CAPÍTULO 19
Su garganta estaba reseca, ardía y le dolía a horrores, pero eso no le impedía seguir gritando, llorando como una desconsolada mientras golpeaba todo lo que encontraba en esa habitación. Poco le importó saber que no era su casa, sino la casa de su mejor amiga, un lugar de refugio cuando sabía que Sunny la pegaría. Golpeó la pared con sus puños, rompiéndose la piel de los nudillos, haciendo que estos sangraran y se tiñeran de un leve color morado. Arañó cuanto encontró, rompiéndose las uñas. Lloraba y gritaba, insultando al aire, tirando las cosas por el suelo, rompiendo ciertos objetos, cortándose con algún pedazo afilado de jarrón o madera astillada. No podía más, quería llorar hasta morir, poco le importaba su vida en ese preciso momento y las drogas no le servían de mucha ayuda.
Se mordió el labio inferior, haciéndolo sangrar, mezclando las lágrimas de dolor físico con el dolor que sentía su corazón al recordar las palabras de Taeyeon. Había sido muy cruel con ella, demasiado cruel para poder decir que era la misma chica que la salvó, la curó y que se enamoró de ella. "Estoy muy sola, dinero no me falta, sé que puedo hacerte feliz... ¿Qué debo hacer para que me dejes verte ni que sea una vez?" Las frases que la castaña repetía una y otra vez aparecían en forma de tortura psicológica en la mente de Tiffany. Se estaba volviendo loca, o eso pensaba.
No recordaba haberse visto actuar de este modo en años anteriores, había en algo en ella que no iba bien, pero seguía amando esa mujer, quería decírselo tantas veces como hiciera falta, convencerla de que Hana no era buena para ella, que era la mujer más mala que existía. ¿A quién quiero engañar? No me escuchará, está ciega de amor por esa zorra... Tragó saliva y volvió a gritar, esta vez sintiendo como su voz se iba perdiendo dentro de su cabeza. Enredó ambas manos en su cabello y cayó de rodillas al suelo, clavándose algo en una de estas, algo afilado. No le importó, no sentía ningún otro dolor que no fuera el de su corazón que pedía solo un poco de amor y comprensión. Fui una imbécil, una completa idiota... Cerró los ojos y dejó que amargas lágrimas recorrieran sus mejillas, su nariz, sus labios,... hasta perderse entre los objetos rotos y tirados que había esparcidos por el suelo.
Una suave capa de plumas blancas revoloteaba alrededor de la pelirroja, haciendo un fuerte contraste con el color de su pelo. Las almohadas habían chocado con violencia contra la pared, provocando que estas se abrieran y soltaran todo el relleno.
Golpeó el suelo con sus puños, notando como algo volvía a atravesar su piel, un pedazo de jarrón de cerámica se había acomodado dentro de su mano derecha. Se lo quitó como si fuera una simple hoja seca pegada a una chaqueta y se levantó cojeando, tirando las pocas cosas que aun quedaban en sus puestos. Libros, papeles, objetos de decoración, las sábanas, los pocas pertenencias que ella llevaba,... Todo terminó fuera de lugar. Un pequeño bote de tinta salió volando hasta chocar fuertemente contra la pared, rompiendo el envase y salpicando la piel y el pijama de la chica con espesas gotas de color negro. Tiffany dio dos fuertes palmadas en la pared, apoyándose a esta con sus manos antes de resbalar otra vez al suelo, llevándose la tinta en dos notorios caminos de color negro que terminaron en unas finas líneas producidas por las puntas de sus dedos.
No recordaba la última vez que había llegado a llorar tanto, incluso con Sunny se había contenido a pesar de suplicarle por su vida. Pero ahora no, ahora estaba siendo ella misma, esa pequeña niña que perdió a su padre y desgarró su garganta a base de gritos y amargos llantos al saber que el miedo se estaba apoderando de su cuerpo.
Apretó las manos en puño y terminó por golpear el armario con su mano derecha, notando como algo se rompía con un seco y fuerte sonido.
Sus lágrimas caían como cascadas, no por el dolor de haberse roto una mano, ni por haberse clavado objetos puntiagudos como cristales dentro de su piel; el dolor que sentía no podía describirlo. Su voz quedó escondida en un círculo de ardor en su cuello. Sentía que respirar le dolía, incluso por la nariz. Sus ojos estaban rojos e hinchados, cansados de tanta hidratación salada. Sabía que si los cerraba se quedaría dormida al instante, pero sintió la necesidad de hacerlo, escondida dentro del armario, temblando y sollozando, ocultándose de las voces que oía acercarse cada vez más.
- ¡¿Pero qué....?! -Jehwa dio un salto hacia atrás al ver el lamentable estado de la habitación- ¡¿Quién...?!
- Tiffany... -Fue lo último que escuchó la nombrada. El cansancio de tanto gritar y lo mal que se encontraba solo hicieron que se durmiera en menos de un minuto. No quería dar explicaciones de ningún tipo, solo quería descansar.
La rubia abrió el armario, encontrándose a la menor con la cabeza recostada sobre la pared interna del mueble y sus brazos abrazando sus rodillas. Nunca perderás esa costumbre de esconderte en el armario, ¿verdad? Sonrió, pidiendo a Jehwa que la ayudara a llevarla en otra cama.
La doctora no entendía nada, pero parecía que Jessica sabía tratar con su amiga en esos casos. La mayor acarició sus mejillas, pidiendo a la castaña que fuera a buscar desinfectante y algo con que poder extraer los trozos clavados de sus rodillas. En ambas brillaban pequeños puntos que daban a entender que los vidrios de la ventana se habían clavado en ellas. Su mano derecha sangraba con desespero, mezclándose la tinta negra con la espesa y roja sangre.
La curó como pudo, contándole la historia que la doctora necesitaba saber.
- Mira Patricia, ya sabes que Tiffany y yo escapamos del orfanato y del mundo de las drogas que nos mantenía con vida en Estados Unidos -La rubia aceptó la taza de café que la castaña le dio y se sentaron ambas en el sofá del salón- Pero a diferencia de mi, ella ha tenido mucha más mala suerte -Dio un sorbo tranquilo y clavó sus ojos en la bebida- Ambas terminamos en el mismo empleo pero ella encontró a alguien que la ató a su vida, maltratándola.
- ¿Pero no me dijiste que su mujer ya no la pegaba?
- Eso dijo, pero a mí no puede engañarme. La conozco demasiado bien como para no saber que, "gracias" a su empleo de prostituta, Sunny se aprovecha de ella. Hace unas semanas, me la encontré en el parque y te digo yo que el moretón que llevaba en su brazo no era una simple caída por las escaleras.
- ¿Y por qué se comporta así con ella?
- No lo sé, creo que Tiffany conoce el motivo de sus cambios de carácter pero por mucho que lo intente no quiere contármelo.
- ¿Y si me quedara yo con ella?
- ¿A qué te refieres?
- Mira, sé que ella está muy enamorada de vuestra amiga Taeyeon y quiero ayudarlas, a ambas. Por lo que me has contado, Tiffany merece toda la felicidad que le quitaron multiplicada por mil o más, y Hana acabará arruinando a Tae como hizo conmigo. Míralo como una venganza pasiva.
- ¿Y qué quieres hacer con Fany?
- Hablarle como dos buenas conocidas, ser paciente, escucharla,... Hacerle un poco de terapia.
- ¿Terapia es lo que le hiciste a Sunny para que saliera de su ataque?
- Si. Hubiera preferido hacersela a Taeyeon para así poder conectarlas aún más pero con lo que me contó Soonkyu de ella, creo que podré ayudarlas, si más no, ayudar a Tiffany a que dé el paso para no rendirse.
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Call Me [TaeNy FanFic] (Editando y corrigiendo) (Hiatus)
FanfictionTítulo: Call Me Parejas: TaeNy, SooSun, YoonYul, HyoSeo, Otras Tipo: Yuri Género: AU | Drama | Angst | Romance Advertencias: Lemon, violencia, lenguaje grosero/fuerte, incesto, muerte de personajes. Notas: Si eres un lector sensible, abste...