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Dibujo hecho por: karlaelvira23
¡Muchas gracias!

Zurik
¿Cómo puedo explicar esto?
¿Cómo puedo explicar cuánto quiero a Kentin?
¿Cómo puedo decirlo sin sonar loca y extraña?
Y lo más probable, él no me quiera de la misma manera.
Pero en este momento, no me interesa.
El ambiente es frío, casi siempre oscuro, pues ha estado muy nublado; no queda con lo que sucede. Está todo muy feliz como para el clima, aunque sé que no tiene nada que ver.
Lo veo, caminando hacia mí y mi corazón se acelera al instante.
Queda frente a mí, sonrojado y observándome fijamente.
— Hola, Kentin. — Susurro.
— Hola... — Nos quedamos así un gran momento. Hay... Una tensión palpable, pero no es de mala manera, es... De alguna manera, buena. No sé de qué manera explicarlo; pero el tiempo se ha detenido, o alentizado. Parece que sólo existimos nosotros y no hay nada ni nadie. Como en esas películas románticas. Pero esta vez es real. Al menos para mí. Él se inclina un poco y está a mi altura. Puedo distinguir cada relieve de su rostro; las pestañas largas y espesas. Sus ojos verdes brillantes y expresivos. Sus labios entreabiertos. Todo sobre él parece prefecto. Parece querer decir algo, pero nada sale de sus labios, más que un suspiro.
Mi mano se levanta hasta llegar a su mejilla, la acaricio y siento su barba incipiente.
Me siento mareada bajo su mirada y siento caer, hasta que sus brazos rodean mi cintura y evita que caiga.
— Ven... — Me susurra con su voz gruesa y grave. Seductora.
Lo sigo sin rechistar. No sé lo que va a pasar, pero como voy con Kentin, no me preocupo por nada.
Caminamos por los pasillos hasta llegar a las escaleras, las que conducen arriba y las de abajo. Él baja jalando mi mano con suavidad. Yo lo sigo. Bajamos y la oscuridad nos absorbe, aún así, puedo distinguir su silueta delante de mi y su respiración tranquila; además de su aroma varonil. Puedo sentir cuando se gira y entonces, sus labios sobre los míos. Mi respiración se corta, pero no dejo que se separe. Me acerca más a él, pegando nuestros cuerpos. Su mano desciende de mi cuello hasta mi cadera baja. Sus labios bajan hasta mi cuello y empieza a succionar. Me dejo llevar, sin importarme nada o nadie.

Sucrette
Violeta me habla y yo la escucho atentamente, hasta que veo a Alexy acercándose. Mis sentidos parecen dejar de funcionar. Veo todo borroso, excepto él.
Alexy va directamente a Violeta y la abraza. Ella se sonroja muy notoriamente y yo... Debo aceptar, me puse celosa. De alguna manera, se parece en como lo hacía conmigo. Ella nos dice que debe ir por algo. Él se gira y me sonríe.
— ¡Hola, Su! — Me dice.
Yo, aún celosa, sólo le sonrío.
— ¿Qué tienes? — Me pregunta. Yo solo hago una expresión denotando que nada. Entonces, él piensa un momento y me mira divertido. — ¿Estás celosa?
— No, para nada, ¿por qué lo estaría?
Trato de disimularlo, y si lo logro, pero Alexy no me cree.
— Pues... No lo sé. Ya sería tu cosa. — Me rodea con un brazo, mientras yo me cruzo de brazos. — Pero no tendrías por qué preocuparte.
Me pega a la pared y me besa con pasión. Yo me dejo llevar, olvidando los celos y todo.
— Déjame mostrarte la razón por la cual no debes estar celosa.
Me lleva hasta el sótano y sé lo que va a pasar. Me sonrojo al pensarlo, pero me alegro al mismo tiempo. Bajamos las escaleras y apenas llegar al final me besa. Me besa en el cuello y en donde está mi clavícula. Sus manos se dirigen a los lugares que sólo él ha explorado.
Se aleja cuando ambos escuchamos ruidos extraños en la parte de atrás del sótano.
Me giro, le doy la vuelta a la pared que separa a lo demás y los veo.
Alexy me sigue y también los ve.
Kentin y Zurik, de manera... Comprometedora.
Al instante trato de alejarlo, pero él no se aparta. Sólo los observa.
— A-Alexy... Vámonos. — Le digo, pero él me ignora. — Alex...
Esta vez, me deja arrastrarlo hasta el inicio de las escaleras, pero no más. No para salir de ahí. Sus labios se mueven, queriendo decir algo, pero no hay voz que salga.
— Alexy, hay que irnos, t-
— No. — Su voz suena dura y sin emoción.
— P-pero...
— No, Sucrette. — "Sucrette", no "Su" ni otra cosa cariñosa. Su voz es áspera y seca. Levanta su mirada y sus ojos están rojos, como si estuviera apunto de llorar, pero lo reprimiera. — Debo... Debo decirte esto. No deberíamos seguir juntos.
Sus palabras llegan al fondo y me atraganto. Mi corazón tiene un dolor como si le clavaran 10 puñales.
— E-espera, e-estás... Eso es muy apresurado. Piénsalo bien...
— Sucrette, ya no puedo estar contigo.
— P-pero, ¿por qué?
Me sonríe de manera triste.
— No puedo estar contigo sabiendo que te lastimaré porque quiero a alguien más.
— Pero... También me quieres a mí, ¿no?
— Sí, te quiero mucho. — Confirma y eso, aún no me tranquiliza.
— Pero de todas maneras no puedo.
— Pero... Dijiste que me querías. — Las lágrimas desbordan mis ojos, sabiendo que esto ya terminó.
— No es lo mismo querer que amar.—
Culmina.
Y eso termina de romperme mi corazón. Ama a Kentin. A mí no. Me deja... Por él.
Él se da la vuelta, dispuesto a irse, pero yo no.
— No, Alexy, espera. Yo te quiero y... No me puedes dejar así. Hablemos más, podremos arreglarlo todo y-...
— ¡No! — Me interrumpe en un grito, y yo retrocedo al instante. Él nunca me había gritado. — Sucrette, esto ya se acabó. ¡Acéptalo!
Se va con grandes zancadas y me quedo ahí, sola. Llena de lágrimas y sintiéndome estúpida y patética.

