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Boda: El día tan esperado había llegado ¿Recuerdan cuando dije que el conocer a la familia de Jos fue el día en el que más estuve nerviosa? Pues estaba equivocada. -Ya todo está listo- anunció la mujer que se encargaba de arreglar mi cabello con orgullo. -Te ves hermosa Effy- dijo Mariana feliz.- Estoy más que segura de que mi hijo ha hecho una excelente elección al pedirte matrimonio- añadió. -Creo que eres demasiado para el tonto de mi hermano- contradijo Fernanda divertida -No creo que pueda hacerlo- confesé temerosa. -No digas eso, sé que estas nerviosa pero todo eso pasará cuando estén disfrutando de su noche de bodas- respondió Mariana, tratando de darme ánimo. -Madre, creo que no le has ayudado- soltó Yaya firme.- Sólo disfruta de este día y no permitas que Jos te exija tanto- finalizó, lanzándome una mirada picara. -Fernanda, basta de decir tonterías- reclamo Mariana firme -Yo sólo digo la verdad- se defendió esta; alzando las manos, excusándose.- Creo que ahora puedo presumir que seré tía más pronto de lo que creí- finalizó con orgullo. Ganándose una mirada recriminatoria por parte de Mariana, la cual no hizo más que tratar de reconfortarme; obsequiándome una sonrisa. Y, aquella mujer tuvo razón. Al final mi nerviosismo y miedo no fueron nada comparado a la emoción y alegría que sentí, puesto que la boda resulto ser mejor de lo que alguna vez había planeado o imaginado. Creí que en el momento en que "Never Seen Anything" sonará y llegará el momento de bailar con mi ahora esposo, terminaría por pisarle y hacerlo pasar una vergüenza tremenda, sin embargo ahora puedo decir orgullosa que aquello no ocurrió y que esa noche fue la mejor noche de mi vida. Por fin podía decir que había cumplido uno de mis tantos sueños el cual era casarme con el amor de mi vida, lo que me lleva ahora a la siguiente pregunta ¿Él realmente me amó tanto como yo le ame? Temiendo por la respuesta de esta, ya que sospechaba ella. Logrando que el vació que sentía dentro de mi pecho se hiciera más profundo, dejándome en completa oscuridad. Con una de las lecciones más dolorosas, la cual no había querido entender hasta ahora.
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