❤49❤

144 15 0
                                    

Alexy
Me ha estado ignorando.
Me evita.
Y yo no la dejo de seguir.
Quiero despedirme, decirle que la amo y que la quiero de nuevo, pero no. Ella no me quiere escuchar, no me quiere ver.
Mis esperanzas se van esfumando, pues estoy aceptando poco a poco que ya no me quiere junto a ella.
Ahora la veo frente a mí, hablando animadamente con Rosa y Violeta.
Veo a Armin acercándose a mí, y dejo de observarla.
— Hola, hermano. — Lo saludo.
— Hola. ¿Qué haces? — Dice él.
— Mm, nada. — Me encojo de hombros. — Aquí, paseando por el Instituto. ¿Y tú?
— Jugando, bueno, eso lo hacía, hasta que te vi aquí.
— Ah, ya veo.
Él se gira hacia Sucrette y suspira.
— ¿Te gusta? — Le pregunto y él niega.
— Ya no... — Me mira con una sonrisa melancólica. — Antes solía hacerlo, pero ahora, sé que tú le gustas a ella, así que no podría enamorarme.
— ¿Q-qué? ¿Cómo sabes que yo le gusto? —Digo.
— Mm, te conozco hermano. Y a ella.
Sonrío al ver su expresión de petulancia y él me imita.
— ¿Por qué aún no le pides perdón?
— Ya lo hice. Pero ella ya no quiere estar conmigo. - Suspiro. - Es obvio que ya está cansada de ser herida. Y la entiendo.
— ¿En serio? ¿Te rindes? ¿Tú? Alexy, hermano, tú no eres de esos. — Toma mi hombro, dándome ánimos. — Sí, puede que Sucrette esté herida, pero es obvio que aún no ha dejado de amarte. Ve, ve y dile cuanto la amas. Anda, hazlo.
— Hermano... No creí que fueras tan sabio. — Me burlo.
— Pues sí, lo saqué de un juego. — Me río. — Ahora, vete y conquista a la princesa. Como en un juego.
Entorno los ojos, pero le sonrío.
Le susurro un "gracias" y me acerco al grupo. Sucrette, como está de espaldas, no me ha visto todavía.
Me acerco a Rosa.
— ¡Rosa! Hola. — Le digo. Todas se giran al escucharme. La sonrisa de Sucrette se borra y aparta la mirada.

Sucrette
¿Por qué logra siempre hacerme dudar?
¿Por qué siempre aparece cuando empiezo a calmarme?
Empieza a hablar con Rosa con su sonrisa, pero yo ya no escucho nada.
Ni siquiera los observo, porque lo veré.
Doy un suspiro inaudible y decido alejarme. Me doy la vuelta, a lo que veo a Zurik caminando hacia nosotros. Al ver que la miro, me sonríe, pero yo me mantengo inexpresiva. Su sonrisa se desvanece y se ve triste, pero a mí no me interesa. Paso a su lado sin verla y me voy, sintiendo las miradas de Zurik y Alexy.
Acelero el paso, para dejar de sentirme culpable y triste.
Cuando estoy afuera, alguien me toma por el brazo y sin darme vuelta, sé que quien es.
— Sucrette... Necesitamos hablar. — Dice Alexy.
— Yo no quiero hablar. Por ahora. ¿Por qué no lo vemos mañana?
— Porque sé que te vas a escapar. — Contesta.
Me giro a verlo y veo su mirada llena de esperanza.
Falsa esperanza.
— Bueno, entonces, ¿de qué quieres hablar?
— ¿Por qué después de perdonarme me ignoras? — Directamente pregunta.
— Yo nunca te perdoné.— Declaro.
— ¿Q-qué? Pero... Tú-
— Sólo te abracé por te había extrañado y me habías preocupado. Nada más por eso. Yo jamás te perdoné.
La desilusión avanza a su rostro.
— Entonces... Perdón. De nuevo. Perdóname. En serio. Perdóname.
— Yo... — Bajo la mirada al suelo, pensando. — Te perdono.
El suspira de alivio y sonríe, dispuesto a abrazarme, pero yo retrocedo.
— Te perdono... Pero ya no podemos estar juntos. — Termino.
Deja caer sus brazos a los costados y me mira suplicante.
— Pero... Yo... Sucrette...
— Lo siento, Alexy, pero... Nos hemos lastimado mutuamente varias veces y yo ya no quiero sufrir.
— Pero... ¿Ya no me amas?
Me quedo muda. Claro que lo amo. Pero... No lo sé. ¿Para qué seguir juntos si sólo nos vamos a lastimar?
— Pues entonces. — Comienza, ahora serio. — De todas maneras vas a sufrir. Porque si aún me amas, y me dejas, me vas a extrañar. Y Sucrette, tú sabes que podemos lograrlo.
Aparto la mirada. Tiene razón. Aún si estoy con él o no, voy a sufrir.
— Sólo dime a la cara que no me amas o que no me vas a extrañar y ya no te molestaré, no te seguiré... Ni siquiera te miraré.
Me mira fijamente esperando a que lo haga, pero no puedo. Yo lo amo.
Él suspira, rindiendose.
— Bueno, creo que ese sí es el adiós.
Se da la vuelta y se va.
Cierro los ojos con fuerza, diciéndome a mí misma que es lo correcto.
Escucho como sus pasos se alejan.
Voy a poder superarlo.
Ya no lo escucho más.
Aunque lo ame.
Sólo se escucha mi respiración irregular.
No puedo.
No podré.
No podré vivir sin él.
Abro los ojos. Corro por donde se fue, dispuesta a alcanzarlo.
¿Por qué fuí tan estúpida? Puede que sufra con él, pero será peor sin él. Con él, puedo sonreír, reír y pasármelo de lo mejor.
Con él puedo sentir de todo.
Con él, puedo sentir el amor.

Alexy
Llevo, por lo menos, dos horas paseando sin rumbo, simplemente pensando. Pensando en lo bueno y lo malo que he pasado con Sucrette. Y hemos pasado más cosas buenas que malas, por lo que no entiendo la razón me dejó. Quiero estar enojado con ella, pero debo aceptar que ella tiene buenas razones para estar así.
Lo único es que yo ya tampoco quiero que sufra.
Tengo mis audífonos puestos, escuchando la música que más me gusta, tratando de olvidar el rostro sonriente de Sucrette.
Suspiro, sabiendo que no la podré olvidar.

Sucrette
No sé en dónde está.
Lo llevo buscando por dos horas, al menos.
Estoy cansada y ya está oscuro, pero no me rendiré.
Me recargo en un edificio, retomando la energía para seguir buscando. Miro hacia todas las direcciones, viendo a las personas caminar e imaginando ver la melena azul sobresaliente. Suspiro y decido seguir caminando.
Ya no corro, pues estoy muy cansada.
Me adentro en el gentío y observo mejor mi alrededor.
Y entonces, en la banqueta más lejos... Lo veo.
Está escuchando música, caminando lentamente y con la mirada perdida.
Está dándome la espalda, por lo que no puede verme.
Acelero el paso, acercándome a él.
Está parece ser la última oportunidad que tengo para disculparme, y arreglar nuestros problemas.
Corro más hacia él, pero las personas me alejan. Igual que él.
Empujo a todos, sólo por alcanzarlo. Grito su nombre, él no me escucha. Lo hago muchas más veces. Parece no darse cuenta.
Alexy va a cruzar y yo parezco no acercarme nada.
Ya casi no logro verlo.
Ya no podré estar con él.
No podré tenerlo contra mí.
No podré besarlo.
No podré amarlo.
— ¡ALEXY! — Exclamo a todo pulmón. Siendo lo último que me queda.
...
...
Él se gira.
Él me ve.
Parece confundido, pero no se va, al contrario, se acerca más a mí y yo a él, hasta quedar frente a frente.
— Alexy... — Susurro. — Te perdono.
Sus ojos brillan y una sonrisa aparece en sus labios.
— ¿En serio?
— Sí... Te amo.
Sus sonrisa se agranda y se acerca lo último que queda para estar juntos. Me abraza con fuerza y me carga, dándome vueltas en el aire. Yo río, sintiendo el aire en mis mejillas. Él me baja y me observa fijamente a los ojos. — Lo siento... — Me dice en un hilo de voz. Me abraza y esconde su rostro en mi cuello. — Lo siento tanto. Sé que hice todo mal. Y tú me sigues perdonando, lo que me sorprende, a la vez que me alegra. Eres la mejor. Y lo siento tanto. Por no ser lo que mereces. — Siento como empieza a llorar, pues las lágrimas caen por mi cuello.
— Shh... — Acaricio su suave cabello mientras que me recargo en su cabeza. — Ya no te preocupes por eso. Con que estés a mi lado, yo estaré bien. Y eres lo que merezco y mucho más.
— Su... — Se separa de mí y me mira con los ojos llorosos. — Te amo.
Me besa con ternura, como si sólo quisiera volver a sentirme. Le correspondo, sintiéndome feliz por tenerlo de vuelta conmigo.
Se separa y me sonríe.
— Ven, déjame te llevo a casa, ¿si? — Comenta Alexy, tomándome de la mano.
— No, quiero pasar más tiempo contigo. — Me niego. Me aferro a su brazo.
— ¿Segura? Pero, tus padres...
— No importa; sólo hay que pasear.
Él asiente y sonríe.
Caminamos abrazados uno al otro.

Alexy... ¿Es gay?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora