Capítulo 32

696 53 8
                                    

{Narrador Omnisciente}

Charlie se encontraba hablando con la chica que se encargaría de abrir sus conciertos; Hailey Knox. Él no podía negarlo, de cierta forma le atraía, una rubia de ojos azules, linda y divertida.

¿El problema? Hailey tan solo tenia 18 años; era ilegal. Y este seguía enamorado de su ex novia.

Por mas que lo intentaba no podía, todos los fines de semana que tenia tiempo salía a clubs nocturnos y se acostaba con cualquier prostituta barata, estaba descontrolado.
Tampoco podía salir adelante, cada día  que pasaba se hundía cada vez mas.

Era un milagro que aún no cayera en las drogas.

¿Como es que una ruptura podía afectarte tan fuerte? 

Día con día tratando de mantenerse cuerdo.

Lo único que necesitaba era verla una vez mas, el cumpleaños de ella estaba próximo y él no iba a desaprovechar la oportunidad de acercarse, al menos con el pretexto de que era su cumpleaños  y llevarle un obsequio.

La extrañaba y decir eso era poco, no había nada que pudiera hacer para olvidarla.

•••

Habían pasado dos semanas, todos los días la misma rutina para Eleanor.

— Vamos Eleanor di que si... —insistió su acompañante.

— Necesito tiempo —respondió molesta.

— Ya van dos semanas —siguió rogándole Nathan.

— ¡Exacto dos semanas! Necesito mas.

— Eso es mucho tiempo.

— Espere tres malditos años, un mes para ti no sera nada.

Si eso no era desesperación yo no sabia que era.

— Estoy perdiendo mi orgullo por ti —dijo tratando de sonar lo mas exagerado posible.

— ¿Si te digo que si ya te callas?

Le divertía ver como este le rogaba, ella había esperado tres años sin embargo Nathan no esperaría mas de un mes, exagerado y urgido aparte de todo.

— ¿Es por Charlie, no? Bueno claro que si — solía meter a Charlie en la mayoría de las conversaciones, Eleanor solo negaba con la cabeza y le decía lo mismo de siempre "Él y yo no vamos a volver".

— ¿Que te digo? Él y yo no vamos a volver, ahora cállate y espera tu turno — la estaba sacando de sus casillas.

— Mañana es tu cumpleaños, El quiero darte el mejor regalo de cumpleaños —con tan solo mirarla ella supo a lo que se refería y sus sucias insinuaciones, era un asco.

— No me voy a acostar contigo, Nathan. ¡Por dios y ya cállate por lo que mas quieras!

— Di que si por favor.

Dijo que si por el simple hecho de que si no lo hacia sus días seguirían siendo un infierno ¿No podía ser tan malo salir con él o si?

Pero en el fondo ella sabia que estaba mal.

•••

Su cumpleaños había llegado, no tenia ánimos de festejar, su familia y amigos habían organizado una pequeña fiesta y todo marchaba bien hasta el momento.

— Te traje esto —Nathan le dio un beso en la mejilla y a continuación le dio una cajita.

— Gracias —sonrió ella.

— Pero anda, ábrelo.

— Bueno.

En la pequeña cajita había un collar con la inicial de Nathan.

Su sonrisa se desvaneció y tuvo que fingir una.

— Gracias... es lindo —mintió.

— Sabia que iba a encantarte —dio pequeños saltitos emocionado— Ahora déjame ponértelo.

Luego de esto continuaron con la fiesta, después de un rato tocaron la puerta Eleanor fue a abrir; había una chica con el cabello castaño, parecía familiar.

— Esto es para ti —la chica le extendió una caja ni muy grande ni muy chica y encima un ramo de rosas.

— ¿Quien eres? —pregunto confundida.

— Yara... pero eso no importa, el cobarde de tu ex novio no parece ser lo suficiente hombre como para venir y darte esto personalmente. Bueno yo ya me voy, dice que leas esa carta cuando estés sola, adiós.

Y se fue sin decir algo mas.

— ¿Quien te mando esto? —pregunto Nathan.

— Nadie —subió las escaleras y entro a su habitación cerrándole la puerta en la cara a Nathan.

Dejo el ramo de rosas en su escritorio, rompió la envoltura de la caja y luego de esto la abrió cuidadosamente, en ella había de todo: fotos, chocolates, dulces, etc. La caja estaba llena de eso y de algunas otras cosas, tomo la carta entre sus manos y se dispuso a leerla.

Estaba lista para llorar.

Don't Let Me GoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora