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-El gusto es todo mío. Leah, no sabía que vendrías acompañada... -menciona-. Pero me alegra que hayan venido. Debo irme, no te vaya muy lejos, te tengo una sorpresa.

Se despide y los deja con mucha curiosidad. Luego de un momento de preguntarse qué puede ser deciden ir a buscar su mesa. Una vez en la mesa comienzan a hablar de diversos temas como la decoración, las personas, los encuentros que han tenido, ella le explica cuál es su rol en la empresa, entre otros temas.

En algunas ocasiones sus charlas eran interrumpidas por algunos asistentes que se acercaban a conversar con ambos. Ellos contestaban amablemente a pesar de que ya estaban cansados de escuchar lo mismo de siempre "Es un placer tenerlos aquí" "No sabía que vendrías acompañada" "Es un honor que haya venido a nuestra reunión señor Reus" con lo mucho que odiaba Marco que le dijeran señor.

Luego de una hora Leah quería bailar y obligó a Marco a acompañarla.

-No soy muy bueno bailando, Leah, esta no es una buena idea –se quejaba.

-Oh, vamos. Solo haz lo que yo y nadie lo notará –dice halándolo.

A pesar de ser forzado, Marco bailaba con ella una canción muy tranquila, de esas que colocan en reuniones. Casi era música de fondo, sería más vergonzoso para Marco de no ser que había más parejas bailando. Un par de canciones más y la pista ya estaba llena, las canciones tomaron un rumbo más alegre y todos se divertían, hasta Marco.

Luego de unas cuantas canciones Leah finalmente se compadeció de Marco y se fueron a sentar. En ese momento uno de los asistentes interrumpe las canciones e inicia la tanda de discursos.

Leah hubiera estado muy aburrida de no ser que Marco la acompañaba. Luego de dos discursos ellos dejaron de prestar atención y siguieron en lo suyo, viendo vídeos y haciendo comentarios graciosos.

-Leah Jacobitz... -escuchan retumbar las bocinas. Ambos se detienen y se miran extrañados, sin estar seguros de lo que escucharon -¿Leah? –escuchan nuevamente.

Leah se levanta y se acerca a la multitud. Vuelven a llamarla y ella observa que es Marcus, su jefe, el que se encuentra en el escenario. Ella se acerca cautelosa al escenario hasta que él la logra ver.

-Oh, allí estás. Te dije que no te alejaras –la reprende, ella se sonroja-. Bueno, ¿podrías subir, por favor? –le pide, ella se extraña pero hace lo que le dice, sigue siendo su jefe después de todo.

Ella le da una sonrisa al llegar al escenario pero aún sigue sin entender por qué la ha llamado.

-No es nada malo, tranquila-. Le dice entre risas, ella se sonroja aún más e intenta no ver al público. –Seguro te estás preguntando por qué te llamé. Realmente este es un día muy especial para esta maravillosa empresa y una empresa no puede ser tan exitosa si las personas que trabajan por ella no dan el cien por ciento. Déjenme decirles que, para los que no la conocen, ella es una de las trabajadoras más dedicadas y apasionadas con las que he trabajado. Siempre que tenemos algún proyecto con fecha límite ella es la primera en llegar y la última en irse, y no importa lo que le digamos ella siempre encuentra una forma para mejorar las cosas. Y no es que ella quiera destacar sino de que ella realmente ama su trabajo.

Él la observa y ella aún se encuentra sonrojada y un poco incómoda.

-Lamento tener que decirte que tendré que alejarte de ese amado trabajo que tienes –ella deja de sonreír y se asusta –pero sé que tu nuevo trabajo te gustará más-. Ella está muy confundida y no le quita la mirada de encima, intenta comprender de qué va todo eso.

Bound To You - Part OneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora