20. HAY QUE JUGAR

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Roxana

Después de decirle a los oficiales como había pasado el accidente, la señora que se hace decir mi mamá estuvo haciendo un escándalo.

Porque estornude y ahora me obligo a taparme con un cubrelecho blanco súper esponjoso - señora Mariana porque no se va a su casa - le dije - ¿cómo? ¡Ahora ya no soy tu mamá, señorita! - me regaño - enfermera sera que le puede decir que se valla - lo dije como una diva - ok no quiero pelear contigo así que me voy - dijo la señora Mariana poniéndose de pie.

Por fin podría descansar desde que me desperté no he podido estar tranquila.

A los pocos minutos apareció Eric con la respiración acelerada - ¿pero que te pasa Eric? - le pregunte - Roxana solo esta ves ¿si? - me dijo acercándose a mi - c... como que solo esta ves que te pasa - le dije.

De repente Eric jalo el cubrelecho y separo mis piernas - ¡que haces! Eric no - dije exaltada. Trate de zafarme de el.

Pero no pude mover un solo cabello. Era como si estuviera poseído - Roxana - susurraba mi nombre mientras se acercaba a mis labios.

Su húmedo beso estaba tan caliente que me mareo, ni siquiera me había dado cuenta en que momento sus manos ya estaban tocando mis senos. Yo estaba atontada por él.

Sin notarlo mis manos viajaron a su cabeza y tire fuerte de su cabello. El soltó un leve gemido.

Nuestro beso se quebró por mi torpeza, pero él me miro con mas deseo. Con una de sus manos agarro mis muñecas y las puso sobre mi cabeza.

Yo no me resistí solo quería que me siguiera besando - e... Eric - lo llame como una perra en celo. No sé en qué me estaba convirtiendo, este chico me tenia totalmente hechizada.

- que bonita te ves - me dijo acercándose a mi abriendo su boca. Su lengua lentamente se movía dentro. Me estaba quedando sin respiración pero aun así no quería soltar sus labios.

Eric estaba tan cerca de mi que podía sentir su excitación. Mis piernas envolvieron su cintura inconscientemente y el no dudo en subir mi bata para poder ver toda mi intimidad.

Mire su rostro y note que estaba un poco extraño, estaba rojo, su respiración mas acelerada y sus ojos totalmente idos.

Sentí miedo - Eric no mas - le dije intentando levantarme.

El me miro - Eric deja de jugar ya no mas, me estas asustando - le suplique pero él no me dijo nada, sólo me miraba.

De repente saco su miembro y lentamente lo inserto en mi. Un gemido salio de mis labios al sentirlo totalmente dentro.

Sus caderas empezaron a moverse con fuerza haciendo que la camilla sonara.

Mis ojos se humedecieron mientras mi boca se abría, ya ni sabia quien era yo. Eric me llevo a la locura.

Su rostro se acerco y otro beso emergió.

Gracias a sus labios húmedos mis gemidos se ahogaban. El soltó mis muñecas para poder sostener mi cintura y así enterrar su pene aun mas adentro.

No sé qué sentía pero me gustaba cuando su grueso pene besaba mi útero queriéndolo abrir mas. Sus embestidas aumentaban y nuestra respiración se mezclaba.

De pronto empecé a sentí ganas de orinar - Eric... Ah... me... Ah... Voy a orinar - le dije con el poco aliento que tenia.

Pero el muy perro degenerado no se detenía, al contrario me lo metía con mas fuerza.

- ERIC ME ORINO - le grite, yo ya no podía mas me orinaría si él seguía así.

- Roxana necesitamos hablar - de repente la puerta se estaba abriendo, era el tarado de Enrique.

JUEGO SÚCUBODonde viven las historias. Descúbrelo ahora