-43-

111 14 2
                                    

*N/A: El tiempo va a transcurrir rápido aquí. Además que el capítulo es algo pequeño. Y... algunas personas me van a odiar.  😅 Lo siento. 

Gracias a quienes comentaron en el capítulo pasado, tomo mucho en cuenta lo que me escriben. Aunque eran opiniones divididas hahaha... 

Espero disfruten el capítulo y se queden con un poco de intriga. Me cuentan su reacción, por favor, me gustaría mucho saberla. 

****

~Meses después~

—No estoy muy segura de esto Marco... -dice entrando en pánico.

— ¿Qué? ¿De qué estás hablando? Todo irá bien. No es como si no hubieras hecho esto antes —intenta calmarla.

—Sí, pero ya no es lo mismo —se excusa. Se sienta y su respiración se agita.

—Leah, —él masajea su sien intentando relajarse— es lo mismo.

—No, Marco. En ese entonces no era tu novia —se levanta de nuevo y empieza a caminar nerviosamente de un lado para otro.

— ¿Y eso qué tiene que ver?

— ¡Tiene todo que ver! Tus padres me van a odiar —habla un poco histérica.

—Leah, ellos te aman—intenta hablar con tranquilidad.

—No creo que ahora piensen lo mismo.

— ¿Por qué no lo harían?

—Porque es como robarles a su bebé—.Marco ríe fuertemente sin parar, toma su abdomen cuando empieza a sentir dolor y limpia las lágrimas que se le escapan.

Leah lo observa con una ceja levantada molesta por su reacción.

—No puedes... no puedes hablar en serio... —contesta Marco con dificultad para hablar.

—Hablo muy en serio —, habla aún molesta por su reacción—. Yo los conocí como tu amiga, solo una tierna y dulce amiga. Todos saben que las suegras odian a sus nueras.

—No todas. Y mi madre no te va a odiar solo porque estés saliendo conmigo.

—Ya no quiero estar aquí, me iré antes de que vengan —dice caminando hacia la puerta. Marco la sigue e intenta detenerla pero ella abre la puerta rápidamente y su salida se ve interrumpida por un grupo de personas frente ellos.

Marco y Leah se quedan inmóviles y con los ojos bien abiertos.

— ¿Iban a algún lado, cariño? —Pregunta su madre.

—Am... Leah pensaba en ir por unos chocolates para Nico.

—Oh, no te molestes —habla Yvone—, traigo algunos por aquí.

—Oh, genial —contesta Leah intentando fingir entusiasmo y ocultar su nerviosismo.

— ¿No nos invitarán a entrar? —Pregunta su padre.

—Oh, claro. Lo lamento —dice Leah haciéndose a un lado.

Marco suelta el aire que ha estado conteniendo y sonríe genuinamente al ver a su familia entrar a su casa.

Ya dentro de la casa se dan sus abrazos y se saludan casi propiamente, con el miedo de despertar a Nico. Leah sigue haciendo el intento de borrar su nerviosismo e intenta poner su mejor cara.

—Me alegra que hayan podido venir hoy. Ya saben que Leah irá con su familia en Navidad y quería que mis personas favoritas pudieran estar todos juntos hoy y al menos poder tener una pre-celebración —Marco toma la mano de Leah, ella, aún con sus nervios, aprieta fuertemente la mano de Marco y reprime un quejido provocando un sonido con raro con su garganta por lo que rápidamente se la aclara para disimular.

—Nos alegra que nos hayas llamado, cariño —habla su madre.

—Sabes que puedes contar con nosotros siempre —continua su padre. Marco les da una sonrisa en agradecimiento.

—Y díganme, ¿qué tal el viaje? —Les pregunta con una sonrisa un poco fingida. Leah sigue apretando su mano y al parecer es más fuerte de lo que aparenta ser.

Mientras su madre le contesta, él se inclina levemente y le susurra a Leah —Tienes que tranquilizarte o me romperás la mano—. Leah suelta instintivamente su mano pero Marco la toma de nuevo rápidamente y la soba tiernamente con su pulgar.

Leah voltea a verlo, él le da una sonrisa tranquilizadora y hace que ella sienta que a pesar de todo lo malo que pueda pasar, aun así, todo estará bien si él está a su lado. Ella le sonríe de vuelta y suelta un suspiro.

~Horas más tarde~

—Ves que todo va bien —le habla Marco abrazándola por detrás mientras ella lava unas copas.

—Por el momento —ella se voltea y sigue hablándole—, tal vez tu madre decida llevarme a otra habitación y matarme sin que nadie lo note —le susurra.

—Estás loca. ¿Sabías eso? —Le dice Marco riendo y negando con la cabeza.

—Es una posibilidad —dice haciendo un levantamiento de hombros y volteándose.

Marco ríe nuevamente y se para a su lado. Toma una toalla y seca delicadamente cada una de las copas que Leah ha lavado, para luego colocarlas en el soporte colgante que tiene en su cocina.

—Tal vez esto te tranquilice un poco —le propone Marco.

—De acuerdo, veamos —lo voltea a ver y se cruza de brazos—, inténtalo.

Marco ríe ante su mirada retadora y luego le sonríe con mucha tranquilidad y confianza.

—Ellos son mis padres —Leah contiene su risa y levanta sus cejas esperando que eso no sea todo porque eso no la tranquiliza en nada—, ellos quieren lo mejor para mí, y esa eres tú —le dice dándole un toquecito con su dedo índice en su nariz—.

—Ellos quieren que yo sea feliz y tú me haces más que feliz —le da otro toquecito en la nariz—. Puedes estar pensando en miles de razones por las que pueden odiarte pero solo les has dado miles de razones para amarte.

Leah lo observa a los ojos y siente que sus ojos están comenzando a llenarse de lágrimas, muerde su labio y se siente hipnotizada por cada palabra que sale de su boca. —Ellos te aman porque ellos saben cuánto te amo a ti, y cuánto me amas tú a mí. Ellos no serían capaces en ningún momento de intentar separarnos.

Leah no puede seguir reteniendo el aire que con tanta fuerza guardaba, toma otra bocanada de aire y lo suelta de nuevo. Su respiración se vuelve pesada y las lágrimas cada vez amenazan más con escaparse.

—Ellos saben lo que significas para mí. Ellos saben que nunca había sido tan feliz como lo soy ahora que estoy contigo—. Ella suelta una pequeña risa nerviosa y una lágrima escapa finalmente y empieza a deslizarse por su mejilla pero ella la limpia antes de que pueda continuar más allá.

Ella desvía su mirada y resopla. Marco toma su rostro con ambas manos y la obliga a verlo a los ojos. —Tenerte conmigo hace que sea el hombre más afortunado del mundo. Te amo, Leah. Y nada, ni nadie va a separarnos.

~Meses después~ 

—No, no, no, no, no, no, no... —repite una y otra vez tapando sus oídos —no quiero escuchar más mentiras —grita al borde del llanto—. ¡Te odio, Marco! ¡Te odio, te odio, te odio, te odio, TE ODIO! —Le grita con desprecio—, ¡DESEARÍA JAMÁS HABERTE CONOCIDO! ¡JAMÁS DEBÍ VENIR A ESTA CIUDAD! ¡VETE! ¡VETE Y NO VUELVAS JAMÁS!

Bound To You - Part OneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora