar de todo no puedo olvidarme de ti tan fácilmente porque aunque yo no sea el amor de tu vida, tú si lo eres para mí- finalice como las lágrimas me lo permitían
-No debes...
-Sólo te pido que dejes de lastimarme, porque te conozco muy bien y sé que a pesar de saber todo aquello no podrás dejar a Anett porque eres un gran hombre y te preocupas por la salud de ella y de tu bebé- intervine, impidiendo que continuara con el discurso que él creía me haría la mujer más feliz del mundo.
Fue en ese mismo instante en el cual comprendí que Alonso tenía razón al no querer invitarle; sin embargo, sabía que si no lo hacía quizá jamás lograría decirle a Jos todo lo que sentía. Podría decir que los meses pasaron tan extraordinarios y que yo cada vez olvidaba más lo que sentía por el ojimiel, pero estaría mintiendo porque a pesar de todo, aún seguía esperando por él, recordándole y amándole.

 Podría decir que los meses pasaron tan extraordinarios y que yo cada vez olvidaba más lo que sentía por el ojimiel, pero estaría mintiendo porque a pesar de todo, aún seguía esperando por él, recordándole y amándole

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Love me or leave me •Joѕ Cαɴelα•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora