— ¿Te encuentras bien? —pregunta Tris cuando estamos solas en la cocina. Miro a ambos lados para ver si los niños vienen y luego niego con la cabeza—. ¿Qué ocurre?
Cubro mi cara con ambas manos, apoyando mis codos sobre la mesa.
— ¡Estoy enamorada! Muy enamorada... ¡Asquerosamente enamorada! —confieso. Luego la miro, está sentada del otro lado de la mesa, observando mis gestos y sonriendo con ternura.
— Eso es demasiado tierno, Meg. Y... ¿Cuándo se van a casar? —pregunta divertida. La miro con los ojos entrecerrados y luego le enseño el dedo del medio—. ¡Compórtate! —dice para luego soltar una carcajada—. Ya en serio. ¿Estás segura? —pregunta. Asiento.
— ¡Quiero morir, Tris!
Ella me mira confundida.
— ¿Por qué?
— Porque ya no somos los mismos. Están los niños en el medio.
Pone su dedo índice frente a mi rostro.
— No digas nada. Los niños son los hijos de los dos. Adam y Marie lo adoran y ahora que hizo eso, mucho más. ¡Él quiere volver, Meg! Sino no hubiera hecho todo aquello —suspira al verme dudar—. ¡Joder...! Se quedó contigo en el hospital, se ofreció a llevarte. Inscribió a Marie y Adam en actividades que ellos aman. Se preocupa por ti. ¡Quiere volver! Está pidiendo perdón, a su manera pero lo hace —suelta Tris frustrada.
— No lo sé, Tris...
Ella deja escapar un gemido de frustración.
— ¡Eres terca mujer! Ese hombre te ama —toma aire—. ¡Te ama! —deletrea sin paciencia.
— Entiende. Ya no soy la misma de antes, no quiero volver a sufrir. No ahora que están los niños. ¿Y si vuelve a dejarme? ¿Y si encuentra a alguien de su altura? ¿Qué voy a hacer yo? ¿Qué van a hacer los niños? —niego con la cabeza—. ¡No! Puede que digas que soy terca pero en mi vida pasaron muchas cosas feas, cosas que no quiero que vuelvan a repetir. No lo soportaría si ocurren otra vez. Ya no tengo fuerzas para volver a levantarme, Tris. Crié a mis hijos sola. Sí, los tenía a ustedes pero ellos crecieron sin un padre. No quiero que desaparezca de nuevo, no quiero... Los niños están muy felices con él, no quiero ni imaginar lo que va a ocurrir cuando vuelva a irse —mis ojos comienzan a cristalizarse.
Tris se levanta de su asiento y se acerca a mí. Se pone de cuclillas y acaricia mi mano con dulzura.
— Cariño, no pienses en esas cosas. Piensa en el lado positivo... Alex ha vuelto y quiere corregir sus errores. Deberías dejarlo avanzar, sólo no dejes que te rompa el corazón. Mantente fuerte y cuando se comporte como un idiota, le pones el límite —me aconseja con una sonrisa alentadora—. Él es un gran hombre, todos comentemos errores y tú lo sabes mejor que nadie. ¿Cuántas veces te ha perdonado el doctor? —pregunta. Hago una mueca al recordar—. ¿Cuántas veces te perdonaron tus padres? —vuelve a pregunta. Asiento—. ¿Cuántas veces te perdonamos John y yo...? Muchas... Pero lo hicimos porque te queremos y todos queríamos verte bien, sabíamos que en algún momento ibas a ser fuerte y superar aquella etapa llena de obstáculos —termina diciendo. Sonrío.
Tiene razón. Ella, John y mis padres, me han perdonado muchas veces. En aquella época, lo hacía todo mal. En aquella época sólo quería estar sola, escondida en la oscuridad. No quería hablar con nadie, no quería sonreír... Y ahora, gracias a que ellos me perdonaron, cambié y aquella oscuridad ya no existe, aunque a veces la luz quiere apagarse.
— Nos vemos otro día, Meg. Tengo que ir al trabajo, hoy me toca de noche —suspira con cansancio—. Que disfrutes la cena —saluda guiñándome el ojo. Pongo los ojos en blanco.
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Doblemente Problemáticos
Romansa[COMPLETA Y SIN CORREGIR. Escrita en el 2012] Megan creía que se había alejado del pasado y que su nueva vida era perfecta pero a pesar de todos los cambios, los problemas siempre van atados a su espalda. Sobre todo si tiene a un par de gemelos que...