Capítulo 18

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— ¿Se puede saber quién demonios es tu admirador secreto? —pregunta Stacy en el descanso mientras come la caja de chocolate que llegó junto con las flores—. ¡Mierda! Estos chocolates son exquisitos —comenta con la boca llena. Niego con la cabeza.

— Es Alex... —ella me mira confundida.

— ¿Alex? —se pone a pensar y al caer en la cuenta abre los ojos como platos—. ¡Espera! ¿Alex? ¿Alexander Jones? —pregunta elevando la voz.

— ¡Chist! —ella se tapa la boca con la mano derecha.

— ¿Qué pasó? —suspiro porque debo contarle toda la historia para que entienda.

Luego de media hora de hablar con ella, veo que está en shock. Intento llamar su atención pero no me hace caso, está metida en la historia que le he contado. Luego de unos segundos me sonríe y en su rostro a una pizca malicia. ¡Oh no!

— No me lo puedo creer. Vaya, vaya... Te lo tenías bien guardado, eh —resoplo y pongo los ojos en blanco. La escucho soltar una carcajada—. Quiere recuperarte, Meg... Es más que obvio —comenta. Yo niego con la cabeza.

— Ya es tarde —comento mirando hacia otro lado. Ella levanta una de sus cejas.

— ¿En serio? No lo sé, pero yo creo que estás metida hasta el fondo con este machote.

¡Que no hable así! Me recuerda a Tris.

— No.

— Claro que sí.

— ¡Que no!

Sé que estoy enamorada de Alex pero no hasta el fondo, es sólo la impresión de tenerlo cerca, ya se me pasará con el tiempo. "Eso es mentira. ¡Todo el mundo sabe que estás bien metida con este hombre!".

— Di lo que quieras pero es cierto lo que digo. Tal vez no quieras admitirlo pero se nota— comenta Stacy. Se levanta de su asiento y toma su taza con café—. No puedes engañarte. Pronto te darás cuenta de que estás equivocada, sólo espero que no sea demasiado tarde —dice para luego ir a su escritorio, no sin antes agarrar la caja de chocolates y llevársela con ella.

Alex no ha aparecido en todo el día, se supone que tenía que venir pero sólo he visto a su padre y a su cuñado Eric, que como el resto del edificio, ha preguntado por Marie. Tengo que hablar con Alex, no puedo quedarme aquí sin hacer nada, todo esto me está perturbando y no puedo seguir con mi trabajo, aunque lo intento olvidar.

— Megan, le pregunté a Gregorio lo de los colores y dijo que lo elijas tú —asiento sin mirar a mi compañero. Comienzo a escribir todo los pedidos que hay que hacer para la fiesta. Necesitamos que sea una gran fiesta. Una fiesta que todo el mundo debe comentar por semanas... O al menos eso es lo que quiere Gregorio.

— ¿Abriste el sobre? —pregunta Stacy. Niego con la cabeza sin mirar la hoja con los pedidos. Debo llamar a un montón de gente, por suerte tengo a mis compañeros para ayudarme—. ¿Y por qué no lo abriste todavía? —volteo a mirarla.

No lo abrí porque no me interesa. Bueno, sí me interesa pero no me quiero perturbar con todo esto.

— Porque no me interesa —contesto. Ella levanta una de sus cejas.

— No te creo —contesta cruzándose de brazos—. Estás muriéndote por abrir el sobre.

Bufo. No quiero que me hable de Alex.

— Bueno, no me creas. Ahora si me disculpas, necesito terminar todo esto —continúo con mi trabajo. Ella se va. Comienza a tamborilear los dedos sobre el escritorio echando alguna que otra mirada por el rabillo de ojo a mi bolso donde se encuentra el sobre. ¡Mierda! ¡Esta horrible sensación de curiosidad! ¡La detesto! Agarro el bolso y busco sobre. Dentro hay una carta con la letra de Alex. Contengo el aliento porque no estoy preparada para una carta de él pero sin embargo la leo.

Doblemente ProblemáticosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora