Capítulo 14

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Había pasado una semana, él y yo no habíamos hablado, ni siquiera por mensaje tampoco nos habíamos visto.
En el transcurso de los días había comenzado a pensar que se arrepintió de haber hecho tal cosa y no lo culpo.

Esto me hacia desconcentrarme, estaba leyendo y tenia que releer las páginas una y otra vez.
Era sábado lo que significaba que Mamá no trabajaba y estábamos juntos los tres.

Sonó el timbre pero no baje por qué Mamá esta abajo.

— ¡Eleanor! Te buscan —gritó mi mamá.

Perezosamente baje las escaleras.

— ¿Ahora quien es? —pregunte fastidiada y puse los ojos en blanco.

Ya era una costumbre.

—Hola.

Levante la vista y estaba Charlie situado en la puerta.

— Lo siento, no sabía que eras tu. Hola, adelante.

— Bueno es que no hemos hablado en una semana y quería saber si estabas bien.

— Lo estoy —sonreí— ¿Y que hay de ti?

— Bien, he estado en el estudio esta semana y bueno acabe la canción, me sirvió mucho tu ayuda.

No sabia como tomar eso.

— Me alegro.

— También venia para ver si querías ya sabes. Bueno una mini fiesta en alberca tu y yo. No hay nadie en casa —esto último lo dijo casi en un susurro.

— Suena tentador.

— Podría serlo.

¿Estábamos hablando en doble sentido?

— Solo tengo que pedir permiso, no puedo salirme nada mas así, tu entiendes.

— Claro.

— Ahora vuelvo.

Me dirigí a la cocina donde estaba mi Madre.

— Mamá ¿Podría ir a la casa de Charlie?

— Por supuesto. Oye ¿En que ayudaste para que el pudiera acabar su canción?

Nunca en mi vida habia sido tan fácil conseguir un permiso, estaba escuchando nuestra conversación.

— ¡Deja de escuchar nuestra conversación! ¿No vas a preguntarme a que?

— Para nada hija, tienes veinte años ya no pidas permiso solo avísame ¿Si? No tardes mucho nada de embarazos, Eleanor.

— ¡Mamá!

— Solo bromeó ahora anda, ya vete.

Volví hacia la sala donde estaba Charlie.

— Ven —señale para que me siguiera y subimos las escaleras a mi habitación.

— Que lindo todo, muy adulta — rió divertido cuándo entramos a mi habitación.

— Cállate.

Mi habitación era color azul agua, mi cama tenía cobertor lila, dos estanterías de libros, una cajita con discos y mi escritorio donde había un peluche de Bob Esponja.

Abrí mi closet y saque todo lo que me llevaría, olvidando por completo que en la puerta de este había muchas fotos de él.

— Y ahí estoy yo ¿Que hago en un closet?

— No hagas preguntas.

Termine de acomodar mis cosas y nos fuimos. Conducio hasta su casa veníamos cantando algunas canciones que pasaban en el radio.

— We don't talk anymore like we used to do.

— We don't love anymore...

— What was all it for?

Después de unos treinta minutos llegamos. 

— Puedes cambiarte en mi habitación.

Asentí y subí, me puse el traje de baño y un short. Cuando baje al jardín el estaba parado de espaldas con un short negro y sin camisa. Inevitablemente mordí mi labio inferior.

— Toma —me extendió una cerveza.

— ¿Coronita? —pregunte— Esta es buena.

— De México.

Se tiró a la alberca y me miro esperando a que yo hiciera lo mismo.
Me quite el short y lo deje en una silla y me tiré al agua, estaba tibia lo cual hizo que comenzará a temblar, no aguantaba las temperaturas frías ni medias.
Me pegué a un rincón de ahí mirando todas las tonterías que el estaba haciendo. Se acerco a mi.

— ¿Quieres que suba la temperatura? —se refería al agua pero lo dijo con cierto tono de doble sentido.

— Por favor.

— ¿Sabías que cada que uso la alberca con agua caliente la cuenta de esta es muy alta?

— No te vayas a quedar pobre —dije burlona.

El rió, pero ignoro mi comentario.

— He estado pensando en lo que paso hace una semana —se acerco mas a mi— y sabes, no sé.
Me gustas, Eleanor. Y sé que yo a ti por que si no jamás me habrías permitido que te besará.

Lo mire incrédula, a este punto el estaba lo suficientemente cerca de mi. Y aquí íbamos otra vez tenía que dejar de hacer eso o me iba a terminar dando algo.

Estaba pegada en la pared de la alberca, el estaba pegado a mi, no había espacio entre los dos, mis pechos pegados a su pecho, era incómodo estar así pero al mismo tiempo se sentía muy bien.
Rodee mis piernas en su cintura, él tomo mi cintura y comenzó a bajar sus manos, acariciando mis piernas. Dejamos de besarnos.

— Podría arrancarte la poca ropa que traes ahora mismo —dijo con dificultad.

Era la primera vez que me sentía así, un pequeño cosquilleo recorría mi cuerpo.
Nos miramos unos segundos y volvimos a besarnos.

Sus manos subían lentamente, su tacto me causaba escalofríos, llego a la parte donde se sujeta el sostén, listo para quitarlo.

Antes que eso pudiera pasar lo aleje de mi y salí de la alberca.
Me miro confundido y pude ver cierto enojo en su mirada.

Don't Let Me GoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora