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Leah había corrido lejos de Marco y al llegar al campo se encontró con los chicos y los saludó pero de un momento a otro sintió que alguien la levantaba por detrás y por un instante creyó que era Marco pero rápidamente supo que no era él.

Mario le daba vueltas por el aire mientras ella reía histéricamente de los nervios que le daba cuando la cargaban. Mario la bajó y ella se volteó para hablarle pero aún se sentía un poco mareada de tanta vuelta, Mario se burlaba y la tomaba de los brazos para evitar que se cayera.

-¿Ya? –Le pregunta Mario refiriéndose a su mareo.

-Eres un tonto –le dice en respuesta. El ríe.

-Sí, ya estás bien –dice-. En fin, ¡FELICIDADES! –exclama extendiendo sus brazos para abrazarla, ella no sabe de qué le habla, pero luego reacciona y entiende que es por su ascenso. Ella le devuelve el abrazo y se emociona mucho, ya había olvidado ese pequeño detalle y cada vez que lo recuerda le entran ganas de saltar y bailar de la felicidad.

-Gracias –apenas audible porque se encuentra presionada contra el pecho de Mario.

-Estoy tan feliz por ti –dice en su oído –te lo mereces tanto y sé cuánto significa esto para ti.

Ella sonríe ampliamente contra su pecho y le aprieta más su agarre en señal de agradecimiento. Mario entiende y también le aprieta un poco, soba suavemente su espalda antes de soltarla y observarla con mucho orgullo.

Leah se encuentra roja de la pena y muerde la esquina derecha de su labio inferior intentando ocultar su sonrisa, Mario niega y con su pulgar jala la esquina de su labio para enseñarle que no lo tiene que hacer, Leah suelta una carcajada y niega con la cabeza. Mario camina junto a ella con su brazo reposado en sus hombros.

-¿Qué tal estuvo todo? –Pregunta casualmente, ella no piensa en nada de lo que pasó entre ella y Marco, eso no pasa por su cabeza, por lo que habla casual y tranquilamente.

-Pues todo muy bien, ha sido una linda velada.

-Lamento no haber podido ir –dice, en el momento va bajando su brazo y pasa su mano por la espalda de Leah y se detiene hasta que llega a su espalda baja.

-No tienes de qué preocuparte, pero prometiste contarme porqué me has dejado plantada –dice advirtiéndole. Él ríe un poco nervioso y antes de que pudiera decir algo llega Mats y la levanta sin nada de dificultad con un abrazo.

Leah ríe hasta que Mats la deposita en el suelo, al principio Leah se preguntaba qué se traían ellos con estarla cargando pero luego cayó en la cuenta que era por ser una enana. No es que fuera tan, tan, tan pequeña, solo era que todos los demás eran mucho más altos, no tenía la culpa de haber nacido en un país con tantas personas altas. Además los hombres generalmente son más altos que las mujeres.

-Hola –le dice Mats con una gran sonrisa –al fin vienes a vernos.

-Sí, lo lamento. Sabes que no cuento con muchos días libres, pero en cuanto los tengo sabes que siempre vengo.

-Lo sé, Blondie –dice despeinándola, ella deja caer sus hombros sabiendo que no importa cuántas veces le diga, nunca dejará de hacerlo. Luego saluda a los demás antes de que Klopp los llame para comenzar el entrenamiento.

Al empezar el entrenamiento, Leah se fue a sentar para observarlos tranquilamente. Se reía cuando ellos hacían bobadas, que era casi todo el tiempo. Hasta habían botado a Marco.

Al finalizar el entrenamiento abierto, todos fueron a firmar autógrafos y tomarse fotos con los fanáticos. Cuando terminaron, se reunieron para que Klopp les diera algunas indicaciones en lo que todos los fanáticos abandonaban el centro.

Bound To You - Part OneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora