Capítulo 32

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CAPÍTULO 32

Entró lentamente en casa de Taeyeon, cerrando la puerta tras de si y comprobando qué había cambiado desde la última vez que entró en esa gran mansión donde su hermana se instaló junto con Hana. Su antigua casa había sido vendida y Hyoyeon aún no se creía que lo hubiera hecho; para Taeyeon, esa casa significaba el inicio de una nueva vida, un nido lleno de sonrisas y alguna discusión familiar. Había prometido que nunca la vendería. "Es de locos hacer eso".

Hyoyeon suspiró al recordarlo y se frotó la nuca lentamente, moviendo su cabeza en movimientos circulares. Si, ya veo, de locos...

- ¿Qué te trae por aquí? -El tono de voz de la mayor era algo más suave que la última vez. La rubia quedó algo más tranquila- ¿Te sirvo algo? ¿Agua, whiskey, vodka, zumo, un refresco?

- No gracias -La menor sonrió y se dirigió al sofá, sentándose en la punta de este, sin acomodarse mucho, doblando sus piernas mientras esperaba a la castaña. Esta última se sentó frente a Hyoyeon, en un sillón que parecía ser solo suyo, estirando las piernas y suspirando mientras abría una lata de cerveza, la rubia se extrañó- ¿Desde cuándo bebes cerveza? Pensaba que no te gustaba.

Taeyeon miró la lata durante unos segundos y siguió bebiendo, alzándose de hombros. Hyoyeon solo suspiró.

- No me acuerdo, simplemente es mi agua.

- Está bien -La menor alzó las manos en son de paz y la miró fijamente- Venía para hablar un rato contigo, ya sabes, como hermanas que se lo cuentan todo.

- ¿Como antes?

Una chispa de esperanza apareció en el pecho de la invitada, haciéndole sonreír levemente mientras asentía con lentitud. Se relajó un poco más. Quizás no todo está perdido.

- ¿Cómo va tu vida de casada? ¿Cómo lo llevas?

- Bien, vamos a cumplir ocho meses dentro de poco, no es genial? Hana es la mujer de mi vida.

- ¿Cómo puedes saberlo con tanta claridad?

- Lo sé con la misma claridad que tu sabes que Seohyun es la mujer de tu vida.

- Pero yo con Seo salí muchos años antes de casarme, es diferente Tae. Tu siempre me contaste que te enamorarías de una mujer con tiempo.

- Bueno, todo el mundo se equivoca -Volvió a alzarse de hombros- Y errar es de humanos.

- Y-Ya pero... -Hyoyeon suspiro, acomodándose en el sofá mientras acariciaba una de sus rodillas- ¿Qué te hizo ver que con ella estarías feliz?

- Su manera de ser.

Dios como la estás cagando... La menor suspiró, sonriendo tristemente y alzó la vista buscando los ónice de Taeyeon.

- Escucha, cariño -Hyoyeon se levantó, arrodillándose a su altura y acariciando su mano cariñosamente, hablando de forma maternal- ¿Puedo ser franca contigo?

- Claro.

- Te estás equivocando, y mucho.

- Pues cuéntame cómo debo vivir y con quién.

- Tu mente aún está algo inestable, si te lo suelto todo sin más volverías a Nogul, y no quiero verte de nuevo maldiciendo a todo el mundo desde esa habitación tan blanca.

Hyoyeon recordaba el sitio en el que ella también estuvo ingresada, aunque mucho menos tiempo que Taeyeon y con un futuro asegurado en casa de sus tíos. Seguía sintiéndose culpable por ser la más mimada de las dos, por dejar sola a su hermana en navidad y en su cumpleaños y por tener prohibido ir a visitarla los días entre semana.
Sintió que Taeyeon se había convertido en la prisionera de algo que ella no deseó, de un trauma infantil que en la actualidad seguía luchando contra él.

Se volvió neurosténica, inestable, nerviosa y muy asustadiza. Podía aparentar ser una mujer que lo controlaba todo a la perfección y una persona completamente serena pero por dentro seguía siendo esa pequeña niña morena que lloraba a gritos desgarradores al lado del cadáver de su madre, muerta a golpes por su padre.

- ¿Hyoyeon? -La castaña seguía esperando una respuesta, mirando a su hermana con la cabeza ladeada hacia un lado.

- Debes recapacitar -Se levantó al empezar a notar como sus rodillas sentían fatiga por estar de cuclillas durante tanto rato.

Caminó por el salón con las manos en su espalda, buscando las palabras correctas en su cabeza para ser todo lo suave posible. Se mordió el labio inferior, sabía que Taeyeon quedó marcada por muchos más horrores que ella y siempre se le hacía difícil hablar sin parecer una doctora sin sentimientos que a veces debía comunicar enfermedades incurables.

Pasó un dedo por una de las decenas de estanterías que habían en ese salón. Estaba impecable, ni una mota de polvo. Había escuchado algo de un mayordono pero seguía viéndolo todo demasiado extraño; Taeyeon siempre había sido una chica muy ordenada, muy limpia y autónoma. ¿Se había rebajado al nivel de vagueza que Hana le había impuesto?

Enredó una mano en su cabello y tiró de él, suavemente, intentando no despeinarse mucho ni deshacerse las suaves ondulaciones con las que hoy se había levantado.

Amaba los días en que se despertaba sin tener que peinarse.

- ¿Hyoyeon te encuentras bien? -Parecía que la misma Taeyeon de siempre solo aparecía frente a ella cuando Hana no estaba.

La rubia se giró levemente, sonriéndole con una hermosa sonrisa.

- Estoy bien, no te preocupes.

El salón era uno de los lugares más amplios de la casa, lleno de estanterías blancas de madera lisa y repletas de libros. Muchos de estos eran colecciones de enciclopedias de Taeyeon o libros centrados sobre el derecho y los abogados. Hyoyeon sonrió levemente cuando en un rincón de la estantería más alta, se podían distinguir los libros que Taeyeon usó para estudiar su carrera fallida de medicina.

Sintió que su mente se llenaba de recuerdos felices y exámenes difíciles.

Miró más abajo, encontrándose con un largo mueble pegado a la pared lleno de fotografías familiares, un teléfono y una pequeña caja con las pastillas junto a una botella de agua. Las analizó por curiosidad, encontrándose con algunas que le extrañaban que estuvieran allí.

- Oye Tae -Llamó la atención de su hermana mientras miraba fijamente uno de los botes, el más pequeño y de color blanco- Estas medicinas... de dónde las has sacado?

- Hana me las compró, dijo que eran las que el médico me recetó para recuperar la memoria, por qué?

Hyoyeon frunció el ceño, leyendo los efectos secundarios que podían provocar esas píldoras de color rojo.

Taeyeon suspiró, sentándose de forma acomodada sobre el sofá de su antigua casa. La miró con una sonrisa, sintiéndose a gusto en ese lugar que se mantenía cálido a pesar de no encender la calefacción o el hogar del salón.
Hana se sentó a su lado y acarició uno de sus muslos, sonriéndole mientras le mostraba un papel.

- El doctor me dijo que estas pastillas se podían sustituir por otras de mayor efecto -Señaló un nombre extraño y la miró- Todo depende de si tu cuerpo las aguanta o no.

- Seguro que las aguantaré, soy fuerte -Taeyeon sonrió.

- Ni que lo digas -Su mujer le respondió con el mismo gesto y se levantó, buscando dinero en su cartera- Ni que lo digas...

- ¿Irás ahora a comprármelas?

- Si, te quedas sola en casa, vale?

- Vale -La castaña le sonrió de forma inocente y movió sus piernas antes de encender el televisor para distraerse.

- Oh por cierto, vamos a cambiar de casa cuando puedas valerte por ti misma.

- ¿Y a dónde iremos? ¿No te gusta mi casa?

- Claro que me gusta amor -Hana se arrodilló a su altura y acarició sus cabellos, enredando sus largos y finos dedos entre los mechones algo alborotados de la bajita- Pero nuestra hija necesitará más espacio.

Tayeon hizo una mueca negándose a cambiar de casa y la morena le dió un beso en la frente, mostrándose lo más cariñosa posible.

Al irse esta, la bajita se levantó y cojeó por toda la casa, entrando en cada una de las habitaciones y estancias para intentar recordar algo que le hiciera feliz y poder así darle una buena razón a Hana para no cambiar de vivienda.

Entró en su habitación, encontrándose las sábanas deshechas, sonriendo tontamente al acordarse de que no las hizo el dia que se fueron de viaje. Tenían demasiada prisa y ella se había dormido.
Esa noche raramente durmieron separadas, "por los nervios", dijo su mujer.
Se sentó en el borde de esta y agarró una punta de las sábanas, oliéndola, intentando recordar algo a través de los perfumes que se mezclaban en la fina tela.

- Este olor... -Sintió una aroma distinta a las que recordaba. No era jazmín como su colonia, tampoco era empalagosa como la colonia de Hana, era suave... muy suave.

Una mezcla de vainilla y miel, algo que no recordaba haberlo olido antes. Se tumbó, cerrando los ojos e inspirando profundamente ese olor que empezó a embriagarla. Se mezclaban muchos olores pero podía distinguir ese como si lo conociera de toda la vida. "De quién es...?"


Hyoyeon parpadeó sorprendida al encontrarse con el rostro de su hermana a escasos centímetros del suyo.

- ¿Me estás escuchando? -Taeyeon tenía los brazos en jarra y ambas manos agarrando fuerte su propia cintura, frunciendo el ceño algo molesta- Te pregunto si estas pastillas tienen algo que yo deba saber.

- Bueno... Yo quería saber si a ti alguien te ha dicho que te ve diferente, algo así como que tu personalidad ha cambiado o...

- Me lo han dicho varias personas, pero sigo siendo yo por Dios -Sonrió infantilmente y apretó las mejillas de su hermana, agarrando el bote y devolviéndolo a su puesto- No te preocupes, es el estrés de la memoria y eso que hace que me ponga de mal humor con más facilidad.

- Es que tu antes no te enfadabas casi nunca...

- Tranquila, seguro que cuando todo esto termine estaré mejor, de ánimos y de carácter.

- Y... Hana no te ha dicho nada respecto tus enfados?

- No, a ella le gusta que esté enfadada.

- ¿L-Le gusta? -Hyoyeon arqueó una ceja cruzándose de brazos- ¿Qué clase de pesona es para gustarle que su esposa ande de mal humor?

- Hay gustos para todo, no?

- S-Si pero...

- A ella le gusta porque dice que así soy más fogosa y escandalosa en la cama o algo así -Movió sus manos despreocupadamente, hablando sin pudor de su intimidad y de cómo tenía sexo con su mujer.

Hyoyeon sintió que sus mejillas iban a explotar de lo calientes que estaban. Su color era más vivo que el de una sana manzana y notaba un contínuo cosquilleo en sus orejas. Apretó sus lacrimales con el pulgar y el índice, negando con la otra mano.

- D-De verdad no hace falta que me cuentes todo eso... ya me ha quedado claro -Fingió una tranquila sonrisa y se dirigió a la puerta- Veo que mis preocupaciones pueden desaparecer, sigues siendo la misma sabandija sonriente de siempre.

Agarró con fuerza el pomo de la puerta y se despidió con la mano, Taeyeon hizo lo mismo.

- Ah por cierto -La rubia se giró una vez más, mirándola seriamente- Si vuelves a desmayarte, avísame.

- Está bien, no te preocupes.

Call Me [TaeNy FanFic] (Editando y corrigiendo) (Hiatus)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora