Esto comienza a ser desesperante. Ahora todos me pareces hermosos... Ardientes. Pienso mucho en ellos. Mucho. Pero en algunas posiciones... Ejem. Haciendo... Ejem.
Nathaniel, guapo.
Castiel, hermoso.
Lysandro, tierno.
Kentin, sexy.
Armin, Divino.
Pero, en general, todos son... Wow.
Camino con lentitud por el pasillo del aula A y me dirijo a mi casillero que está al fondo, donde las escaleras.
Sacudo la cabeza, olvidándome de esos extraños pensamientos.
- Hola, Su. - Me saluda Rosalya, mi mejor amiga. Aunque no mi confidente.
- Hey, hola, Rosa. ¿Cómo estás?
- Muy bien, ¿y tú? - Me da un codazo mientras me mira con picardía. - ¿Noticias de tu amor? Espera, ¿quién es tu amor?
Me encojo de hombros, desalentada.
- Nadie. - Contesto con voz queda.
- ¿Cómo que "nadie"? Si cuando llegaste estabas por todos.
- Pues... Se acabó esa etapa.
- No, no, no, querida amiga. Debes encontrar a alguien, como yo encontré a Leigh.
- Ay, contigo es diferente, Rosa. Tú eres diferente. Más bella, simpática, inteligente...
- Cállate que me sonrojo. - Bromea y yo sonrío. - Ese no es el punto. Podrás decir todo de mí. Pero tienes cosas geniales. Cada quien tiene cosas muy buenas, incluyéndote.
Estoy cansada de sermones, siendo sincera.
- Oye, te habla Lysandro. - Aviso y ella se gira. Lo siento, Rosa.
Corro hacia el sótano y me escondo en una esquina.
La quiero, pero es metiche y nunca escucha mis opiniones y cosas así.
Aunque, sé que recibiré un gran enojo por su parte.
- ¿Jugamos a las escondidas? - Doy un grito con un salto asustada y escucho como Alexy ríe.
- Basta, Alexy.
- Ay... Lo siento, pero... Debiste haber visto tu rostro. - Se burla todavía riéndose. Viendo su alegría, me la contagia y empiezo a reír sin razón.
Me empieza a doler las costillas, pero no paro. Me recargo en Alexy para recobrar el aliento.
- Dios... - Digo cansada y pongo una mano en el pecho de Alexy para recobrar todo. Pero en el intento, siento sus músculos por debajo de su camisa. Se sienten... Bien. Y al instante, empiezo a imaginar cosas indebidas con él.
- ¿Estás bien? - Me pregunta mientras toma mi mano, preocupado. Su mano... Es grande... ¿Qué podrá tocar con ellas?
¿Pero qué...? Me doy una paliza mental, tratando de olvidar mis pensamientos extraños.
- Sucrette... ¿Todo bien? - Reacciono y me alejo de él instintivamente.
- S-sí... Perfecto. - Respondo no muy convencida.
Entrecierra los ojos y me mira fijamente durante un rato, lo que me incomoda.
- Sabes... Que puedes confiar en mi, ¿cierto? - Me pregunta. Yo asiento varias veces. - Sabes que puedes contarme todo, ¿no es así? - Asiento y él me imita. - Entonces, en conclusión... Dime lo que te sucede. Has estado extraña y me preocupas.
Su expresión parece genuina y sé que enserio se preocupa por mí, pero no le diré "Oh, pues simplemente pienso que lo hago con todos los chicos a los que veo, incluyéndote."
- N-nada... En serio. - Contesto.
- Sucrette, me dolerá mucho si me entero que me ocultas algo...
Dios, ¿por qué es así? Con su cara de cachorrito. Su hermoso rostro mostrando preocupación por mí. Su hermoso rostro.
- Ahhhh, Alexy, ¿escucharías cualquier cosa? - Me rindo.
Su sonrisa característica regresa al saber que sí le diré.
- Claro, cualquier cosa.
- ¿Seguro?
- Muy seguro. Escucharé lo que te atormenta.
- Mmmm... Está bien. - Acepto y él asiente, feliz. Suspiro, preparándome para decirle todo. Todo.
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Alexy... ¿Es gay?
FanfictionSucrette está en su último año en el Sweet Amoris y no se ha logrado declarar con nadie, pero además empieza a pensar en algunas cosas... Pervertidas con los chicos. No entiende lo que le sucede, así que decide hablarlo con alguien y, el único en el...