12. RECUERDOS

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Roxana

Hace ya un tiempo que no sentía lo que estaba sintiendo.

Después de haber terminado con mi primer novio ósea Andrés, de la manera mas horrible mi autoestima estaba muy baja y llegue a pensar que nunca me volvería a enamorar.

El día en que encontré a Andrés con Ágata revolcándose, fue el día que conocí a Enrique.

En ese entonces estaba en una discoteca de mala muerte donde había drogas, alcohol, gay, lesbianas, mujeres y hombres teniendo sexo por todas partes en pocas palabras de todo.

Yo había empezado a tomar pero luego me empecé a sentir muy asfixiada así que me fui caminado por la calle totalmente sola y con una lata de cerveza en mi mano. Escuche la bocina de un auto y hay estaba Enrique.

Con un traje elegante y una mirada fija en mi. 

– ¿cuantos años tienes? – me pregunto levantando una ceja. En ese momento yo estaba realmente muy mal así que le respondí duramente. 

– ¡a ti que te importa vete a la mierda – él no me dijo nada, se bajo del auto, me quito la cerveza y me regaño dándome el sermón del siglo después me pregunto en donde vivía y quienes eran mis padres.

Él se sorprendió mucho cuando le respondí ya que tenia 16 años y era de apellido Ferrer.

Me llevo a casa y luego se fue. Mi primera impresión de él fue que era el típico príncipe de cuento el cual es guapo, alto, amable, santurrón y rico.

Luego fue pasando el tiempo y yo iba superando poco a poco lo de Andrés.

La señora Mariana me había dicho que le llevara el almuerzo a Lucia ya que ella haría horas extras. En ese tiempo mi hermana y yo teníamos una muy buena relación, yo la quería mucho y me hacia bien estar con ella.

Cuando llegue a la empresa en la que trabajaba Lucia me encontré con él en el ascensor, tenia un maletín negro y su típico traje elegante. Cuando él me miro yo voltee mi cara de mala gana y el muy idiota soltó una carcajada.

Me dio mucho coraje y lo insulte. 

– ¡de que te ríes idiota pareces retardado mental, ¿serás tonto?! – él no me contesto solo me miro. No mentiría el me ponía nerviosa. Cuando el ascensor se detuvo el y yo bajamos en el mismo piso.

Pensé que él me estaba siguiendo o que era un acosador así que camine mas rápido cuando me detuve a encararlo un asistente lo saludo. 

– buenos días jefe – al escucharlo mi corazón casi se detiene, Lucia me había dicho que su jefe era muy guapo pero nunca pensé que fuera tan joven.

– buenos días – le respondió el, todos los saludaron de igual manera y mi hermana se acercó a su jefe con la agenda del día.

Me sentí tan avergonzada ya que había sido tan grosera con el así que solo me limite a dejar el almuerzo a mi hermana e irme.

Y así fue por un tiempo cada vez que le llevaba el almuerzo a Lucia el me miraba desde su oficina y se reía de mí.

Hasta que me acerque para disculparme por mi comportamiento y el muy hijo de su madre me dijo que no era suficiente con una disculpa. 

Me propuso algo – que te parece si me ayudas en algo en vez de una disculpa – yo lo mire con desconfianza. 

– ¿y en que te ayudaría? – le pregunte. 

–   ha, ha, ha, no te preocupes solo ayúdame a escoger algo de ropa que me veo muy aburrido – me dijo en ese entonces.

Yo había aceptado y todo los días después de la escuela me iba a la empresa para ir de compras con Enrique al principio me pareció algo ridículo pero después se volvió divertido y poco a poco yo empezaba a quererlo, extrañarlo y pensar en él.

JUEGO SÚCUBODonde viven las historias. Descúbrelo ahora