Capítulo 1

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"... Forever, my love. Forever and always... I can't breath without you. Forever, my love. I can't let you go...".

Su voz se mezcla con los últimos acordes de guitarra. Todavía estoy sentada en la cama, inmóvil. Seis años y todavía no lo puedo controlar, cada vez que oigo su nombre o su voz escapándose por los parlantes de la radio, me quedo helado como en una hipnosis. En realidad siempre fue así, desde el primer día que lo escuché a hablar. Es como tener quince años otra vez y volverse loca con ese amor platónico que toda adolescente tiene y se muere por atrapar.

— ¡Mamá! Adam me sacó mi cuaderno -dice una mini yo entrando a mi habitación.

Su cabello color chocolate ondulado está despeinado y bastante largo. Su piel de porcelana resaltan sus ojos aguamarina y su ceño fruncido provoca que sonrías con dulzura haciéndote olvidar de cualquier problema... Marie.

— ¿Dónde está tu hermano?—pregunto.

Al instante que termino de decirlo, una versión masculina de Marie aparece también descalzo. El cabello le cubre casi toda su frente y sus rizos son un poco más oscuros que los de su hermana. Lleva puesto su pijama de Advenger que le regaló mi hermana Riley para su cumpleaños número seis.

— Cualquier cosa que te diga esta es mentira. ¿Para qué quiero un cuaderno rosa?—pregunta con las palmas de las manos levantadas en señal de inocencia, que no es verdadera.

— ¿Adam?—pregunto cruzándome de brazos.

Él resopla y se saca de su remera un cuaderno rosa con stickers de princesas de Disney pegados. Me lo tiende cabizbajo.

— ¿Qué te dije de robarle las cosas a tu hermana?—pregunto poniendo los brazos como jarras.

— Que es de mala educación—contesta susurrando.

— Ahora pedile perdón a tu hermana —le digo devolviéndole el cuaderno a Marie.

— Lo siento, Marie.

Marie sonríe y abraza a su hermano pero el cariño dura poco porque ya se están peleando otra vez.

Marie y Adam son tan igual y tan distintos a la vez, como cualquier par de gemelos. Adam es hiperactivo y es el que más dolor de cabeza da. Constantemente se está metiendo en problemas o los problemas lo persiguen a él. Siempre termino en la oficina del director porque a mi hijo se le ocurre hacer una de sus travesuras o porque las niñas de su curso lo molesta. Incluso tiene un club de fans, es todo un Don Juan, aunque no me gusta la idea de niñas de seis años persiguiendo a mi bebé. Y después está Marie, que en personalidad es un calco mío. Le gusta leer, dibujar y ver películas. Es tímida, silenciosa y no tiene muchos amigos a diferencia de su hermano. Constantemente hay chicos molestándola lo que me da impotencia por no poder tenerla en una burbuja para que nadie la lastime. Marie es muy sensible y siempre termina llorando cuando algún niño le molesta. Así que de una forma u otra, siempre termino en la dirección del director que prácticamente ya tiene preparado un café y galletas para cuando llego.

—No vuelvan a pelearse... —ellos asienten pero todos sabemos que durará muy poco—. Ahora quiero que se vayan vestir porque voy a llevarlos casa de tía Tris mientras arreglo unas cosas en el trabajo.

—Pero es fin de semana —comenta Marie.

—Lo sé pero no me tardaré mucho... Ahora vayan que voy a llegar tarde.

—Quiero ir contigo —dice Adam sin moverse de su lugar.

¡Ay no, problema!

— No, siempre que vas a mamá la retan.

Doblemente ProblemáticosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora