Capítulo 33

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CAPÍTULO 33

Las manos viajaron por sus caderas, moviéndose de forma insinuante para el hombre que escondía su mirada tras sus gafas. Este sonrió, contagiando la sonrisa a los labios de la morena que cerraba los ojos a cada roce que se daba en los pechos.

Nunca antes Tiffany había hecho un baile erótico para un ricachón como ese, incluso podía decir que se sentía algo nerviosa con la mirada del hombre. Solamente estaban ellos dos.
Lee Kang, así se llamaba. Un hombre bastante alto, fornido, canoso de raíces y moreno de piel. Un auténtico depredador para el cuerpo de la chica que sabía como acabaría después de que la música dejara de sonar.


- Me han contado maravillas sobre ti -El hombre sonrió de forma cínica, de medio lado- Me gustaría saber si es verdad lo que dicen... Ven.


Movió su mano y Tiffany se acercó a él, desabrochando parte de su blusa para dejar a la vista sus atributos naturales.



- ¿Son tuyos? -Lee Kang quiso levantarse del sillón pero la morena se lo impidió, empujándolo por uno de sus hombros. 



Seguidamente se sentó en sus piernas a horcajadas y agarró las manos del hombre, dejándolas en sus pechos para que los masajeara a placer. El canoso se acomodó con la chica sobre él y apretó sus senos con deseo, con fuerza, provocando gimoteos de dolor en Tiffany.
Sus manos eran enormes, las propias de un gigante, incluso quizás más grandes que el guardaespaldas que la fue a buscar al prostíbulo.



- Sí... son completamente tuyos... -Una pervertida sonrisa se plantó en sus labios y los siguió apretando con fuerza, arañándolos e incluso mordiéndolos.



Tiffany sintió que algo crecía entre las piernas del hombre y bajó la vista, apretando con fuerza ese bulto. Sonrió, poniéndose en el papel que cada noche le tocaba representar.



***


Las puertas de hierro se abrieron a su paso y sintió un aire suave recorrer sus mejillas esqueléticas y su cuerpo maltrecho. La ropa con la que había entrado en prisión le iba mucho más grande por la pérdida de peso y sus ojos cansados y hundidos daban aún un aspecto más zombificado. Suspiró y agarró con fuerza las correas de su mochila, avanzando a pasos lentos mientras giraba la cabeza y miraba el lugar donde estuvo viviendo durante menos tiempo del que a él le parecía.

Fue un infierno que hizo las horas eternas, pero las visitas de su hija le aliviaron un poco la carga, y no sabía cómo podría agradecerle el que le hubiera pagado para que lo sacaran de ahí antes de lo previsto.

Se arrepentía mucho de haber maltratado y chillado a Yoona cuando era pequeña, y de haberla asustado yendo tras de ella y amenazándola. La pena podría haber sido mucho mayor, y aunque al principio sonrió porque simplemente debería estar encarcelado durante un tiempo, ahora prefería que le hubieran castigado a él con algo mucho mayor que eso.



- ¿Papá? -La voz de su hija menor lo devolvió al mundo real y alzó la vista, sonriendo con lágrimas en los ojos.
La morena lo abrazó con fuerzas y cuidado al mismo tiempo, sintiendo sus clavículas clavarse contra su piel o las puntas de sus dedos esqueléticos hundirse en su espalda.

- Estoy sucio, no me abraces tan fuerte...

- Cállate... -Se escondió en su cuello y suspiró, separándose de él y agarrando su mochila- Vamos a casa, Sooyoung nos espera.

- ¿Seguís viviendo en nuestra casa?

- Sooyoung se la quedó, yo vivo con mi pareja pero a veces voy a visitarla -La joven sonrió, atándose el cinturón de seguridad y arrancando el motor para empezar un viaje tranquilo- Soo vive con Sunny pero últimamente se pasa mucho tiempo en su despacho así que no creo que la puedas conocer.

- Que lástima... -El hombre suspiró dirigiendo los ventiladores de calor del coche hacia él. La prisión le había calado los huesos permanentemente y todo le parecía un lugar frío ahora- Oye Yoona... crees que Sooyoung querrá verme?

- Ella tiene incluso más ganas que yo de que salieras de allí, te echa de menos.

Call Me [TaeNy FanFic] (Editando y corrigiendo) (Hiatus)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora