Capítulo 23

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Estoy acostada sobre el césped verde, arrancando con mis manos un poco mientras miro el cielo azul con pequeñas nubes esponjosas. Marie está sentada a mi lado sacando uno por uno los pétalos de las diminutas flores amarillas que crecen en el suelo. Adam corre de un lado a otro persiguiendo a un perro que se acercó a nosotros. Tris y John vuelven del auto con una canasta llena de comida. Nos sentamos a comer y Adam comienza a hacer morisquetas porque es su comida favorita. A lo lejos veo a mis padres caminar hacia nosotros. Detrás viene Riley danzando y cantando desafinadamente una canción de Adele. Nos saludamos y se sientan a almorzar con nosotros. Observo a los niños porque están felices y yo también. Cierro los ojos porque quiero concentrarme en sus risas mientras siento la brisa veraniega en mi rostro. Es un perfecto día para estar con los que amo.

Abro los ojos y todo se ha esfumado. Ya no estoy en el campo con los niños. Ahora estoy sola en una habitación vacía con paredes blancas. Una habitación en la que nunca estuve, nada me parece familiar. Comienzo a asustarme porque no es normal. Me levanto del suelo e intento salir pero todas las puertas están cerradas. ¿Todas las puertas? ¿Por qué hay tres puertas? Golpeo las ventanas pero el vidrio es demasiado fuerte.

Una de las puertas se abre y mi respiración se acelera. Ni siquiera me muevo.

Sé que estoy en una pesadilla pero no puedo despertarme. Esto no es bueno, no creo que sea nada positivo. Detesto cuando estoy en una pesadilla y no puedo despertar tan fácil como en los sueños. ¡Por favor Adam! Lanza una almohada para que despierte. Necesito que alguien llame a mi celular para poder despertar. En estos momentos deseo encender la alarma. Aunque no tengo noción de la hora que es. Tal vez son las tres de la mañana o quizá las seis.

Una figura aparece y se para bajo el umbral de la puerta. La habitación está un poco oscura y no puedo ver su rostro. De lo que estoy segura, es que la figura es la de un hombre. Un hombre fuerte y alto.

Un rayo de luz se escapa por las persianas negras, dejando ver que el hombre sólo lleva ropa interior. ¿Quién es y por qué estaba semi desnudo en mi habitación? Bueno, no es mi habitación, tal vez sea la suya pero entonces... ¿Por qué estoy en su habitación a solas con él?

— Buenos días, princesa —lo escucho saludarme con voz grave y al escucharlo me doy cuenta de quién es.

Este es un sueño raro. No lo calificaría como pesadilla pero dada las circunstancias en las que nos encontramos ambos, tampoco es un sueño.

Alex.

Mis ojos viajan hacia mi cuerpo y una descarga eléctrica traspasa por todo mi ser. Estoy semidesnuda al igual que él. Sólo llevo mi ropa interior.

Esto no es bueno. ¿Dónde estás cuando te necesito conciencia? No obtengo respuesta. Esto es más que raro. En estos momentos ella tendría que parlotear como hace siempre... ¡Ay, qué idiota soy! Ella nunca se encuentra en mis sueños, es el único momento en el puedo librarme. Pero en estos momentos necesito sus sermones, sus consejos, sus burlas.

Alex está parado, esperando una respuesta pero de mi boca no sale ni una sola palabra. Es como si cada parte de mi cuerpo estuviera pausado.

— ¿Ocurre algo, cariño?

¿Cariño? Hace mucho tiempo que no me llama cariño. Me golpeo la frente, metafóricamente. ¡Es un sueño!

Intento sonreír pero se siente como una sonrisa falsa. Al parecer, Alex no lo toma en cuenta y me devuelve el gesto. A diferencia de mí, que tengo los pies estancados al suelo, él comienza a acercarse peligrosamente.

¿Por qué no se pone un poco de ropa? Lo imagino con un poco más de ropa pero lo único que puedo pensar es en besar sus labios. Le ordeno a mis pies que retrocedan o salgan corriendo pero son rebeldes y no me quieren obedecer.

Doblemente ProblemáticosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora