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Leah hablaba con Robert en uno de los sofás. Ella se encontraba con su cabeza sobre el regazo de Robert, él deslizaba su cabello rubio a través de sus dedos, una y otra vez mientras la observaba hablar sin parar.

-¿Tú quieres que me quede dormida? –Interrumpe su historia para interrogarlo.

Robert ríe y junta sus cejas en confusión.

-¿Por qué lo dices?

-La forma en que juegas con mi pelo... Me relaja tanto –dice y termina con un bostezo.

Robert ríe nuevamente y niega con la cabeza.

-Créeme, esa no es mi intención.

-Yo creo que no quieres que te humille cuando sea nuestro turno... -Robert suelta una carcajada haciendo que todos volteen a verlo.

-Estás loca –le dice, ella abre la boca ofendida y Robert ríe nuevamente-. Pero ya te he dicho que no es mi intención. No sabía que eso te provocaba tanto sueño.

Ella bosteza nuevamente y sonríe.

-Sí lo hace –contesta simplemente, cierra sus ojos y se reacomoda.

Robert la observa y sonríe. Al ver que no vuelve a abrir los ojos y su respiración es más calmada, se pone nervioso. Rasca su ceja con un dedo y mira hacia todos lados pero todos están en sus propios asuntos.

-Eh... ¿Leah? –Se anima a decir-. Leah, no te duermas aquí.

Ella murmura algo y se reacomoda completamente girando su cuerpo noventa grados, aún con su cabeza sobre su regazo.

-Leah, tú cuerpo te dolerá si te quedas aquí. Tienes que ir a una cama.

Ella regresa a su posición anterior y lo observa con ojos somnolientos.

-No quiero subir gradas –se queja. Robert suelta una risita y niega con la cabeza.

-Levántate y yo te llevo –le indica empujándola levemente.

-¿Me cargas? –Le pregunta con tono infantil.

Robert ríe pero asiente con la cabeza.

-Está bien. Pero, muévete.

Ella se sienta y espera a que Robert se levante y se estire un poco.

-De acuerdo –le dice-, súbete.

Él se agacha dándole la espalada para que Leah pueda subirse en ella. Leah se aferra a él como garrapata y Robert se levanta con un poco de esfuerzo debido a la posición en la que estaba.

Tras levantarse todo se vuelve más sencillo, ella iba tan cómoda y relajada que reposó su cabeza sobre el hombro de Robert. Algunos chicos los observan y se burlan de Rober pero dejan que la lleva cargada hasta la recámara de Marco.

Al llegar a la recámara, Robert se da la vuelta esperando que Leah se baje y caiga sobre la cama.

-Bueno, ya bájate-. Le indica.

-No quiero –le dice con tono infantil nuevamente. Y aprieta más su agarre, no solo con los brazos pero mantiene bien enredas sus piernas alrededor de su cintura.

-Te bajas o te bajo –la amenaza en tono juguetón.

Ella vuelve a apretar.

-Te lo advertí –le dice antes de dejarse caer en la cama con cierto cuidado de no lastimarla.

Su cuerpo está sobre Leah, ambos boca arriba.

-¡Ay! ¡Robert! –Exclama con un poco de dolor y diversión-. Está bien, está bien. ¡Quítate, quítate! –Le pide intentando escapar de su peso.

Bound To You - Part OneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora