Capítulo 17

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— Es John... —dice asustada—. Está aquí en mi casa.

¿Qué hace el la casa de Tris?

— ¿Qué hace ahí? —pregunto confundida.

— No lo sé, Meg. Está como loco —suspira frustrada—. No sé qué hacer. Tengo que irme a trabajar y no sé dónde dejarlo.

¡Oh Dios mío, John!

— ¿Qué le ocurre?

— Está totalmente alcoholizado.

¡No, otra vez! ¡Dios, John, necesitas terapia!

— Además está golpeado... —la escucho susurrar. Suspira frustrada— ¡Está todo golpeado, Megan! —grita alterada.

¡Ay no! ¿En qué lío se metió ahora?

— ¿Pudiste hablar algo con él? ¿Te dijo algo?

— Dice que tuvo una pelea con su hermano... Y que también la tuvo con su novia. ¡No sabía que tenía novia, Meg!

¡Sabía que esa chica tenía algo raro! "No sabes nada sobre el tema, así que no empieces". ¡Está enamorado, el muy bobo! "Todo el mundo algún día se enamora. Además, la otra vez dijiste que te agrada". Me deja de agradar cuando tiene algo que ver con el estado deplorable de mi mejor amigo, estúpida.

— Tranquila... ¿Cómo es eso de que está golpeado? ¿Otra vez tuvo peleó con Henrie?

— Sí, dice que está fue fuerte. Deberías ver su cara cuando habla de su hermano. Esto es grave —contesta desesperada—. Tengo que dejarlo en algún lado. Tengo miedo de dejarlo solo, Meg —suspiro, cerrando mis ojos.

— Tráelo. No podemos dejarlo solo.

¡El mundo está empecinado en arruinar mi paz y tranquilidad! "Ya se te va a recompensar por aquello". Sí, claro. Todavía estoy esperando por las otras veces.

— Como lo siento, amiga. Sé que estás en tu cena con Alex —vuelvo a suspirar.

— Sólo tráelo... —le digo rendida antes de que se me ocurra cambiar de parecer.

— De acuerdo, nos vemos en un rato —dice antes de colgar.

Alex está allí atento, esperando a que le diga algo.

— Niños, suban a su cuarto. Es hora de dormir —digo frotando mi frente. Ellos me miran confundidos—. Por favor —suplico. Ellos asienten y suben sus protestar.

— Adiós, Alex —saludan desganados a su padre.

Alex intenta hacer una sonrisa pero sólo puede hacer una mueca rara.

— Adiós niños, nos vemos otro día.

Cuando los niños desaparecen de nuestras vistas, libero todo el aire comprimido en mis pulmones. Él voltea a mirarme.

— ¿Qué ocurre? —niego con la cabeza.

— Será mejor que te vayas, Alex...—digo susurrando. Él se acerca a mí e intenta acariciar mi brazo pero me aparto—. Por favor —él niega con la cabeza.

— No. Dime lo que ocurre ahora mismo —dice firme.

Suspiro rendida.

— Es John. Tris me llamó para decirme que está ebrio. No quiero que haya problemas así que por favor, vete —me mira confundido—. Es que él se pone un poco agresivo cuando se emborracha —confieso.

— Entonces de ninguna manera te dejaré sola con los niños —comenta elevando el tono de voz. Niego.

— Conmigo y con los niños no lo es. Está un poco cabreado porque tuvo una pelea con su hermano. Por favor, Alex, vete —suplico con cansancio.

Doblemente ProblemáticosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora