Era viernes, lo que significaba que me quedaría en su casa. Apenas llevábamos un mes saliendo, si.
— ¿Por que son tan malos conmigo? —pregunte, estabamos acostados en el sofá de su sala.
— Así es mi vida, siempre sera así no quiero que ellos te traten mal por mi culpa. A veces no puedo salir con una amiga por qué piensan que estoy saliendo con ella y es algo complicado.
Últimamente estaba recibiendo demasiados comentarios de odio en mis redes sociales, no es que realmente me importara es que era complicado todo esto los rumores de que estábamos saliendo y eran cada vez mas fuertes y no éramos precisamente discretos en cuanto a nuestra relación. Esto se había convertido en una rutina diaria.
— Lo es.
— No quiero que nada de esto cambie entre nosotros ¿Si?
— Personas como tu no deberian estar con alguien como yo.
— A las chicas como tu le gustan chicos como yo y a los chicos como yo le gustan chicas como tú.
— Esa es una canción de Big Time Rush, idiota.
— Es buena.
— Lo es pero, tu deberías estar con una rubia plástica de ojos azules, alta y vanidosa —ambos reímos.
— Pero si eres necia —protesto— no me interesa nadie mas que tu. Y no me gustan las rubias, eh, me gustan las chicas de ojos marrones, cabello castaño como tú.
— Esto me hace pensar en alguien de quién solías estar enamorado.
— Tu lo has dicho, solía estar.
— Solo estoy bromeando
Le di un pequeño beso en los labios, pero cuando iba acomodarme a como estaba él no lo permitió y siguió besándome. A tal punto que él quedo sobre mi, metió su mano por la parte trasera de mi blusa, acariciado mi espalda. Subió un poco más y desabrochó mi sostén.
— Así esta mejor —sonrío.
Aún con la blusa me quito el sostén con dificultad y en el camino no dudo en tocar y jugar con mis pechos.
A cierto punto ya no me importaba a lo que llegaríamos.
— ¿De verdad quieres? —se detuvo.
— Let's Marvin Gaye and get it on.
Sonrío y se quito la camisa, volvió a besarme, esto se iba saliendo de control cada vez mas. Me indico que levantara los brazos para finalmente quitarme la blusa y eso hice.
Azotaron la puerta. Mierda. Charlie se levanto de golpe.
— ¿Interrumpo algo? —dijo Mikaela partida de risa.
— Mucho —replico Charlie.
Agradecí que hubiera llegado en ese momento y no después si no me habría muerto de la vergüenza, más de lo que ya estaba.
— Mamá tiene razón, debo avisar antes de venir una no sabe la sorpresa que se puede llevar.
— Muy graciosa.
— No vengo a quedarme, Charlie vengo por algunas cosas ya después continúan con lo suyo, después... Y que mal educada soy, hola, Eleanor.
— Hola Mika.
Mikaela desapareció entre la oscuridad de los pasillos.
— Ya van dos veces —gruño.
— Que vergüenza —fue lo único que pude decir.
Hubo un silencio incómodo.
— Ya me voy, mejor dejaré las llaves aquí, no quiero que esto se repita
— No, llévatelas las necesitas.
— Como sea, nos vemos luego. Adiós.
—Adiós —dijimos Charlie y yo al unísono.
Cuando se fue tomé mi sostén y me dirigí al baño para ponérmelo.
— ¿Quieres que te ayude con eso? —grito.
— No gracias.
Después seguimos viendo televisión hasta que fueron las doce am.
— Deberíamos ir a dormir —se levanto del sofá y extendió su mano para ayudarme a levantarme.
Nos dirigimos a su habitación.
— Voy a ponerme la pijama — dije quizás con la esperanza de que saliera de la habitación por que me daba un poco de vergüenza, pero igual se quedo sentado en la esquina de la cama.
— Bien.
— Pero...
— Quieres que te ayude? —una sonrisa se formo en sus labios.
— Yo...
Saco de un cajón una pijama que había dejado el viernes pasado. Se acerco a mi lentamente como si tuviera miedo de hacerme daño. Una vez más me indico que levantara los brazos y me quito la blusa después de esto me puso la blusa de la pijama.
Al igual que yo el estaba nervioso. Llego la parte de quitarme los jeans, sus manos estaban temblando y con dificultad logro desabrocharlos, los bajo lentamente y después de esto me puso el short de la pijama.— Me pondré la mía — seguía enfrente de mi, se quito la camisa y después los pantalones, sus bóxers era blancos y podía verlo — Listo — lo mire confundida — No te creas — saco un pants de un cajón y se lo puso — Ahora si.
— Me gustaba mas tu otra pijama.
— Eso me dicen todas.
— ¡Charlie! —grite molesta.
— Solo bromeo, amor. Anda ven, vamos a dormir.
Me acosté a un lado suyo.
— Buenas noches, descansa —me dio un beso en la frente.
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Don't Let Me Go
FanficEleanor Brenns es una universitaria de 20 años, que además es fangirl. Charlie Puth es un famoso cantante de 24 años, que ama interactuar con sus fans. Todo comienza con un mensaje ¿podrán estos dos ser lo suficientemente fuertes para superar sus...