— ¿Megan? —me llama Gregorio.
Estoy tecleando lo último que me queda por hacer. En una semana será la fiesta y todos están como locos. Al escuchar a Gregorio, pienso que trae más trabajo para mí, lo que significa que debo olvidar mi horario de descanso y añadir horas extras.
— ¿Sí? —levanto mi vista.
Gregorio está vestido de manera casual, lo que es raro en él, siempre utiliza trajes de marca y zapatos italianos. Pero hoy viste un pantalón deportivo color negro y una camiseta naranja, además tiene un abrigo en su mano.
— Tengo que ir al médico así que te traje más temprano el listado con los pedidos para la fiesta. Tienes que ir a ver cómo está todo en el salón.
— ¿No puede ocuparse alguien más?
Él niega con la cabeza.
— Tú eres la más responsable del grupo...
Esfuerzo una sonrisa al escuchar su cumplido, aunque ahora que lo pienso siempre dice algo así para que no pueda negarme a hacer las cosas que me pide. ¡Qué fácil soy!
— Descuida, no irás sola... —termina añadiendo.
Tomo la carpeta con los pedidos que él me estaba entregando y meto en mi bolso.
— Alexander irá contigo.
— ¿Qué? —pregunto sorprendida, aunque suena como si estuviera asustada.
"¡Que no se note tu sorpresa, idiota!".
— Él quiere ver todo. Quiere que salga todo excelente... —mira su reloj—. Debo decirle a Alex que irás con él. Ya se me está haciendo tarde —se da media vuelta y comienza a caminar hacia el ascensor pero luego se detiene y voltea a mirarme—. Un auto estará esperando por ustedes en... —vuelve a mirar su reloj—. Cuarenta minutos. Toma tus cosas, luego te puedes ir a casa —finaliza.
No puedo responder, ni hacer ninguna protesta con respecto a mi acompañante ya que mi jefe desaparece cuando las puertas del ascensor se abren.
¡Mierda, qué mala suerte! "¡El destino los quiere juntos!". Esto es malo, muy malo. "No seas dramática". Estoy siendo realista. ¡Siempre que estoy con él, algo pasa! "¿Cómo qué?". Como... Como... Bueno. ¡Está bien, no sé qué cosas ocurren! Pero me siento rara junto a él. "Querida, eso es amor. Además... Tú ya eres rara". Nadie pidió tu opinión. "No estoy pidiendo permiso para opinar".
Treinta minutos después tengo apagado mi ordenador y me sueno los dedos para hacer que se despierten luego de varias horas sin parar de teclear. Tomo mis cosas para ir hacia planta baja. ¿Tendría que esperar a Alex? ¿O quizás tendré que ir a buscarlo? ¡Mala idea! No volveré a ir al despacho. No a solas con él. "¡Te mueres por hacer algo!". Como dije antes... ¡Nadie te dio permiso a opinar! "No me escuches y listo". ¡Estás en mi cabeza! No hables y solucionado el problema. Punto. "Pero...". ¡He dicho punto! "¡Humor de perros!". Entrometida.
— ¿No tienes que esperar a Alex? —pregunta John detrás de mí, cuando estoy esperando el ascensor.
¡Mierda!
— ¡John! ¡No vuelvas a asustarme! ¿Esa es tu especialidad?
Él sonríe, mostrándome su dentadura.
— Es que amo cuando te asustas.
Le enseño mi lengua. Él entrecierra los ojos.
— ¿Sabes lo que diría Marie si te viera, no? —pongo mis ojos en blanco—. Usted jovencita, es una niña muy irrespetuosa. Temo que tendré que darle un castigo. De alguna manera hay que corregir esas actitudes que usted tiene.
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Doblemente Problemáticos
Romance[COMPLETA Y SIN CORREGIR. Escrita en el 2012] Megan creía que se había alejado del pasado y que su nueva vida era perfecta pero a pesar de todos los cambios, los problemas siempre van atados a su espalda. Sobre todo si tiene a un par de gemelos que...