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Suena la alarma, provocándole un terrible dolor de cabeza, estira el brazo y la apaga rápidamente, pero inmediatamente descubre que algo está mal.

Suena la alarma y su cabeza retumba, presiona más los ojos y da una respiración profunda, el sonido de la alarma se detiene. Intenta re acomodarse y luego utiliza su mano para ubicarse, abre los ojos inmediatamente y detiene cada movimiento voluntario.

Marco mira hacia su pecho para descubrir una cabellera rubia sobre él, en ese momento sabe a quién le pertenece.

Leah levanta la mirada para encontrarse con una cara igual de sorprendida que la de ella, las respiraciones de ambos son muy fuertes, es el pánico que recorre por sus cuerpos. Ambos se miran directamente a los ojos y ninguno se atreve a hablar.

Marco la observa sorprendido, no se atreve a hablar, ¿qué puede decir? No recuerda absolutamente nada, y en este momento puede sentir cada parte de ella sobre su cuerpo y eso lo pone nervioso.

Ella se levanta repentinamente, apretando las sábanas contra su cuerpo. Pasa su mano a lo largo de su cabello rubio y suelta un suspiro de frustración. Lo observa con preocupación y luego de unos tensos minutos decide hablar.

-¿Qué sucedió? -pregunta sin hacer contacto visual.

-Yo... -no sabe cómo contestar, tal vez no puede recordar lo que sucedió pero claramente se lo puede imaginar.

-Marco, yo no recuerdo... -comienza a excusarse.

-Yo tampoco -contesta antes de que termine su frase-, tampoco recuerdo haber bebido tanto.

-Yo tampoco -contesta ella-. Solo fueron un par de copas, y una de ellas ni siquiera la terminé.

-Lo sé -contesta -yo la terminé por ti.

Ella asiente y mantiene su mirada hacia el frente.

-¡Oye! -Exclama llamando su atención-, ¿no fue esa la bebida que te regaló aquél tipo? -pregunta Marco.

-Umm... sí -responde confundida. Marco aprieta la mandíbula y su expresión cambia a una molesta.

-Ese idiota -murmura.

-No estoy entendiendo, Marco-. Dice confundida.

-El idiota intentaba drogarte -contesta molesto -te buscó luego de ver que tu copa estaba vacía.

-Pero tú lo alejaste de mí -dice comprendiendo todo.

-¡Claro, te estaba molestando! -Exclama -Él no sabía que no te la tomaste toda...

-Y cuando tú te tomaste el resto... -continúa ella.

-También me drogó -él concluye. Cubre su cara con sus manos y suelta un suspiro frustrado.

Leah se recuesta lentamente a su lado, lo que hace que él se descubra los ojos y la observe. Ella le da una leve sonrisa y él aunque intenta devolverla solo logra responder con una mueca.

-Bueno, al menos me alegra que hayas sido tú y no un completo extraño-dice tras posar un beso en su mejilla -mejor tú que alguien más-. Él la observa sorprendido, no sabe que decir. Ella le da un abrazo como el que le daba al despertarse y murmura un "gracias" en su pecho.

-Leah, no sé qué hubiera hecho si alguien más te hubiera llevado... -le contesta mientras la cubre con sus brazos.

Ella acomoda nuevamente su cabeza y se queda dormida, él sabe que por ahora no puede moverse, por lo que decide acompañarla y también se queda dormido. Ellos lo tomaron con mucha tranquilidad, incluso parecía no molestarles.

Leah se despierta, su cabeza ya no le duele como antes. Abre lentamente los ojos y descubre que está sola en la habitación. Se sienta en la cama y se cuestiona si lo que sucedió hace unas horas fue real o solo estaba soñando. Un sueño o una pesadilla, piensa, ¿Por qué soñaría eso?

Se levanta y toma su ropa, se apresura a vestirse y al finalizar percibe un aroma dulce y muy familiar. Camina hacia la planta baja para indagar de qué se trata.

-¡Huele delicioso! -dice al entrar a la cocina. Marco da un pequeño brinco y una taza estuvo a punto de caer, pero él logró atraparla al instante.- Lo siento.

-No es nada -dice con una pequeña risa-, tenías que esperar un par de minutos más arriba, estaba a punto de llevarte el desayuno -dice decepcionado. Ella ríe.

-No tienes por qué molestarte -explica-, ya estoy aquí-. Dice sonriendo. Él niega la cabeza y le devuelve la sonrisa.

-No es lo mismo -dice con una sonrisa torcida. Ella sonríe.

-Dime en qué te puedo ayudar... -le ofrece.

-Sentándote por allá -le explica mientras camina lentamente con dos tazas. Ella ríe e intenta tomar una taza para ayudarlo pero él la esquiva y niega-. Ve hacia allá.

-Está bien -dice a regañadientes. Camina sin ganas hacia dónde le ordenó y se sienta.

Marco termina de llevar la comida y se sienta a su lado, ambos comen en silencio.

-Marco -dice ella -sobre anoche... -habla nerviosa -creo que será mejor si no hablamos sobre ello-. Él la observa atentamente y por unos minutos duda pero aun así asiente.

-Claro -dice con una sonrisa algo forzada, mira hacia su plato, parte un pedazo de salchicha y lo mete a su boca.- No te preocupes.

Ella pudo notar que decía menos de lo que pensaba, y aunque quisiera saber qué pasaba por su mente, pensó que era mejor dejarlo así. Dejar el tema y no hablar de ello jamás.

-Seguiremos siendo amigos ¿no? -pregunta con miedo. Eso la toma por sorpresa.

-¡Por supuesto! -Exclama.- Si eso te parece bien... -dice nerviosa.

-Sí... -Contesta rápidamente- Claro que me parece bien.

Ambos se dan una sonrisa un poco incómoda y siguen comiendo. Tal vez no sea hoy el día en que todo volverá a la normalidad, aún es muy reciente, pero ella espera que pronto ese aire de incomodidad que se siente, se vaya.

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Bound To You - Part OneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora