Capítulo 19

6.7K 387 2
                                    

— ¿Alex? —pregunto con cautela, golpeando la puerta.

Hace media hora que está ahí dentro. "¿Este hombre es bipolar?". No lo creo. "¿Por qué se comporta así?". Si lo supiera, créeme que no estaría llamando a su puerta. "¡Ay pero qué humor!".

— ¿Qué? —contesta. Su voz suena apagada.

— ¿Está todo en orden?

— Sí, todo está bien, Megan —contesta frío. Abre la puerta—. ¿Por qué lo preguntas?

Lo miro con cautela porque tiene su mandíbula tensa y... ¡Diablos! Se duchó. "¡Madre mía! Hasta mojado está bueno". ¡Chist! "Cierto, cierto... Es tuyo". ¡No es mío! ¡No es de nadie! ¡No es un objeto! "Tú sabes que hace bien de objeto...". ¡Ni se te ocurra decirlo!

— ¿Por qué tardaste?

Él levanta una de sus cejas.

— ¿A ti no te importa? —contesta con agresividad.

— No creo que debas tratarme de esa manera.

Tensa su mandíbula.

— No eres quién para darme órdenes.

Me cruzo de brazos, dispuesta a discutir.

— ¿Sabes...? ¡No te estoy dando órdenes! —elevo mi tono y al parecer eso lo enfurece un poco más—. Mira, yo vine aquí para hablar contigo pero veo que no quieres cooperar.

¡Sabía que esto iba a ser una pérdida de tiempo!

Me fulmina con la mirada. Esa clase de miradas que pueden asesinarte en un pequeño instante pero no retrocedo. ¿Quién se cree que es? Ser Alexander "millonario" Jones no lo hace más persona que yo. "¡Ya déjalo Megan!". Estoy harta de dejarlo. ¡Estoy harta de hacer oídos sordos cuando alguien me quiere enfrentar! Ya soy una mujer grande y sé defenderme sola, lo hice todos estos últimos años. ¿No? Puedo seguir haciéndolo.

— No me eleves la voz, no soy tu hijo.

— No, no lo eres. Adam es más educado que tú.

De sus ojos salen llaman, parece que está a punto de explotar o algo parecido.

— ¿Estás diciendo que soy irrespetuoso? —pregunta con ironía.

Yo asiento enfrentándolo. Suelta una carcajada sin humor.

— ¡Esto es increíble! ¡No me lo puedo creer! —comenta negando con la cabeza.

— Entonces deberías comenzar a creer. Porque lo eres, señor "soy perfecto en todo".

Él me mira por unos segundos, frunciendo el ceño.

— Yo nunca dije que era perfecto—comenta con seriedad.

Pongo los ojos en blanco.

— Claro que no lo dices pero tu actitud lo dice por todas partes... Soy perfecto y nadie es mejor que yo —comento elevando otra vez mi voz e intentando imitarlo.

Él me mira confundido.

— ¿En qué momento? —pregunta desconcertado.

— No importa el momento...

— ¡A ti no te importa nada! ¿Quieres por el amor de Dios, una vez en tu vida, darle importancia a algo?

Lo fulmino con la mirada.

— ¿Darle importancia a algo? ¡Le doy importancia a mis hijos! ¡Le doy importancia a mi trabajo! ¡A mis amigos! ¡A mi familia! ¡A lo que diga la gente de mí! —tomo aire para continuar—. ¡Pero lo más importante...! ¡Le doy importancia a lo que alguna vez tuvimos! ¡Que obviamente ya quedó en el pasado! —digo gritando.

Doblemente ProblemáticosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora