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Los meses de embarazo son considerados como los peores meses en la vida de una mujer, esto es por los múltiples síntomas, en los cuales se encuentran, las nauseas, el cansancio, los vomitos, los antojos y no olvidemos lo más importante, los cambios de humor. La verdad es que lo que más temía era el vómito puesto que no era lo mejor que pudiera pasar a una persona, el expulsar cada cinco minutos lo que comes, no es nada agradable ya que no sólo era el mal sabor de boca que este te dejaba; lo peor era el dolor de garganta que este causaba y la probabilidad de que este no saliera solo por tu boca, sino por tu nariz. Podría quejarme que el vómito estuvo a mi lado en los meses de mi embarazo; sin embargo podría presumir que sólo vomite una vez, pero eso sucedió justo cuando Jos se encontraba en casa, mientras yo me encontraba devolviendo lo que había cenado, él se mantenía agarrando mi cabello para que este no se ensuciara, mientras que yo sólo anhelaba que se mantuviera lejos, puesto que era vergonzoso el que me observara de aquella manera. -No tienes por qué estar aquí- solté cansada, ocultando mi rostro entre mis manos, evitando devolver lo que había cenado. -Prometí que estaría en las buenas y en las malas- respondió el pelinegro, dando suaves masajes sobre mi espalda con la mano que tenía libre. -Debo lucir espantosa- confesé entre sollozos.- Yo puedo hacer esto sola- añadí, limpiando las lágrimas derramadas -Eres la mujer más hermosa que he conocido jamás- comenté el chico firme.- Y, te ves adorable en este estado- finalizo, sonriendo de lado. -Quisiera estar sola- pedí. -Escúchame bien Estephanya, mientras estés conmigo jamás estarás sola, y menos en este estado- soltó, lanzándome una mirada severa. -Sólo restan tres meses, después podré presumir que todo esto ha valido la pena- presumí; tratando de reír de lado: logrando que Jos me observara atento, para después sonreír abiertamente mientras depositaba un beso sobre mi nuca, haciendo que aquella noche lograra sonreír sin importarme mi estado. Si tan solo le hubiese creído menos, quizá esto no dolería más de lo que duele.
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