JUEGO SÚCUBO

45. LA CRUEL VERDAD

Eric 

Mi cabeza dolía un montón y mi cuerpo estaba pesado, intente moverme pero una punzada en mi cráneo me lo impidió.

Mire a mi alrededor mientras notaba que estaba en el auto, vi a esa chica de ojos claros tomar las manos de Patrick. No sé porque pero me resulta familiar, su manera de hablar, caminar y hasta la forma en que se expresa.

De nuevo intente ponerme de pie y esta vez lo conseguí.

- te aconsejo que sigas recostado de lo contrario Mayra seguirá insistiendo - me dijo Johnny sentado al volante.

- ¿sabes quién es ella? - pregunte.

- creo que tú debes conocerla, ya que te devolvieron los recuerdos de tu vida pasada - me respondió.

Sentí un escalofrió de pensar quien era ella.

De repente la puerta del carro se abrió abruptamente, dejándome ver a un pelirrojo enfrente de mí.

- Eric por favor dime donde esta Ariel - me rogó tomándome de los hombros.

- no... Lo sé - respondí alejando mi mirada.

- eso no funcionara - hablo la única mujer presente.

Ella me saco del coche, me observo para luego decirme - no sé si sepas esto pero te lo diré, si ella regresa tu y yo no tendremos libertad alguna, ella nos monopolizara sin posibilidad de escapar ¿me entiendes? -

Por supuesto que la entiendo, si Ariel regresara a mi vida de nuevo... si ella regresa de nuevo... yo... yo.

- ¡¡¡DEBES ESTAR BROMEANDO!!! - me grito tomándome de la cabeza.

- ¡¡¡DIME DONDE ESTA!!! -

- VASTA DETENTE - intervino Patrick.

- POR UNA SOLA VEZ EN TU VIDA, HAS ALGO POR LOS DEMÁS ¡¡¡DEJA DE SER TAN EGOÍSTA!!! - ella me seguía gritando con tanta desesperación, era como si me culpara de algo.

Sentía como echaba en mí una responsabilidad que ni yo mismo entendía.

- tu... eres - susurre.

Por uno segundos hubo un silencio sepulcral pero después escuche una gran carcajada.

- sí, dime quien soy yo - me manifestó posando su rostro a unos centímetros del mío.

No pude hablar porque ya sabía la respuesta. Era aterrador saber que ese demonio había nacido.

- ¡¡ha, ha, ha!! Tu realmente eres - hablo alejándose nuevamente de mí.

- sí, soy yo la evidencia de tu pecado - me susurro.

- soy el fruto de esa falta que cometiste hace tantos años, el demonio que crecía en las entrañas de la mujer que amabas - seguía atormentándome.

- basta... YA NO DIGAS MAS - intente detener sus palabras.

- no podrás tapar el sol con un dedo, como tampoco hallaras el perdón o la salvación - finalizo abriéndose paso para luego irse.

...

Ya había regresado a casa y me encontraba en mi habitación sentado en el piso, con mi espalda pagada a un lado de la cama.

Realmente no estaba haciendo nada solo tenía mi mente en blanco mientras miraba a un punto fijo.

¿Qué podía hacer? ¿Que debía hacer? y en ese preciso instante la imagen de Roxana se manifestó en mi mente.

Mayra había dicho que ella estaba muerta pero eso no era cierto mi caprichosa se encontraba en el hospital.

Así que sin más me levante del suelo y me dirige a la puerta, pase por la sala y vi a Maritza sentada en el comedor con la tabla del juego en sus manos.

- ¡¿qué estás haciendo?! - le reclame arrebatándole el tablero de las manos.

Ella me miro sin expresión alguna.

- ¿debería conseguirte una nueva compañera? - me pregunto.

- ¿que? - fueron las palabras que se escaparon de mi boca.

Ella suspiro como si se resignara a algo.

- ¡¡óyeme tu desde cuando!! - mis palabras se cortaron cuando un tono color dorado apareció en sus ojos.

Mi respiración se cortó por un segundo.

- está bien... yo solo... ¡quería pedirte disculpas! por todo lo que dije antes - me hablo girando su rostro.

- sé que no eres el culpable de nada y que todas las cosas malas que han ocurrido no han sido tu culpa pero es solo que estoy muy desesperada por encontrarla... que abecés se me olvida que tú también eres una víctima más... así que lo siento - al terminar de decirme esas palabras sus brazos se situaron alrededor de mi cintura.

Sus acciones eran tan lindas que no me importo quien fuera. Yo solo respondí a su abrazo. Sintiendo su pequeño cuerpo, era casi imposible de creer que alguien así causara tanto daño.

- chiquita, ahora me puedes decir ¿por qué quieres matar a tu madre? - pregunte.

Ella cerró los ojos y volvió a suspirar.

- creo que decírtelo va a ser menos doloroso que recordarlo todo el tiempo.

Creo que empezó desde que yo era una niña me di cuenta que mi cuerpo no era igual que el de las demás, tenía pensamientos extraños y a mamá no le importaba.

Empecé a llegar muy tarde a casa y me encantaba ir a las iglesias poco a poco fui capaz de controlarlo todo y cuando tenía diez años ya poseía a más de la mitad de los jóvenes en el pueblo.

No era porque yo quisiera, eran las órdenes de ella.

Nunca pregunte yo solo hacia cada cosa que ella me mandara pero un día cuando fuimos de visita a la casa del conde Jersey quede fascinada por un niño de ojos grises, de cabello llameante y de dulce sonrisa. Era el hijo menor del conde.

Desde ese entonces fui a verlo todos los día, el realmente me hacía feliz.

El tiempo pasó y la obsesión de Ariel se hizo cada vez peor. Anhelaba volverte a la vida a toda costa.

Yo ya no quería obedecer sus órdenes.

Lo que quería, era vivir una vida normal junto al chico que yo amaba.

Así que hui de casa y me fui con él.

Mi felicidad no duro mucho porque mamá me encontró y se lo llevo.

Me amenazó diciendo que si no obedecía lo mataría. Yo como una estúpida hice todo lo que me pidió.

Cuando estuve de vuelta, ella encontró la manera de regresarte a la vida haciendo un sello, pero para que tu volvieras a nacer se debía sacrificar la vida de un bebe.

Ella no dudo ni en un instante en asesinar al niño que crecía en mi vientre. La tormenta no termino solo hay mientras yo me recuperaba también sacrifico al hombre que amaba para poder enlazar tu vida.

Es por eso que la asesine y sin embargo fue en vano ella había conseguido sellar su alma en mi juego.

Es por eso que estoy tan desesperada en encontrarla antes de que posea el cuerpo de alguna joven.

Yo debo matarla para que no se repita la misma historia.

También necesito tu ayuda, si sientes su parecencia me lo dirás ¿cierto? -