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Alexy

Cuando entro a clase, lo primero que nos dicen, es que pronto acabará la escuela, y que nos graduaremos pronto. Que íbamos a nueva etapa, con más responsabilidad, y bla, bla.

Dejo de escuchar cuando me pongo a pensar que dejaré de verlos a todos.

Y entre ellos, a mi querida Sucrette.

La tristeza empieza a consumirme, al igual que la negatividad.

Pronto empezarán los exámenes finales, y eso tampoco es que me ayude a alegrarme.

Cuando las primeras clases acaban y es el primer receso corro hacia Sucrette, como si cualquier momento con ella fuera tan importante, y lo era, al igual que con mis amigos.

Todos nos juntamos afuera pero nos mantenemos callados, por lo que supongo que a todos nos afecta lo mismo en este momento.

— Oigan, — Dice Sucrette, llamando la atención de todos. — Mis padres no están, ¿quieren ir a mi casa este viernes? Sólo ustedes.

Eso de alguna manera nos alegra a todos, y eso nos hace envolvernos en una plática de la fiesta pasada y entonces, todo se vuelve risas y bromas. 

Sucrette

La semana pasa con rapidez y cuando me vuelvo a dar cuenta, ya es viernes, y todos nos estamos preparando para nuestra pequeña reunión.

Cuando las clases acaban, todos en un pequeño grupo nos dirigimos a mi casa.

Veo a todos reír, sin ninguna preocupación, como si no hubieran pasado miles de problemas estos últimos meses, y entonces pienso que será el momento para decirle a Alexy lo que sucederá después de la preparatoria. 

Me imagino durante un segundo que él quiera terminar, y eso me lastima, me duele, pues apenas acabamos de reunirnos y somos más felices que nunca. 

Mientras caminamos, observo a Alexy, que ríe y habla animadamente  y me acerco a él, sólo para sentir su cercanía. 

Al sentirme a su lado, toma mi mano y continúa hablando. 

En mi casa, comemos, hablamos, reímos, en general, una velada muy linda y divertida, llena de amistad y recuerdos. 

Alexy no se separó de mí en todo momento y estuve acurrucada a su lado, sintiendo su respiración en mi frente y el lindo aroma a cítricos que emanaba. 

Cuando la noche amenaza en salir, todos empezamos a guardar, y sólo quedarnos a platicar. 

Cada quien cuenta un recuerdo divertido de la preparatoria, y muchos de ellos me dan nostalgia. 

Alexy nota esto, porque hace que lo mire a los ojos y me besa. 

Ese gesto es tan lindo, que sé que mi rostro se ilumina con una sonrisa. 

— Qué lindos se ven juntos, chicos. — Rosalya sonríe con ternura al vernos juntos, y no puedo evitar sonrojarme, porque sé que todos los ojos están puestos en nosotros. 

Siento a Alexy reír. 

— Pues claro... Todo a mi lado queda lindo, y más ella, que es la perfecta para mí. — Sonrío con su comentario, y los demás ríen. 

Llega la medianoche, y poco a poco todos se van, y el último en irse es mi Alex. 

— ¿Me puedo quedar a dormir? — Hace un gesto infantil y recarga su cabeza en mi hombro. — Es que no me quiero quedar solito, y además quiero estar contigo todo el tiempo. ¿Está mal? 

Alexy... ¿Es gay?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora