Sucrette
Otro día más de escuela.
Camino por los pasillos, leyendo un libro, que está en su auge, y no quiero parar de leer jamás, hasta que topo con alguien, directamente en su pecho, levanto la mirada, apenada, pues era mi culpa por haber estado más interesada en el libro, que por dónde caminaba.
Me encuentro con los ojos color avellana de Nathaniel.
- Lo siento mucho, Nath. - Me disculpo.
- N-no... Te preocupes. - Tartamudea en respuesta y puedo notar como está algo sonrojado. ¿Por qué será?
- Bueno, nos vemos luego. - Me despido y lo dejo atrás mientras sigo caminando, sin dejar de pensar en el notorio sonrojo de Nathaniel.
Las clases pasan con rapidez y salgo a mi primer receso, saliendo al patio y sentándome en una silla a leer y comer.
Escucho risas y me giro hacia ellas, donde ve a Armin y Joy, hablando animadamente con Alexy, que ríe.
Aparto la mirada al instante, sintiendo esa opresión en el pecho.
Me levanto con brusquedad y salgo corriendo, sin importarme nada.
Las lágrimas empañan mis ojos y no logro ver bien hacia donde voy, pero sólo tengo la necesidad de escaparme.
Me estampo contra algo con fuerza y mi nariz duele.
- ¡Oh! Cómo lo siento, ¿estás bien? - Dice una voz masculina que no reconozco.
Quito mis lágrimas con la manga de mi sudadera y veo mejor al muchacho frente a mí.
Un singular cabello verde claro enmarca su rostro alargado y fino; sus ojos grandes, del mismo color, me observaban con detenimiento y una dulce sonrisa adornaba su hermoso rostro.
- ¿Estás bien? ¿Te duele mucho? - El muchacho toma mi mano que sostiene mi nariz y sus ojos muestran genuina preocupación.
Reacciono y asiento, sin dejar de mirarlo.
- ¿Entonces por qué lloras? - Siento su mano quitar una lágrima que descendía de mi mejilla.
- E-estoy bien... No te preocupes. - Aparto mi rostro y observo a dónde llegué, y fue al jardín. No fue tan lejos como había creído.
- ¿Segura? - Deja algo en el piso, y alcanzo a notar que es algo para regar las plantas.
- Sí, sí. Gracias por preocuparte. - Trato de sonreírle, pero siento que se nota de lejos que es falsa.
- Bien, si tú lo dices. - Se encoge de hombros y me sonríe. - Pero si necesitas algo, aquí estoy, soy Jade, mucho gusto.
No dejo de mirar esa hermosa sonrisa, que en realidad emite felicidad y te sientes a gusto.
- Gracias, soy Sucrette, igualmente.
- Mm, de casualidad, Sucrette. - Me dice justo antes de que me de la vuelta para irme. - ¿Sabes quién escribió esto?
Me entrega un papel muy arrugado y cuando leo mi propia historia levanto mi mirada hacia él.
- ¿Sabes quién lo hizo? - Pregunta esperanzado y me pregunto por qué tanta su necesidad de saber quién lo hizo.
- Sí... - Observo sus ojos brillar al escuchar mi respuesta. - Fui yo.
- ¿En serio? - Sus ojos no dejan de brillar y me siento algo vulnerable bajo su mirada.
- Sí, ¿de dónde lo conseguiste? - Bajo la mano con mi papel y lo observo directamente .
- La encontré tirada en un salón y me dio curiosidad, por lo que la leí, y, sinceramente, los sentimientos que transmite, sinceramente, me tocan el corazón, y de alguna manera, comprendo lo que en realidad quieres transmitir, pues es lo que tu corazón siente, entonces es lo único que puede dar. - Me dice, totalmente inspirado y noto en sus ojos que es verídico lo que dice y siente.
Sus palabras me llegan y me siento comprendida.
- ¿Por qué estás tan dolida? - Me pregunta, acercándose a mí y mirando fijamente a mis ojos.
- ¿Cómo sabes que estoy dolida? - Pregunto, aún sabiendo la respuesta.
- Ya te lo dije. - Su voz tan dulce llena mi corazón y sus ojos tan comprensivos me relajan. - Lo leí todo en tu historia. Es como si te hubiera leído a ti, a tu persona. Por medio de sus palabras más sinceras, se conoce a una persona, incluso sus más oscuros secretos y sentimientos.
- ¿Entonces qué sabes de mí? - Nuestras miradas no se apartan ni por un segundo y ambos nos perdemos en los ojos del otro.
- Sé que normalmente eras una persona muy feliz y normal, pero hubo algo muy desafortunado que rompió tu corazón, y te sientes incompleta, no te sientes tú. Pero recuerdas los buenos tiempos, y eso lastima tu frágil corazón, pero jamás nadie se da cuenta de lo que sientes, y sólo se van a lo seguro, sin saber que te hieren aún más.
No me doy cuenta de que estoy llorando, hasta que él quita una lágrima de mi mentón. Se siente tan bien al saber que alguien te entiende o sabe cómo te sientes.
Sus brazos me rodean y me siento tan seguro entre ellos que sólo me dejo llevar y lloro. Lloro tan fuerte y mis sonidos se apagan en su camisa.
El dolor se escucha en mis gritos y yo grito sin parar.
Sus manos acarician mi espalda con paciencia, y sé que él aguantará así todo el día.
Pasan unos minutos y poco a poco, mis sollozos van desapareciendo, y al final me quedo callada, abrazando a Jade, y recuerdo que ya lo había visto antes.
Él siempre estaba en el jardín, y supe que él ayudaba, (y normalmente se encargaba) de las plantas y de el jardín en general.
Él te enseñaba sobre el proceso de la jardinería, pero yo había elegido el club de baloncesto, por lo que no me lo topé.
Me separo de él lentamente, pues en realidad no quería hacerlo, quería permanecer en sus brazos para la eternidad, pero también sé que él no.
Él me deja ir, pero me observa añorante cuando nos separamos.
- ¿Estás mejor? - Me pregunta, tranquilo.
- Sí, mucho mejor... Gracias.
- No es nada, después de todo, yo te busqué a ti.
- ¿Por qué?
- Sinceramente, porque yo pasé por algo así, y al encontrar a una persona parecida a mí, quise conocerla... Y consolarla, pues sabía que eso era lo único que necesitaba.
Sonrío, después de mucho tiempo, con sinceridad.
- Me tengo que ir. - Informa, recogiendo una mochila que estaba en la esquina.
- Oh, sí, yo también.
Me doy la vuelta, de repente sintiendo vergüenza y trato de salir, pero una mano me detiene.
Me giro y observo a Jade, que luce algo avergonzado, al igual que yo.
- Sucrette, tú crees que... ¿Nos podamos ver mañana?
- C-claro... Sí, me encantaría.
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Alexy... ¿Es gay?
FanfictionSucrette está en su último año en el Sweet Amoris y no se ha logrado declarar con nadie, pero además empieza a pensar en algunas cosas... Pervertidas con los chicos. No entiende lo que le sucede, así que decide hablarlo con alguien y, el único en el...