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Sucrette
Ya mero se acaban las clases, y estoy lista para irme. Sólo que me topo con Alex en la entrada.
— Su... Necesito hablar contigo. — Dice y yo lo sigo. — ¿Cómo estás?
— Bien, ¿y tú?
— Bien. Igual. — Me sonríe. — Escuché por ahí que andabas con alguien.
— ¿Q-qué? N-no... — Miento. Él lo nota al instante.
— Vamos, Su. Sabes que puedes decirme de todo.
— Sí, pero no estoy con nadie.
— ¿Me vas a mentir? — Hace su carita de cachorrito y termino por caer... Sin saber que era una trampa.
— Ay, bueno Alexy, creo que estoy con Nathaniel.
La sonrisa se borra y se vuelve inexpresivo.
— Así que sí es cierto.
— Sí.
— Ah... ¿Cómo que "crees"?
— Es que no me ha pedido nada formalmente, pero ya nos besamos y... ¿Qué crees? — Le hago una seña para que se acerque, pues le voy a contar un secreto. Y se lo digo, porque después de todo, confío en él. Para todo, como él lo hace conmigo. Es una linda amistad. — Lo hicimos.
Se tensa y me da la espalda. Puedo notar todos sus músculos tensados.
— ¿Alex? ¿Estás bien? — Voy a tomar su mano, pero la aparta.
— Tan rápido... ¿Cómo pudiste?
— ¿Qué? ¿De qué hablas?
— Así de rápido te olvidas de mí.
— ¿Disculpa? — No entiendo nada.
Se da la vuelta a encararme.
— ¡Tan rápido olvidas todo lo que tuvimos! ¡Tan rápido te olvidas de lo que sentíamos el uno por el otro! — Me grita y yo retrocedo.
¿Qué?
¿A qué se refiere con eso?
¿Aun me quiere?
¿Está celoso?
¿Por qué hasta ahorita?
— Yo no he olvidado nada, Alexy. Pero acordamos que eso se terminaría. Además, tú te comportaste feliz apenas y dejamos atrás todo. Era obvio que querías estar con Kentin.
— Sí, pero no pasó nada; y tú... Tú me desechaste como si nada. Si te quise. Pero por lo que veo tu no.
— No, Alexy, no lo malinterpretes. Te quise y te quiero. Jamás olvidaré lo que pasó entre nosotros, porque fue mágico; pero juntos sufrimos demasiado, y por eso decidimos dejarlo. Y yo seguí con mi vida porque tú seguiste con la tuya.
— Yo no me acosté con nadie. — Me espeta, enfadado. Es la primera vez que lo veo enfadado y me duele. Me duele que sea conmigo.
— Eso no tiene nada que ver.
— ¡Claro que tiene que ver! ¿O acaso que nosotros nos acostamos no importa?
— ¿Qué? Alexy, estás malinterpretando todo. No estamos hablando de eso. Claro que me importa. Pero con Nathaniel me siento bien, con él me dejé de sentir triste.
— ¿Te sentiste triste? ¿De qué?
— De que entre tú y yo nada podría funcionar. — Suspiro. — Yo sí me enamoré de ti. Y luego nos alejamos. Sí me dolió. Entonces, llegó Nathaniel, y me ayudó. Algo que no hiciste tú.
Me mira con enojo, pero luego sus ojos se suavizan y suspira. Me toma del brazo y me jala hacia él.
— Perdón, Su... — Deja caer su cabeza en mi hombro. — Es sólo que... Han pasado cosas y... Lo siento. No quise hablarte así.
— ¿Qué cosas pasaron?
— Violeta se enojó conmigo porque le conté sobre nosotros; a Kentin le gusta alguien, una nueva, al parecer; Rosa está demasiado ocupada que ya no me escucha; Armin, por alguna razón, ya no me habla; y tú... Pensé que tú serías la única. La única que se quedaría conmigo. Y luego escucho ese rumor. Y es cierto. Me dejé llevar, es que no te quiero perder. Eres la única que me queda.
— Alexy... Yo jamás te voy a dejar, no importa que me hagas. — Nos miramos fijamente. Puedo ver en sus ojos la tristeza, así como el arrepentimiento.
— Sucrette... — Acaricia mi mejilla, su tacto es suave. Cierro los ojos, disfrutando de esa sensación placentera. Abro los ojos y veo justo cuando se acerca y me besa.
Mi corazón se sale y yo me muero de la sorpresa.
No.
Esto no está pasando.
Es un sueño.
Me acerca más a él.
No es un sueño.
Me dejo llevar, ansiando volver a sentir lo que sentí cuando estaba con él.
Lo abrazo y el beso se alarga.
— ¡Sucrette! — Reconozco esa voz que viene de lejos.
Nathaniel.
Me está buscando.
Pero no me quiero separar.
Yo...
¿Qué hago?

Alexy... ¿Es gay?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora