36. UN ESCAPE AMARGO

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Eric

Todo al principio me precio una locura pero veme aquí, recostado en la camioneta de Patrick lejos de casa.

Al mirar el rostro de Aníbal, ese raro sentimiento me invadía. Aunque él no lo admitiera sabía muy bien que algo andaba mal. Pero a esta edad que no está mal.

En mi caso son las chicas que nunca han faltado en mi vida desde que tengo uso de razón siempre ha estado algún ahí, aunque sea para acosarme.

Mientras que estaba perdido en mis pensamientos un gran grito se escuchó, el auto se detuvo y todos bajamos.

– ¿Qué sucede? – pregunto Patrick.

–algo le pasa a Andrés – respondió Víctor.

–¡¡¡DUELE, DUELE, DUELE!!! – gritaba Andrés.

– ¡mierda! Pásame las pastillas – mando Patrick.

Johnny obedeció y le entrego un frasco con pastillas de colores. El mellizo se reusaba a tomarlas.

Por algunos minutos tuvieron que sujetarlo con firmeza. Me quede anonadado, no solo por su fuerza si no por como su ropa estaba manchada de sangre.

Estoy seguro que el diseño de esas prendas no era así.

Cuando lograron hacer que se tomara las pastillas, sentí muchos escalofríos por sus ojos, durante algunos segundos nuestras miradas se conectaron y mientras el perdía lentamente la conciencia, creo que en su último momento de lucidez, me quiso decir algo.

...

Habían estado conduciendo hace algunas horas, pararon en una gasolinera y compraron cosas para comer.

–chicos, ¿alguno de ustedes tiene un celular? – pregunte.

–sí, para que lo quieres – dijo Johnny.

–pues porque creo que mi hermano estará preocupado de que no esté en casa – respondí.

– ¡ay! Tranquilo brother, ni se darán cuenta... llámalo después hazlo sufrir un poco ja, ja, ja – se burló Víctor.

Suspire y no quise darle importancia porque tal vez ni a mi hermano le importe después de todo solo tiene ojos para Roxana, el muy depravado.

Compraron más licor y seguimos en marcha.

Realmente no quería beber mucho porque odio perder el control de mi cuerpo. Así que solo me acurruque mientras me quedaba dormido.

...

–Eric despierta – escuche la voz de Aníbal.

– ¿qué sucede? – pregunte levantándome.

–Ya llegamos – me respondió.

Al abrir bien mis ojos y noté un hermoso amanecer sobre la playa.

Un wow se escapó de mis labios.

–a que es bello ¿no? – dijo el ya calmado Andrés.

En un pestañeo, los pendejos ya estaban saltando y corriendo alrededor. Hay veces que pienso si reamente tienen mi misma edad o si son mayores que yo, en ocasiones como estas lo dudo mucho.

Tome una cerveza y me recosté en la camioneta. Daba risa verlos actuar como niños, tal vez yo también deba actuar como uno ya que pronto no podré hacerlo.

Y sin pensarlo dos veces más termine haciendo mamadas igual que ellos.

Pasaron horas y el sol ya estaba matador todos nos terminamos sentando en una estúpida hilera sobre la tierra.

JUEGO SÚCUBODonde viven las historias. Descúbrelo ahora