— ¡Mamá! Ya voy a empezar con la práctica. ¿Por qué se tardaron? —dice Adam cuando me ve aparecer en el campo—. La tía y Jeremy ya estaban por llamar a la policía —me informa. Luego mira a Alex que se acerca a él—. Alex... Tengo miedo.
— ¿Miedo? ¿De qué? —pregunta Alex poniéndose en cuclillas para estar a la altura de mi pequeño.
— De no ser bueno como los otros niños. Los he visto hace un rato y son muy buenos —dice bajando su mirada. Alex despeina su cabello.
— ¿En serio, Adam? ¿Es en serio? Tú eres el mejor. No debes compararte con los otros niños, ellos ya tuvieron varias clases. Es tu primera clase y pareces un profesional —Adam vuelve lo observa esperanzado y Alex le sonríe—. Ahora ve allí. Quiero ver cómo te luces, campeón.
Adam choca su palma con la de Alex y corre hacia el grupo de chicos. Alex va tras él, para hablar con el entrenador. Me siento en la tribuna con Tris.
— Hola muñeca —me saluda Tris cuando me ve—. Marie fue con Jeremy a comprar un helado —me informa—. Y... Cuéntame —dice golpeando mi hombro para llamar mi atención. Volteo a mirarla con el ceño fruncido.
— ¿Qué? —pregunto. Sube y baja sus cejas—. No sé de qué me hablas —le digo, volviendo mi vista hacia mi niño.
— Vamos. ¿Por qué tardaron tanto? —pregunta divertida.
Pongo mis ojos en blanco.
— Porque se explotó un neumático. Tuvimos que colocar un repuesto. Bueno, Alex tuvo que colorar el repuesto.
Me mira cruzándose de brazos.
— Eso es pan comido, Meg. Ustedes tardaron más.
"¡Dile! Es tu mejor amiga". ¡Estás loca! ¡Ella gritará cuando se lo cuente! "Eso no interesa. Los mejores amigos se cuentan todo".
— De acuerdo... Estuvimos a punto de hacerlo —comento avergonzada. Me mira asombrada—. ¡Dime algo por Dios! —le digo frustrada y cuando reacciona, sonríe de costado.
— Es increíble, simplemente increíble. ¡Sabía que ustedes no durarían ni un segundo! ¡Lo sabía!
Vuelvo a poner los ojos en blanco.
¡Está completamente loca! "¡Te lo dije! Es tu amiga. A ti sola se te ocurre ser amiga de locos"
— ¡Espera! —dice con el ceño fruncido—. ¿Cómo que casi? —pregunta.
Suspiro.
— Un policía que pasaba por allí vio un auto sospechosamente estacionado y se acercó. Al asomarse por la ventanilla se encontró a nosotros —comento mirando mis manos. Suelta una carcajada sonora—. No te rías... Con Alex nos levantamos de golpe y tuvimos que marcharnos o nos pondrían una multa —sigue riendo. Esta vez se rodea su estómago con sus brazos. Puedo ver cómo se le caen lágrimas debido a la risa. Luego de dos minutos de carcajadas, suspira a falta de aire.
— ¡Una multa! —grita divertida secándose las lágrimas.
— ¡Chist! ¿Quieres que se enteren todos? —pregunto furiosa. Niega con la cabeza y sigue riendo—. ¡Es imposible hablar contigo! —exclamo fastidiada. Seca las lágrimas que no dejan de caer y luego vuelve a suspirar.
— Lo siento, es que es muy gracioso, Meg. Y tú lo sabes —comenta divertida. Niego la cabeza sonriendo al recordar la escena—. Creo que estoy odiando a ese policía. Aunque en cierta forma, tienen que agradecerle porque si él no aparecía, ustedes dos se iban a matar. ¡Es cierto, Meg! —dice. La ignoro y me dedico a ver a mi hijo—. Y te aviso una cosa... —volteo a mirarla—. Tu hijo está a la derecha no a la izquierda. A la izquierda está Alex —me dice divertida. Suelto una risa sarcástica y luego la fulmino con la mirada—. Te estás volviendo loca por Alex, otra vez —canturrea pero luego se queda en silencio al ver aparecer
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Doblemente Problemáticos
Romance[COMPLETA Y SIN CORREGIR. Escrita en el 2012] Megan creía que se había alejado del pasado y que su nueva vida era perfecta pero a pesar de todos los cambios, los problemas siempre van atados a su espalda. Sobre todo si tiene a un par de gemelos que...