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Leah despierta al día siguiente demasiado cansada, a pesar de ello se levanta y toma una larga ducha. Al salir recuerda que Marco la había invitado al entrenamiento, aunque no está segura si eso fue una invitación. Tampoco está segura si debe o no ir.

Finalmente decide ir, aunque no se sienta muy cómoda, de todas formas, no tiene que ir a trabajar hoy y además, es el último entrenamiento del año. Desayuna tranquilamente y al finalizar se dirige al campo de entrenamiento.

Al llegar se encuentra con Marco en el estacionamiento, ambos se quedan estáticos por un momento.

-Qué bien que hayas venido, los chicos estarán felices de verte –dice sonriendo. A Leah le parece raro y tarda un poco en reaccionar.

-Oh, seguro. Tenía que venir al último entrenamiento del año... -contesta finalmente cuando reacciona. Él le sonríe y a ella le inquieta un poco que de un día para otro el actúe como si nada hubiera sucedido. Aunque ella lo había intentado no había logrado con tanto éxito actuar como si no cambiara absolutamente todo.

Ella recuerda que no es la primera vez que les sucede, pero sí es la primera vez en la que ambos estaban lo suficientemente consientes.

-¿Una carrera? –Pregunta Marco sacándola de sus pensamientos. A pesar de que esa pregunta también la toma por sorpresa y la desconcierta aún más, decide que si él puede superarlo tan fácilmente, ella también lo hará.

-Uno, dos... -empieza a contar Leah, pero antes de decir <<tres>> ella corre lo más rápido que puede sin mirar atrás.

-Oye, eso es trampa –grita Marco corriendo desde atrás. Él es más rápido que Leah por lo que en cuestión de segundos se encuentra a su lado, pero él no piensa dejar las cosas así, tiene que vengarse.

Marco toma a Leah por la cintura con un brazo y cuando la logra posicionar frente suya, la eleva sobre su hombro colocando una mano en su trasero, Leah lo nota pero no le toma mucha importancia, si eso le facilita agarrarla, que así sea, ella no quiere caer, además no es algo que él nunca haya tocado.

Ella comienza a patalear con cuidado porque a pesar de que quiere que la suelte, no lo quiere dañar. Marco ríe y da un par de vueltas sobre su eje y luego la deja acostada en el suelo con el suficiente cuidado de no lastimarla pero lo suficientemente rápido para que no lo atrape.

Leah se encuentra un poco desubicada pero aún hace el intento de jalar a Marco, pero él es muy rápido y no lo logra. Ella logra observar como Marco llega a su supuesta meta y comienza a celebrar su no merecida victoria.

-Eres un tramposo –grita desde el suelo.

-Tú empezaste –le grita de vuelta. Ella le saca la lengua y él solo ríe. Ella se deja caer nuevamente en el suelo, aún está un poco mareada por las vueltas. ¿Cómo es que Marco no está mareado?, se pregunta. Seguro es porque él no estaba de cabeza, piensa.

Marco se acerca a ella riendo y le extiende la mano pretendiendo ayudarla. Ella no lo piensa mucho y aprovecha la oportunidad para botarlo y el cae sobre ella pero logra colocar sus manos para evitar golpearla, ella ignora eso y aprovecha que está desprotegido y lo empuja para invertir los papeles, pero cuando intenta levantarse Marco sí es lo suficientemente rápido y la tira del brazo obligándola a dar la vuelta y al tirarla nuevamente cae sobre él. Esa posición no dura mucho porque Marco se gira para quedar sobre ella, la inmoviliza colocando ambas manos sobre las muñecas de Leah, que quedaron prensadas contra el suelo.

Ambos respiran entrecortadamente mostrando el cansancio por la lucha de poder. Obviamente Leah no puede librarse fácilmente de esta, está en una posición muy desventajosa, pero aun así se siente demasiado cómoda para su gusto.

Marco tampoco cree que esta posición le de mucha ventaja, tal vez luzca como si lo fuera pero se siente más débil de lo que creía, siente como sus piernas quieren volverse gelatina y siente que algo revolea en su estómago. No le cuesta mucho entender el porqué de su debilidad, Leah lo observa directamente a los ojos y la situación ya no luce en absoluto como un juego.

Ninguno está pensando en lo que acaba de suceder, en lo único que piensan es como sus cuerpos reaccionan por la cercanía del otro. Sus respiraciones ya no son entrecortadas pero sí un poco pesadas aunque ambos intentan controlar sus respiraciones.

Ambos acercan sus rostros lentamente y cuando están a escasos centímetros se dejan llevar por el último impulso y finalmente unen sus labios en un delicado beso que se va profundizando al pasar los segundos.

Marco libera su agarre y posiciona su mano izquierda en la nuca de ella, su pulgar juguetea con su cabello involuntariamente. Su otra mano detiene su espalda y la jala suavemente para acercarla a él.

Leah tiene su mano derecha a un costado del cuerpo de Marco y la otra suavemente posicionada en su cuello. Pasan unos largos segundos y a ninguno de los dos parece importarle estar en el suelo del aparcamiento.

Leah en un momento de lucidez, se da cuenta de lo que está sucediendo y decide aprovechar el descuido de Marco para poder vengarse de haberla puesto de cabeza y tirarla al suelo cual costal. Hace una maniobra rápida y tumba a Marco en el suelo y antes de que él pueda reaccionar ella sale corriendo hasta la supuesta meta.

-Que te quede de lección –le grita con un guiño, luego sale corriendo para entrar al entrenamiento a tiempo. Marco ríe desde el suelo y se desploma totalmente, para luego levantarse con una gran sonrisa en la cara y seguirla.

***

Robert había llegado unos minutos antes de que iniciara la última sesión de entrenamiento del año, su mente divagaba en varias cosas, aparcó su carro y se bajó del mismo en un rápido movimiento, a lo lejos divisó a Marco y a Leah corriendo uno tras la otra. Eso le provocó un poco de gracia, pero no tanta como cuando Marco la cargó y le tiró al suelo para poder llegar antes.

Cogió su maletín y se dispuso a entrar al centro de entrenamiento pero luego observó a Marco cerca de Leah nuevamente, en un intento de ayudarla a levantarse pero ella intentó tumbarlo y lo logró pero no le fue tan bien cuando Marco empezó a luchar con ella en el suelo. Robert no sabe cómo pero de un momento a otro ellos ya se estaban besando con tanta naturalidad, como si fuera algo muy normal en ellos.

Robert tenía la boca abierta de lo sorprendido que estaba, no sabía qué le sorprendía más, el verlos juntos o que nunca lo mencionara. ¿Y si lo mencionaron y yo no estaba?, se preguntó, ¿es que acaso en algún momento decidieron mencionarlo y él fue al baño? La duda lo carcomía por dentro, en un momento reían y en el otro la situación dio un giro de 180 grados y ellos se besaban con demasiada necesidad.

Robert estaba petrificado, tanto que ni siquiera se rió cuando Leah escapó de Marco y el salió corriendo detrás de ella. No podía moverse, lo hizo hasta que recordó a lo que iba y sabía que no debía llegar tarde al entrenamiento.

Cuando Marco llegó a la cancha Leah ya se encontraba en los brazos de Mario, en ese momento tuvo ese extraño sentimiento que había sentido una que otra vez cuando alguien se ponía muy cariñoso con Leah, antes no lograba entender qué era ese extraño sentimiento pero ahora sabía exactamente qué era, celos.

Foto:
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Bound To You - Part OneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora