Capítulo 21

810 29 7
                                    

CAPÍTULO 21

Secó sus lágrimas, mirando las sábanas color crema que cubrían sus piernas. Apretaba los dientes a cada momento e intentaba no sollozar fuerte, aunque era imposible. Estaba sola en casa, era momento de desahogar todo lo que tenía dentro de ella, todo lo que había estado ignorando y aguantando dentro de su corazón. El rechazo, los gritos, los besos no deseados... ¿Es que nadie podía entender que se sacrificó por ella? Solo lo hice por tu bien... quise protegerte, eso es todo... Si pudiera decirle esas palabras a la cara todo sería mucho más fácil, pero no, sus palabras quedaban atragantadas en su garganta, desaparecían en forma de alenada casi imperceptible y sus lágrimas decoraban de forma patética su rostro cansado.

Tapó sus ojos con las palmas de sus manos, no quería sentir más lágrimas, sus mejillas sentían un leve picor y el borde de su mandíbula notaba cosquilleos cada vez que las salinas colgaban de él, amenazando con mojar la ropa o quedarse ahí hasta secarse.
Frotó con fuerza su rostro, humedeciéndolo de todas partes, sintiendo en sus labios resecos el salado sabor de las lágrimas. No quería llorar más, quería guardar sus fuerzas en las piernas para correr hasta la pelirroja y abrazarla, pidiéndole perdón miles de veces. Miró sus dedos, trémulos y blancos, humedecidos y brillantes.

Alargó una de sus manos en busca del teléfono móvil. Quería llamarla, oír su voz y saber que la escucharía incluso si su llanto le prohibía hablar con claridad. Dudó en pulsar su contacto, pasó su pulgar por la agenda táctil del aparato y terminó por no llamar a nadie.

Había dormido fatal, su espalda le dolía a horrores, llena de arañazos, mordidas y golpes. Preguntaba si eso podía asemejarse al dolor que sintieron Tiffany y Jessica cuando se enteró de su historia. A partir de ese momento, un fuerte sentimiento de protección apareció en su corazón, llevándola a sacrificarse para que Hana olvidara la idea de torturar a la pelirroja.
Miró la hora, había perdido sus horarios, no sabía cuántos días habían pasado desde su rechazo hacia la menor, algo que le hacía fruncir los labios y llorar de nuevo.
Se sentía pequeña, débil, con falta de amor... Pero a pesar de ello, se levantó e intentó arreglarse lo mejor que pudo, debía hablar con ella, solo rogaba que la encontrase aún en casa de Sunny.

***

Acarició su mejilla, enviando una mirada de preocupación a esa zona del rostro de la rubia que ya había descendido del hinchazón y enrojecimiento. Suspiró, nunca se le dieron bien calmar las lágrimas, aunque fueran las lágrimas de su propia chica. Acarició su espalda y la abrazó más fuerte, intentando parecer serena. Ella no podía desmoronarse, su carácter luchador le ayudaba a seguir con una sonrisa y a besar cuantas veces Jessica necesitara sus labios. Suspiró de nuevo, oyendo como los sollozos de la menor iban disminuyendo poco a poco.

- Me pegó... Patricia... ¡Ella me pegó! -Le dio un suave golpe en el hombro y soltó un gimoteo que hizo estremecer a la castaña- No quiso escucharme... -Cuando la menor la llamaba por su verdadero nombre, esta sabía que el asunto podía llegar a ser muy grave.

- Lo arreglaremos, déjame a mi... Tú debes descansar.

- ¡No! Ella tampoco te escuchará a ti... no quiero que te pegue también, no quiero... que se separe de mi...

- Entiendo que es muy importante para ti, pero quizás unos cuantos gritos la ayudarían a poner los pies en la Tierra.

- Yo lo hice, mira como volví...

- A mi no me pegará, ya verás... Solo déjame hablar con ella. ¿Dónde puedo encontrarla?

***

Dos toques en el timbre le llamaron la atención, dejó el libro sobre la mesa y miró por la pequeña mirilla, viendo a Taeyeon con cierta cara de nerviosismo contenido. La mayor se mordía la uña del pulgar y daba golpecitos con la punta de su pie derecho.

- ¿Tae? ¿Qué haces aquí?

- Dime... ¿Está Tiffany contigo?

- Está en el jardín trasero, pasa -Le abrió la puerta y dejó que la castaña diera unos pasos torpes hasta el gran ventanal que conducía al nombrado lugar.

Abrió la puerta corredera y bajó las tres escaleras de grandes piedras que le daban un aspecto rural al jardín. Respiró ese aroma a rosas y flores silvestres que tanto le gustaban a la rubia. Todo el lugar estaba bien cuidado, se notaban pequeñas notas de color entre la nieve que empezaba a derretirse después de los días de nevada. Caminó lentamente por el pasillo de arena que comenzaba en las escaleras de piedra y terminaba en una fuente gris con forma de pez.

Divisó una figura, su figura, arrodillada entre unos arbustos, parecía que cortase algo, el sonido de las tijeras de podar daba un eco monstruoso a pesar de ser un lugar abierto. Aceleró sus pasos y llamó la atención de la pelirroja, viendo como esta se levantaba mientras se quitaba los guantes de jardinería.
Su rostro enrojeció de golpe, no recordaba que esa mujer pudiera ser tan peligrosa a la vista. La menor vestía un pequeño y ajustado vestido rosa que con esfuerzos tapaba un poco sus muslos.

- ¿A qué has venido? -Su voz sonó como un frío cuchillo atravesando el pecho de la mayor.

- He venido... a disculparme.

- Disculpas no aceptadas, vete.

- ¡P-Pero Tiffany! Debes escucharme...

- Tu no quisiste escucharme a mi cuando te pedí que vinieras conmigo, ¿por qué debo hacerlo yo?

- ¡Porque me quieres! -Chilló, dejando que un gallo se escapara con la última palabra.

- Yo no te quiero. Me rechazaste delante de toda esa gente, delante de tu mujer -Fulminó con la mirada ese anillo que decoraba el anular izquierdo de la bajita- No soy tan masoquista como tú para intentarlo de nuevo una y otra vez.

- P-Pero...

- Nada de peros. Vete, ya sabes dónde está la salida.

- Lo siento...

- Si crees que disculpándote vas a conseguir mi amor, ya puedes desistir, no lo tendrás.

- Tiffany yo... tengo mis motivos...

- ¿Motivos para rechazarme y luego venir aquí a pedirme mi amor?

- Yo... -La castaña bajó la vista, observando las finas y blancas manos de la pelirroja- Espera... ¿y tu anillo?

- Sunny y yo nos divorciamos hace unos días. Sooyoung la convenció, así yo podré casarme con quien quiera.

- ¿Te volverás a casar...?

- ¿Tienes algún problema con eso?

- ¿Con quién...?

- Con un hombre que me ayudó a ser alguien en esta ciudad.

- Dime que no es cierto...

- Pues dime que no es cierto que te vas cuatro meses.

- ¿Quién...?

- Jessica.

- Es cierto...

- Pues lo mío también es cierto. No hace falta que te despidas, yo ya te di mi adiós. Espero que te vaya bien con tu enamorada y no te molestes en enviarme mensajes ni regalos, voy a tirarlos delante de ti si hace falta.

- P-Pero Tiffany... Escucha mis motivos.

- ¡No quiero escucharte más! ¡¿Cómo tengo que decírtelo?!

- ¡He venido porque te quiero! ¡Quería verte ni que fuera una última vez!

- Ya me has visto... ¡Ahora vete! -Le dio un leve empujón que le hizo perder el equilibrio y caer en el caminito de arena- No vas a tenerme como sigas con esa mujer, ¡¿lo entiendes?! ¡Nunca me tendrás si no la dejas! -Frunció el ceño y comenzó a llorar, enrabiada y triste.

- ¿Se puede saber que son estos gritos? -Sunny apareció detrás de la castaña, ayudándola a levantarse.

- Pues que tu mejor amiga está loca, viene persiguiéndome para que sea su pareja -La pelirroja frunció el ceño tanto como pudo y se mordió disimuladamente el labio inferior.

- ¡No llames loca a Taeyeon!

- ¡Pues cuéntale la verdad!

Sunny calló al acto, retrocediendo unos cuantos pasos.

- ¿La verdad...? -La castaña miró a la rubia con cierta cara de preocupación - ¿Qué debes contarme...?

La bajita se giró sobre sus talones y entró de nuevo en el salón, esperando a cerrar la puerta corredera para que Taeyeon entrara tras de ella. La pelirroja se quedó fuera, arreglando lo que había dejado a medias.

- Siéntate... -La mayor obedeció sin decir palabra, viendo como su amiga se sentaba frente a ella, en un sillón del mismo color- Yo... no sé cómo empezar esto... El perdón se queda corto...

- ¿Pero qué ocurre...? Me estás asustando.

- Taeyeon... ¿Recuerdas hace años... que te golpeé...? -Su vista se fijó en sus manos, sudorosas y temblorosas, se le hacía difícil incluso jugar con sus dedos, no le respondían como ella quería.

- Si, me acuerdo. Yo no sé que hice pero...

- Me violaron.

- ¿Q-Qué...?

- Semanas después de que te fueras con Hyoyeon... Unos compañeros de clase... bueno, eso, abusaron de mí...

- ¿P-Pero... cómo? ¿Cuándo?

- ¡Ya te lo he dicho! No me hagas repetirlo de nuevo...

- ¿Y no los denunciaste?

- ¿Crees que es tan fácil? Me amenazaron con volver a hacerlo... no quise saber nada más de ellos así que... no...

- ¡P-Pero tú eres una de las mejores abogadas, podrías conseguir que pagaran por ello!

- ¡Vete a saber si aún están vivos o no! ¡No me acuerdo ni de sus nombres! -Apoyó los codos a sus rodillas y su cara contra las palmas de sus manos, escondiendo sus lágrimas- No quiero hablar más de eso...

- ¿Por qué... me has contado eso ahora...?

- Porque a ti la curiosidad siempre te ha ganado, Taeyeon -La menor de las tres apareció por la puerta, sentándose en uno de los brazos del sillón que ocupaba Sunny. Acarició sus cabellos, cortos de nuevo, y una de sus manos bajó a su espalda, rozando con sus dedos su nuca, relajándola- Has sido la última en saberlo, pero nunca dejaste de pensar qué ocurrió mientras tú no estabas.

- ¿Qué estás diciendo...?

- No te engañes más. Quisiste saber por qué estaba casada con Sunny, quisiste saber por qué Jessica y yo éramos tan cercanas, quisiste saber quién se escondía tras el nombre de Miyoung... Y todo lo que descubriste te llevó a Nogul, al lugar donde creciste.

- Tú...

- ¿Quieres saber algo más antes de irte?

- ¿Qué...? -Tragó saliva, se esperaba lo peor.

- No quiero verte nunca más.

[Dos semanas después]

Dio dos besos a Hyoyeon y otros dos a Seohyun, esperando a que Hana hiciera lo mismo con la pareja que las despedía desde tierra. Subieron la larga plataforma de madera blanca que unía el crucero con el puerto y dejaron que sus maletas fueran recogidas por dos jóvenes que las esperaban a bordo, encabezando a una hilera de chicos que iban recogiendo las maletas al tiempo que los pasajeros subían en el enorme barco.
Se apoyaron a la gruesa barandilla del brillante color que iluminaba todo el lugar y se despidieron con la mano durante un buen rato, hasta oír el gran pitido que anunciaba la salida del crucero.
La rubia alzó ambos brazos y se despidió de ellas con una gran sonrisa, viendo que Seohyun escondía una de sus manos tras su espalda, agarrándole la camiseta en señal de preocupación.

- ¿Crees que estará bien...?

- No... La verdad es que cuanto más lejos de mi está, más me preocupa...

- ¡No! -Una conocida voz les hizo voltearse, viendo a una frustraba bajita de cabellos rubios que daba un golpe seco al suelo con su tacón- Decidme que no he llegado tarde...

- Lo siento Sunny... el barco se ha ido ya... -Seohyun habló con voz dulce, algo temerosa.

- Tenía una carta para Tae... Tiffany me dijo que se la diera... -Miró el sobre apenada, sintiéndose culpable por su fallo- Se enfadarán conmigo... las dos... ¡Mierda!

- Sunny, tranquila, llamaremos a Tae y le diremos que tiene una carta de su parte, ¿vale? ¿Tú quieres ayudarlas, no? -Hyoyeon abrazó a la bajita y sonrió, de alguna forma había conseguido que volviera a aparecer la misma Sunny que tantas cosas compartió con ella cuando salió con su hermana mayor- Mira, ahora mismo se lo comunicaré.

Call Me [TaeNy FanFic] (Editando y corrigiendo) (Hiatus)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora