Capítulo 28

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Durante el viaje molesto a Alex a cada segundo, como los viejos tiempos. En cada semáforo él se voltea para besarme en cualquier parte del cuerpo, lo que provocaba que me avergüence ya que hay otros autos esperando a que la luz esté de color verde. No quiero alejarme de él. "¡Pon tus cartas sobre la mesa! Dile lo que quieres, si te ama de verdad, lo aceptará pero si no es amor de verdad, aunque lo dudo, tendrás que dejarlo ir".

— Fue una noche... —me quedo en silencio.

Él está mirándome detenidamente y sonriendo abiertamente, como si ya supiera lo que voy a decir.

— Maravillosa, lo sé —comenta con arrogancia.

Suelto un suspiro.

— Tienes razón... —sonrío—. Pero nunca lo vas a oír de mis labios —lo miro con los ojos entrecerrados.

— Eres muy orgullosa. Vamos, te llevo adentro antes de arrancarte la ropa aquí.

Elevo una de mis cejas.

— Sé el camino hacia mi casa. No necesito un guardaespaldas —comento abriendo la puerta del auto. Él baja rápidamente y se posiciona a mi lado.

— Por las dudas, para evitar problemas. No quiero salir corriendo en una urgencia —comenta enlazando nuestros dedos.

Me suelto de ese hermoso y tierno agarre. No es porque me sienta incómoda, sino porque no puedo dejar que mi familia nos vea. Creo que es muy pronto. "¡Demasiado pronto!".

— Ni que tuviera lepra —comenta Alex divertido.

— Sabes que es demasiado pronto... —pero me arrepiento. Acabo de revelar mucho.

— Demasiado pronto... —repite pensativo—. Entonces me das una segunda oportunidad. ¿Verdad?

Me siento como una adolescente hablando con su primer novio. "Tierra llamando a Megan, el fue tu primer novio".

El hormigueo en mis manos, comienza a aparecer. Me siento como una idiota delante de él.

— Tal vez...

Suelta un suspiro y yo sonrío.

— ¿Nunca me vas a dar palabras exactas, verdad?

Volteo a verlo y le doy un pequeño beso en los labios.

— Tal vez...

— ¿Es posible que se pueda ser adicto a ti? —sonrío y él me corresponde—. ¡Definitivamente, tú eres mi droga!

Busco en mi bolso las llaves y luego las pongo en la cerradura. No se escucha nada del otro lado. ¡Gracias a Dios! No hay nadie.

— Deben de estar en el jardín —comento para que se vaya antes de que lo vean.

— Perfecto. Vamos —entra a la casa y se va al jardín.

No hay nadie allí, como era de esperarse, el jardín es un lugar diminuto y aburrido. De seguro salieron a pasear con los niños.

— No hay nadie en la casa —comenta con una sonrisa calculadora.

— Eso parece. De seguro están por llegar. Le avisé a mi hermana que estaba cerca.

— Bueno... ¿Qué tal si nos divertimos mientras los esperamos?

Puedo leer todas sus intenciones en aquellos ojos café. Un café puro y llamativo.

— No, no. No, no, no. Y no —digo retrocediendo para no tenerlo muy cerca.

Sé que si lo tengo cerca voy a ceder a cualquier cosa. ¡Y tengo orgullo! "¿En serio? Porque creo que lo olvidaste en el departamento de Alex. En su cama, para ser más específicos". ¡Tengo respeto por mí misma! ¡Y por mi familia! Imagínate que estamos en una situación y entran mis padres con los niños... ¿Cómo crees que sería esa situación? ¡Nada cómoda, te lo aseguro! "En eso tienes razón. No me gustaría ver tu cara de atrapada, con Alex encima".

Doblemente ProblemáticosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora