35. MIS SENTIMIENTOS POR ELLA

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Roxana


 Habían tocado la campana ya hacia una hora y Eric con Aníbal no aparecían.

El maestro de historia le dijo a la profesora que Víctor, Johnny, Aníbal y Eric se habían volado de la escuela.

Además de anotarlos en la lista de castigos no hicieron nada más.

Me dio tanta rabia seguramente ellos habían convencido a Eric de hacer cosas malas y ahora se lo llevaron a hacer quien sabe qué.

Lo único bueno fue que Maritza, no estaba con él y yo me sentía más tranquila.

La maestra seguía hablando sobre las pinturas del museo también nos dijo que conformáramos grupos de tres y presentáramos un análisis de cada obra.

– ¿profe será que podemos hacer grupos de cuatro? – pregunte.

– no Ferrer, máximo grupos de tres y que quede claro no quiero parejas o individual – recalco la maestra.

– Y ahora que – se quejó Aleja.

– pues toco piedra, papel o tijeras. La que pierda le toca en otro grupo – propuso Rebe.

Todas asistimos y para matar perdí sacando tijeras.

– bueno Rosan te toco en otro grupo– dijeron las muy traidoras.

El día de hoy nada me salía bien, todo me molestaba y ni hablar de la cosa que esta parada al lado de la profesora. Por alguna razón soy la única que puede verla, me ha estado siguiendo desde que desperté.

Me senté al lado de la ventana y gire mi rostro hacia aquel lindo jardín que estaba afuera, me dio cierta tranquilidad y mi mente se puso en blanco.

De repente una imagen vino a mi mente era Maritza llorando mientras llamaba mi nombre. Mi respiración se cortó aunque ella me pedía ayuda yo no me movía solo gire mi cuerpo y camine hacia otra dirección. Mientras salía mi hermana gritaba una y otra vez.

Por qué no hice nada, por qué me llamaba con tanta desesperación. Respire profundo seguramente era mi imaginación, solo me sentía culpable por algún motivo.

Solo debía ignorarlo ya que lo último que me importaría seria Maritza.

– Roxana, Roxana, ¡¡¡ROXANA!!! –

– ¡¡¡YA DEJAME EN PAZ!!!–

– ¡¡¡Roxana déjala!!! – me grito la maestra.

Mire su rostro y al resto todos me miraban como si fuera una asesina, por qué lo hacían yo no he hecho nada solo quiero que me deje en paz.

Me dirige al frente y note que mis manos estaban al rededor del cuello de mi hermana.

Sus enormes ojos me miraban con tanto miedo, era la primera vez que ella me veía así. Como es que había llegado hasta donde ella si hace un instante estaba sentada.

Lagrimas empezaron a emerger.

La maestra me tomo del brazo y me llevo hacia la oficina de la psicóloga. Tome asiento y mi profesora empezó a hablar.

– Roxana, quiero que me digas que paso– me hablo aquella mujer que me trataba como un paciente con demencia.

– no se– me limite a decirle secando mis lágrimas.

Pasaron algunos minutos y yo seguían en silencio solo podía escucharla, como se reía de mí.

– pero mírate ha ha ha tratar de matar a tu propia hermana, pero que bruja eres ha ha ha si tan solo Eric te viera se desilusionaría totalmente de ti –

– Cállate – le dije.

– Roxana crees que portándote así, ¿solucionaras algo? – me regaño la psicóloga.

Me volví a quedar callada.

– Está bien, puedes salir después de llenar esto– me hablo dándome unas hojas.

En ellas estaban un montón de preguntas estúpidas pero aun así las respondí todas para poder salir.

Al terminar las chicas me estaban esperando.

– Rosan ¿estás bien?– pregunto Eli.

– ¡ah! si lo estoy –

– A ver dinos porque rayos ibas a ahorcar a tu hermana– hablo sin rodeos Aleja.

Suspire y solo les dije – quería darle un susto para que no se volviera a meter conmigo–

Ellas sonrieron y no me preguntaron mas solo seguimos hablando de sentimientos.

Al parecer a Rebeca le seguía gustando Aníbal a pesar de tener un novio tan lindo con el de ella, lo dejo por sentirse culpable.

Alejandra tenía una relación sexual con mi primo Víctor.

Y por último a Eliana le gustaba Johnny.

No sé porque no me importaban esas cosas, me parecían tan tontas solo tenía la imagen de Maritza en mi cabeza era como una daga atravesada en mi cuello.

...

Al llegar a casa mi queridísima madre me esperaba.

– COMO ES QUE QUERIAS AHORCAR A TU HERMANA– me grito dándome una bofetada tan fuerte que un hilo de sangre bajo por un lado de mis labios.

– ¡¡¡mamá cálmate!!!– intervino Lucia.

No dije nada solo me quede inmóvil era como si mi mundo se hubiera detenido. Mientras miraba aquel ángel que me torturaba.

Mis lágrimas no dejaban de salir, me sentía tan atrapada.

No escuchaba los gritos de mi mamá solo la veía mientes Lucia intentaba agarrarla.

No sé cuánto tiempo estuve así. Enrique y papá entraron.

Y puede entrar en sí, Lucia se me acerco he intento tocarme pero no la deje.

– no me toque aunque me estuviera muriendo no querría tu ayuda – le advertí.

– ROXANA VE A TU HABITACIÓN– ordeno el señor Javier.

– Como puede ser ella así, pensé que nunca más se comportaría de ese modo– dijo entre sollozos la señora Mariana.

Pero no me importo solo entre a mi habitación, me mire en el espejo.

Su mano estaba pintada en mi mejilla afortunadamente la sangre era de adentro al parecer me había cortado con mis dientes, ella me golpeo realmente fuerte que aún me dolía.

De repente mi puerta se abrió.

Y la cara de la última persona que quería ver entro a mi cuarto.

– ¡¿qué quiere?!– pregunte de mala gana.

– ni creas que me voy a disculpar contigo–

– no vine para que te disculparas, solo quiero saber porque intentaste ahogarme– me dijo.

Suspire y la ignore.

– ¡¡¡responde!!! NO ES SUFICIENTE QUE TENGAS A ERIC POR QUÉ ME SIGUES MOLESTANDO SI EL YA ES TUYO– me grito.

– qué bueno, que lo entiendes deja de rondarlo él me quiere a mí no a ti–

– Ya lo sé, todos los chicos te prefieren a ti– me hablo estando a punto de llorar.

– Entonces porque sigues aquí, lárgate que no quiero verte– no sé cómo salieron esas palabras de mi boca.


Yo no quiero herirla. Pero porque la odio tanto, este sentimiento hacia ella de donde viene.

–así que ya te diste cuenta de tus perversos sentimientos Roxana Ferre... una madre que odia a su hija – esa maldita cosa susurro.      



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