Zurik
Me alejo instintivamente de Kentin al escuchar el grito de alguien en la entrada. Nos vestimos rápidamente y yo voy a observa quien es.
Me encuentro con Sucrette, mirando hacia las escaleras, empapada de lágrimas en su rostro. Se ve demacrada, apagada.
— ¿Su? — Digo preocupada. Ella se gira y veo mejor su rostro.
Ella trata de hablar, pero al final, no dice nada. Ella sube hasta la salida, sin decir nada y yo la sigo. Debo saber qué le sucede.
La veo en los pasillos, ya vacíos y se recarga en unos casilleros.
— Sucrette, ¿qué te sucede? — Le pregunto.
— Me... — Sorbe la nariz antes de continuar. — Me dejó.
— ¿Quién? ¿Alexy?
— Me dijo que lo amaba... A mí sólo me quería... — Sigue diciendo. Claramente ya ignora mi presencia, sólo quiere decir lo que siente.
— Yo... Yo lo amaba. — Cierra los ojos, haciendo que más lágrimas caigan.
— Espera, ¿qué? ¿A quién amaba? Explícame. — Exijo.
Entonces, abre los ojos de repente y me mira con enojo. Se acerca a mí con grandes pasos y retrocedo pues, es intimidante su mirada cargada de odio.
— Es tu culpa también. — Reclama ella.
— ¿Qué? ¿Por qué?
Sus ojos arden de furia y yo no comprendo nada.
— ¿Por qué estaban justo ahí? — Grita ella, es obvio que ya no me escucha.— ¿Por qué nunca me dijiste que tenías algo con Kentin?
— Y-yo... Lo siento, por no decírtelo antes, pero no encontraba el momento. Pero, aún no entiendo qué tiene que ver eso.
— No te hagas la tonta. — Escupe. — Sabes que Kentin era el crush de Alexy durante un buen rato, hasta que "supuestamente" se había enamorado de mí. — Hace comillas con las manos y entorna los ojos. — Pero nunca lo olvidó. Siempre lo quiso. Siempre lo quiso más que a mí. Y entonces, apareces tú y arruinas mi calma y tranquilidad. Él me quería hasta que te vio con él. Cuando se dió cuenta de que ya no lo quería.
El enojo me gana durante un momento. Eso no es mi culpa.
— ¿Pues sabes qué? — Contraataco.— Lamento mucho que te hayas enamorado de un gay que no te quiera y que sólo te haya usado. Pero eso no era ni es mi culpa.
Su rostro de distorsiona de dolor y sé que me he pasado. Retrocede unos pasos y se vuelve inexpresiva.
— Y yo lamento haberme hecho tu amiga. — Conclye antes de darse la vuelta e irse.
¿Qué he hecho?
Sé que no todo es mi culpa, pero yo lo empeoré.
Pero lo arreglaré.

Alexy... ¿Es gay?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora