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Una vez creí que al ser la mejor esposa, amante y mejor amiga de mi esposo (como el ojimiel me decía) evitaría muchísimos problemas; sin saber que estaba totalmente equivocada, llevando hasta este punto de la historia, en el cual estoy relatando mi historia en busca de una forma infalible para olvidarme de aquel chico de ojos miel, melena negra y ojos hermosos, llevándome a entender que no sería ni es la cosa más sencilla de hacer. Pero, como lo he repetido ya tantas veces (creo que ya les he aburrido con aquello) regresemos con la historia, y esto es el relato de la llegada de los pequeños Canela. Después de escuchar tantas veces a las personas decir que mis hijos no solo se parecían a su padre, sino también a la madre, decidí hacerles creer que realmente estaba de acuerdo con ellos, asintiendo cuando me decían que eran parecidos a mí, cuando eran la viva imagen de su padre, el cual decidió rendirse al tratar de convencerme de que los pequeños tenía mucho de mí, al igual que de él, las palabras para que parara fueron las siguientes: -"No me importa si son idénticos a ti, o si se parecen a mí, lo que realmente importa es el que los tuviera con el amor de mi vida." ¿Quién diría que todo aquello no estaba tan lejos de terminar? La vida es injusta e inesperada. Y, eso fue lo que olvide en la llegada de mi felicidad. Pronto descubriría lo doloroso que era el caer de las nubes.
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